El dudoso futuro de la privatización resquebraja al equipo de Bolsonaro

Brasilia, 12 ago (EFE).- La disyuntiva entre avanzar en la agenda privatizadora o mantener el fuerte peso del Estado en la economía cuando pase la pandemia de COVID-19 resquebraja al equipo económico del presidente Jair Bolsonaro y siembra dudas sobre el futuro.

El propio mandatario se vio en la necesidad de dar explicaciones este miércoles tras la renuncia de dos importantes secretarios del Ministerio de Economía, cuyo titular, el liberal Paulo Guedes, llegó a encuadrar esas bajas en lo que calificó de "desbandada" en su equipo.

Bolsonaro reafirmó que la agenda de privatizaciones del Gobierno se mantiene en pie, pese a que ha sido ralentizada por los efectos económicos de la pandemia, que ya deja más de 103.000 muertos y 3,2 millones de casos en el país, y también por las trabas burocráticas que impone la legislación a la hora de vender una estatal.

El mandatario subrayó que, por una decisión adoptada por la Corte Suprema en 2019, la negociación de una empresa del Estado debe tener el aval previo del Congreso.

"Privatizar está lejos de ser, simplemente, tomar una estatal y ponerla en la estantería para que aquel que pague más se la 'lleve a casa'", indicó Bolsonaro a modo de queja, pero sin mencionar que en el Parlamento existen influyentes grupos de partidos que, aún cuando se ubican en el arco de derechas, se oponen a las privatizaciones.

Unos grupos, aunados en el llamado "centrón", a los que Bolsonaro se ha acercado para intentar construir la base parlamentaria de la que aún carece, pero que históricamente han controlado las empresas públicas y manejado sus presupuestos con intereses políticos.

LA "DESBANDADA" DE LOS "CHICAGO BOYS"

En las últimas semanas, el equipo de Guedes, un fiel discípulo de la Escuela de Chicago y que situó en cargos claves de la economía a radicales seguidores de esa línea ultraliberal, ha sufrido lo que el propio ministro calificó este martes de "desbandada".

Primero dejaron el Gobierno el secretario del Tesoro, Mansueto Almeida, y el presidente del estatal Banco do Brasil, Rubem Novaes; y este martes renunciaron los secretarios de Privatizaciones, Salim Mattar, y Desburocratización, Paulo Uebel.

La meta de ese equipo económico para este año era privatizar al menos 300 de las 624 empresas controladas por el Estado brasileño.

Sin embargo, incluidas las realizadas desde enero de 2019, cuando Bolsonaro llegó al poder, las privatizaciones suman 84, todas de muy pequeñas empresas. Por la pandemia de coronavirus, las previstas para este año están de momento suspendidas.

Entre las razones para explicar su renuncia a la secretaría de Privatizaciones, Salin Mattar incluyó que "tanto el trabajo como los resultados obtenidos han sido negativos", lo cual dio a entender que ocurrió, en parte, por la falta de "voluntad política" del Congreso.

Citó, a modo de ejemplo, el veto parlamentario a la venta de la Casa de Moneda y agregó, en tono más ideológico, que "los 40 años de socialdemocracia que antecedieron al Gobierno (liberal) de Bolsonaro dificultaron todo y dejaron una maraña burocrática" que impide darle el ritmo "apropiado" a una agenda privatizadora.

BOLSONARO Y SU POSIBLE REELECCIÓN

Si bien el gobernante ha reafirmado su agenda económica liberal, en las últimas semanas parece más volcado a cimentar las bases para su posible reelección en 2022, que tendrían como piedra fundamental a los partidos del llamado "centrón".

Son formaciones de centro y derecha, que aportaron gobernabilidad durante las gestiones de los progresistas Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff y en las que Bolsonaro ha decidido apoyarse ahora, con la clara intención de ampliar su espectro político, muy enfocado hasta hoy en una limitada ultraderecha.

Pero el precio del apoyo del "centrón" es una moderación en el plano ideológico y una visión más asistencialista de la economía, que se ha acentuado sobre todo como consecuencia de la pandemia.

Los partidos del "centrón" no ocultan que la manutención de los programas de subsidios forzados por el coronavirus le darán réditos electorales a Bolsonaro, cuya popularidad ha crecido en medio de la crisis sanitaria en los sectores más pobres de la sociedad.

El problema de Bolsonaro ahora es que esos planes de subsidios son tan resistidos por los liberales del equipo económico, como lo es en la mayoría del "centrón" el vasto programa de privatizaciones que el ministro Paulo Guedes intenta llevar adelante.

Eduardo Davis

(c) Agencia EFE