Messi, el Brexit y el tenebroso futuro que se avecina

Un vuelo directo de Buenos Aires a Londres toma 13 horas. El enlace por vía aérea entre la capital británica y Ciudad de México supera las 10 horas. Lo mismo desde Bogotá. Demasiado lejos, quizás, para sentir el terremoto que ocurrió hace unos días en el Reino Unido: el voto a favor del Brexit.

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Con el Brexit terminaron casi 60 años de consenso por una mayor integración económica en Europa (La Nación)

Los principales diarios de América Latina comenzaron esta semana con grandes titulares dedicados a la Copa América. La pataleta de Messi en primera plana, además de las noticias locales. Unos pocos decidieron seguir la cobertura a la crisis política en la Unión Europea. ¿Por qué el resultado de un referendo del otro lado del Atlántico debería preocuparnos?

Otra mala noticia económica

Un repaso de los artículos publicado hasta el momento sobre el tema nos sumerge en las aguas gélidas de la macroeconomía. La incertidumbre de los mercados, las negociaciones de los acuerdos de libre comercio, el flujo de las inversiones extranjeras… Para la mayoría de la gente, esa jerga apenas se distingue del murmullo rutinario de malas noticias. Y poco dice sobre las consecuencias del Brexit en la vida cotidiana.

Solo en el caso de México el impacto de la consulta británica ha sido claro e inmediato. El gobierno anunció un recorte adicional al gasto público en torno a los 1.700 millones de dólares para hacer frente a la volatilidad de los mercados internacionales y continuar con la reducción del déficit fiscal.

Pero el Reino Unido, al margen de la Unión Europea, tiene un peso muy discreto en la balanza económica latinoamericana. En ningún país de la región el mercado británico representa más del tres por ciento de las exportaciones. En cuanto a la inversión extranjera directa, las compañías británicas mantienen una presencia importante en países como Perú y Colombia, en particular en el sector minero. Sin embargo, las empresas estadounidenses y españolas aún lideran los negocios foráneos en el continente.

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La inestabilidad europea amenaza las exportaciones de materias primas de América Latina (Reuters)

La salida de Londres de la Unión Europea complicará las negociaciones del acuerdo de libre comercio con el Mercosur. Esas pláticas se han extendido por más de 15 años. El canciller uruguayo, Rodolfo Nin Novoa, ha reconocido que los europeos tienen demasiados problemas y el pacto con sus socios suramericanos podría descender en la lista de prioridades. Además, las grietas en la integración de la UE alentarían también las divisiones en el seno del bloque conformado por Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay y Venezuela.

Por otra parte, las turbulencias en Europa probablemente afectarán a las exportaciones chinas, lo cual incrementará las dificultades económicas en el gigante asiático. Y “por carambola” el sector de las materias primas, tan importante aún en las economías latinoamericanas, recibirá un nuevo golpe.

Finalmente, al menos hasta que se aclaren los términos de la salida del Reino Unido de la UE, la incertidumbre planeará sobre los mercados bursátiles. Nada peor para la economía mundial que un montón de accionistas nerviosos y corredores de bolsa histéricos.

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Trump celebró el triunfo del “leave” en el referendo británico (Reuters)

El peligroso auge de los nacionalismos

El Brexit no es, desengañémonos, una noticia local que solo debe inquietar a los británicos o sus vecinos europeos. Porque el voto por abandonar la UE suma otra piedra al muro de nacionalismos de extrema derecha que se extiende por el Viejo Continente y más allá. La campaña por el “leave” atizó el miedo a la inmigración, ese virus que se ha infiltrado en Francia, Países Bajos, Austria, Italia, Hungría…

El auge de la xenofobia trasciende la actual crisis de los refugiados en Europa. Muchos ingleses que votaron por aislarse tras el Canal de la Mancha recelan de los ciudadanos de otros países de la UE, entre ellos miles de latinoamericanos con doble nacionalidad, establecidos en el Reino Unido gracias a sus pasaportes españoles y portugueses, por ejemplo.

El discurso de los partidarios del Brexit hace eco de cierta manera a la campaña de aislacionismo y hostilidad hacia los extranjeros, que llevó a Donald Trump a ganar las primarias del Partido Republicano. El “We want our country back” británico guarda cierta similitud con el “Make America great again” de Trump. ¿Y si el ascenso de los nacionalismos europeos animara a los electores estadounidenses a entregar las llaves de la Casa Blanca al candidato republicano?

Para una región emisora de emigrantes como América Latina, que recibe cerca de 70.000 millones de dólares anuales en remesas, el cierre de fronteras en Europa y Estados Unidos representa una amenaza directa. Millones de familias dependen de esos envíos. Los emigrantes también aportan experiencia profesional e inversiones en sus países de origen.

Pasada la Copa América, quizás deberíamos retornar nuestra mirada a Londres. El partido no marcha nada bien para América Latina y ninguna estrella futbolera alcanzará para poner el marcador de nuestro lado.