Coronavirus. Bolilla negra: el particular caso de las agencias de quiniela bonaerenses

Las agencias oficiales de quiniela de la provincia de Buenos Aires solo sacan una sola bolilla en pleno coronavirus: la "negra". Es que están en la única provincia del país donde no se habilitó este juego, el más popular y tradicional de la Argentina y, lo que es peor, no reciben respuesta ni explicación de las autoridades, por lo cual decidieron presentar un amparo judicial.

Mientras que en el resto del país, incluida Ciudad de Buenos Aires, hace (con variaciones según el caso) tres semanas que se habilitó el funcionamiento de los locales, en la jurisdicción gobernada por Axel Kicillof ese permiso se demora. "Estaba todo para que firmara la orden el miércoles 12 de mayo, pero inexplicablemente no lo hizo", cuenta Patricio Gándola, presidente de la Federación Argentina de Cámaras de Loterías y Quinielas.

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Según dicen los propios agencieros, no hay razón alguna para que no se reanude su actividad, primero porque otras provincias lo hacen y segundo, porque en la propia provincia de Buenos Aires 30% de las agencias están abiertas, pero solo para operar los sistemas de Pago Fácil o Rapi Pago. "Es absurdo poder abrir para eso y no para levantar quiniela, donde ya tenemos todos los protocolos sanitarios aprobados", insiste Gándola.

Marcelo Iglesias es agenciero y además presidente de la Cámara de Agencias de Quiniela de la Provincia de Buenos Aires, y cuenta que la situación es desesperante. "Desde el 20 de marzo no tenemos ningún ingreso y muchos colegas ya no pueden sostenerse, aun dejando de lado el pago de alquileres y servicios. No hemos recibido ninguna asistencia social ni ayuda de parte del gobierno provincial, pese a que somos representante de ellos en cada barrio", comenta.

Iglesias no entiende por qué no se los habilita, ya que tienen un protocolo aprobado por la lotería provincial, por la gobernación y por el jefe de Gabinete de la Nación, Santiago Cafiero. "El 13 de marzo nos avisaron que podíamos abrir el 14, pero luego de una hora y media de funcionamiento nos obligaron a cerrar porque el gobernador había dado marcha atrás", relata el agenciero.

Al cierre de esta nota, desde la gobernación de la provincia de Buenos Aires no habían dado respuesta o explicación alguna sobre esta situación.

El negocio de la quiniela oficial no es menor y mucho menos el de la provincia de Buenos Aires, que capta 47% de toda esa torta: se trata de 25.000 agencias en todo el país (4300 bonaerenses), que dan trabajo a 120.000 personas y que facturan $130.000 millones por año, de los cuales $103.000 van al Estado. "Es como si el empleador fuera el Estado, que paga una comisión al agenciero, que es de 20% en provincia de Buenos Aires y CABA, y de entre 18% y 19% en el resto", detalla Gándola.

Ante esta situación, el martes la Camara de Agentes Oficiales de Loteria y Afines Buenos Aires inició acciones judiciales mediante un amparo ante el Juzgado Contencioso Administrativo N°4 de La Plata. Allí se pide lo siguiente: "Se solicita a la Justicia se expida sobre la permanencia del cierre de las Agencias de Lotería, avasallando derechos de los Agentes Oficiales a desarrollar la actividad que le es propia, requiriéndose se ordene la apertura de las mismas, total o parcialmente en el territorio de la provincia de Buenos Aires".

María Martorel es agenciera en la Ciudad de Buenos Aires, pero conoce bien el caso de la provincia, porque hizo junto con sus pares provinciales las presentaciones para que habilitaran la quiniela en CABA. "Lo de la provincia de Buenos Aires es increíble, porque pelearon juntos con nosotros por su derecho a trabajar y a nosotros nos habilitaron y a ellos no (en realidad, solo los habilitaron unas horas y los obligaron a cerrar)", señala.

Luis Bedetti, dueño de una agencia en la provincia de La Pampa, dice que él puede trabajar, pero le duele mucho que sus compañeros de Buenos Aires no puedan actuar al tiempo que los que los números de las clandestinas explotan. "Yo no entiendo esta decisión de los gobernantes. Creemos que hay una mano negra que no los deja trabajar, además tenemos miedo de que el juego online se quiera meter donde no le corresponde", afirma.