El boxeo cubano se faja de nuevo (tras seis décadas) con el profesionalismo

La Habana, 27 ago (EFE).- “¡Rápido, rápido, vamos!”, grita el entrenador a una decena de jóvenes fornidos que acelera en la pista al tiempo que otros comienzan a dar puñetazos al aire mientras mueven sus cuerpos como un metrónomo.

Este grupo de boxeadores forma parte de una generación que vive el mayor cambio en el pugilismo cubano en seis décadas: la vuelta al profesionalismo.

El equipo, bajo la mirada de Rolando Garbey, se entrena en la que es considerada como la meca de este deporte en la isla: la Escuela Nacional de Boxeo Holvein Quesada, a las afueras de La Habana.

El propio Garbey es también toda una institución en el deporte de los guantes. Cuenta en su haber con una medalla de plata olímpica en México 1968 y otra de bronce en Montreal 1976.

El boxeo ha sido una de las disciplinas deportivas que más alegrías ha dado a Cuba. De hecho, este 2022 se cumplen 50 años desde que, en los Juegos Olímpicos de Múnich 1972, el país lograse en este deporte sus primeras preseas de oro desde el triunfo de la revolución, en 1959.

Cuba ganó entonces tres oros con el peso gallo Orlando Martínez, el mediano Emilio Correa y el pesado Teófilo Stevenson. Desde entonces, el país acumula un total de 78 medallas, 41 de ellas doradas.

“Yo llegué aquí (a la escuela) en 1964. Aquí nací, esta es mi casa… y nada ha cambiado. El boxeo cubano es el mismo”, cuenta el histórico exdeportista matizando el significado de la vuelta al profesionalismo.

REGRESO AL PROFESIONALISMO

Ese “cambio” al que se refiere Garbey quedó marcado en los libros de historia el pasado mayo, cuando Cuba regresó oficialmente al profesionalismo.

La revolución cubana, con Fidel Castro (1926-2016) a la cabeza, prohibió el deporte profesional por considerarlo una “explotación” de corte capitalista.

El boxeo cubano comenzó a abrir la mano en 2014, cuando compitió por primera vez en el nivel semiprofesional.

El equipo nacional –conocido como Domadores de Cuba– ha ganado tres de las cinco ediciones de la Serie Mundial (WSB) en las que participó, la última en 2018.

La función con la que la isla se reinstauró en el circuito profesional se realizó en el estado mexicano de Aguascalientes y fue posible por un convenio con una promotora del país norteamericano.

El debut fue un éxito por todo lo alto. Los seis pugilistas que participaron –dos de ellos integran la decena que entrenaba en la escuela– consiguieron triunfos contundentes, cinco por nocaut.

Uno de los debutantes, Yoenlis Feliciano Hernández, de 25 años y de la categoría de los 75 kilogramos, se seca el sudor de su frente después de varios minutos corriendo.

“Fue una buena decisión, estamos experimentando otros reglamentos del boxeo. Al final, (el amateurismo) no significa que sea otro tipo de boxeo, solo tiene distintas reglas”, dice.

En el pugilismo amateur se pelea en tres asaltos de tres minutos cada uno, a diferencia del profesional, que se suele extender hasta los 12.

CRISIS DEL AMATEURISMO

Para el cronista cubano Jorge Ebro, experto en béisbol y boxeo, lo de Cuba es un “profesionalismo a medias”.

“La estructura sigue siendo la misma, es decir, del Gobierno. Los boxeadores no pueden elegir ni a sus oponentes ni a sus mánagers y entrenadores. Lo que sucede es que ya están viendo la tormenta que se viene en el boxeo amateur”, señala.

La tormenta a la que se refiere Ebro comenzó a relampaguear en los Juegos de Río 2016, cuando la Asociación Internacional de Boxeo (IAB) sancionó a 36 árbitros y jueces por irregularidades en sus decisiones.

En junio de este año, el Comité Olímpico Internacional (COI) decidió que las clasificatorias para París 2024 "no se llevarán a cabo bajo la autoridad" de la IAB y agregó que la inclusión del boxeo en Los Ángeles 2028 aún se encuentra en el aire.

Según el acuerdo con Golden Ring Promotions, los pugilistas cubanos se quedarán con el 80 % del dinero de la bolsa que se pacte en cada uno de sus combates.

Se trata de un enorme salto económico con respecto al modelo anterior, en el que contaban con un suelo base y bonificaciones que se lograban a partir de resultados en competencias.

“Nos ayuda mucho económicamente, algo que estábamos esperando desde hace mucho tiempo. Esto garantiza mi futuro y el de mi familia”, comenta el boxeador Osvel David Caballero García, de 27 años y que pelea en la categoría de 57 kilogramos.

Ciertamente la paga es mejor pero, de acuerdo con Ebro, es “extremadamente menor” que las que se lograrían en las mejores peleas del mundo, que suelen tener sede en EE.UU.

“No van a ganar más de 2.000 dólares (repartida entre los dos pugilistas) si siguen en México o en Argentina. No habrá plata de verdad si no es en lugares como Nueva York o Las Vegas”, advierte.

Para algunos boxeadores, como para otros deportistas de élite cubanos, la posibilidad de una mayor bolsa es un aliciente de peso para emigrar hacia otros países.

DESERCIONES EN EL BOXEO

El boxeo en la isla perdió en julio a uno de sus mayores exponentes, el campeón olímpico y mundial Andy Cruz, quien fue expulsado del deporte cubano.

Cruz fue sorprendido un mes antes en un intento fallido por salir ilegalmente de la isla.

En un comunicado, la Comisión de Boxeo censuró la actitud del deportista y aseguró que la decisión se justifica por sus "reiteradas indisciplinas".

La semana pasada, el cubano Billy Rodríguez desertó tras ganar su primera pelea como profesional en la ciudad mexicana de La Paz.

Domadores de Cuba condenó en un comunicado la “actitud” de Rodríguez, en su opinión “ajena al compromiso contraído”.

“Son muchachos que ellos solos se engañan y la gente de allá afuera y sus amigos les ensucian el cerebro”, censura el boxeador Fernando Alejandro Arzola López, de 19 años.

Juan Carlos Espinosa

(c) Agencia EFE