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Bonfim, de los insultos por su forma de correr a ser candidato en Tokio

Brasilia, 13 ago (EFE).- Caio Bonfim, de 29 años, es el principal nombre de la marcha atlética brasileña para los Juegos Olímpicos de Tokio de 2021. En su haber, un cuarto lugar en los JJOO de Río de Janeiro en 2016 y el tercer lugar en el Mundial de la modalidad en Doha en 2019.

En entrevista con Efe desde su Sobradinho natal, una localidad próxima a la capital Brasilia, cuenta que en sus inicios fue discriminado cuando la gente le veía entrenar. Recibía insultos y bromas de mal gusto, en alusión a la manera que los marchistas corren, balanceando las caderas.

Sin embargo, cuando los resultados comenzaron a brotar pasó a ser incentivado.

Para Bonfim, no ha sido un problema el aplazamiento de los Juegos de Tokio -previstos para este mes de agosto-, pues consideró que ahora tiene un tiempo extra de preparación.

Especialista en la distancia de 20 kilómetros, espera que la tercera participación en unos JJOO sea la vencida y logre una medalla en Japón.

Sobre su experiencia y los entrenamientos a raíz de la pandemia de la COVID-19 afirmó: "En el inicio fue todo muy difícil, porque había que entrenar en las máquinas. Corres 15 minutos y parece que pasó una hora".

El marchista entonces dio preferencia a mejorar la técnica, hasta que pudo regresar al aire libre.

Contó que en Brasil -actualmente el segundo país del mundo más golpeado por la pandemia- vivieron un momento inverso al de los atletas en Europa, que se confinaron antes, en marzo.

"En Sudamérica está aún muy difícil en algunos lugares. Tengo amigos colombianos que tuvieron que ir a otras ciudades, hacia el interior, porque los parques están cerrados".

A un año de Tokio, Bonfim no se atrevió a dar un pronóstico de medalla, porque sabe que en unas Olimpiadas la exigencia es mucho mayor.

"Lo que puedo prometer es mucho entrenamiento, mucha dedicación. Conozco el camino, porque ya estuve en dos Olimpiadas (2012 y 2016), y quiero subir al podio. Pero tenemos a dos japoneses entre los mejores del mundo y estarán compitiendo en casa".

Sobre el prejuicio de muchos por su forma de correr, al ser marchista, contó: "Siempre había una bromita, cuando entrenaba siempre alguien me gritaba algo en la calle. Mi madre también sufrió, por ser también marchista. Era incluso peor por ser mujer. No sabía dónde me estaba metiendo. Fueron días tristes, pero aprendí a convivir con ello. No escuchaba y seguía a lo mío, que era entrenar"

Bonfim relató la paradoja de que "al mismo tipo que te insulta, tú lo estás representando fuera del país en las competiciones".

Pero, a medida que lograba buenos resultados, la gente comenzaba a sentir "orgullo" de mi labor, resaltó.

"Las personas van entendiendo, acercándose a ti, teniendo empatía. Después de las Olimpiadas, no me acuerdo de recibir más insultos. Siempre que cuento eso, bromeo diciendo que el tono de la bocina del coche cambió. Antes siempre me intentaban molestar con la bocina para asustarme", rememoró.

Sin embargo -destacó-, ahora escucho el "vamos campeón".

El marchista causó polpemica en el Mundial de Doha -en el que acabó tercero- por haber criticado el arbitraje, que consideró tendencioso.

En vistas a Tokio, el atleta comentó que trabaja más la parte técnica para que no se vuelva a repetir.

"Sabemos que ellos tiene una interpretación subjetiva, con algunos conceptos pre-definidos del estilo".

"No tuve problema en Londres y creo en la seriedad de los Juegos Olímpicos. Hay que trabajar para alcanzar una marcha muy bonita", sostuvo Bonfim, quien indicó que adaptó un estilo "más europeo" que sudamericano para no tener problemas.

Entre los adversarios, cita a dos o tres japoneses, entre ellos Toshikazu Tamanishi, y a "un sueco muy bueno", Perseus Karlström.

También apuntó al colombiano Eider Arévalo, campeón mundial en 20 kilómetros en los campeonatos de Londres de 2017.

(c) Agencia EFE