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Un negocio ofrece el placer de destruir

¿Tienes un reprimido deseo de destruir? ¿Tegusta echar abajo cosas, ver cómo se despedazan y sentir las vibraciones de esas rupturas? ¿O simplemente te agrada romper cosas por diversión y sin preocuparte de su costo, su dueño, su historia o su destino? En Idaho hay un lugar para ti.

La televisora local KBOI relata que en la ciudad de Boise ha surgido un nuevo negocio que permite desatar libre y seguramente esas súbitas furias y desenfrenos. Se trata de Das Breakroom, un establecimiento que apenas abrió sus puertas el pasado 15 de abril y ofrece a su clientela la posibilidad de practicar la ‘destrucción recreativa’ al proveerles un espacio donde pueden romper cosas con bates de béisbol, martillos y otros objetos.

Enseres de hogar como platos, muebles, aspiradoras y hasta televisores, copiadoras y computadoras, indica la KBOI, son las víctimas de tal diversión y saltan en pedazos en Das Breakroom ante el embate de su ardorosa clientela.

Algunos lo harán para sacar el estrés y las tensiones laborales o personales, otros quizá encuentren en la ‘destrucción recreativa’ una alternativa al gimnasio y al deporte. Y otros dan simplemente rienda suelta a sus tendencias destructivas en un entorno al parecer divertido y seguro. Todos los clientes visten ropas y protectores especiales durante su momento de destrucción.

El negocio cobra cierta cantidad en función del tipo y la cantidad de objetos que el cliente quiera destruir. Según KBOI, romper un objeto puede costar solo $3, aunque es de suponer que pocos pueden refrenarse ante solo una inerte víctima, y desde luego cosas más grandes son ofrecidas a sacrificio a precios mayores. Incluso Das Breakroom ha anunciado en su página de Facebook un paquete especial para los miércoles en el que cobran $3 por minuto, y el cliente puede estar tantos minutos como desee destruyendo los objetos que el personal va colocándole enfrente. Y ya ha ofrecido ‘happy hours’ con superdescuentos de $1 por objeto a romper.

Si Das Breakroom será un éxito comercial e incluso una franquicia que algún día tendrá un local en cada barrio está aún por verse. Pero es indudable que a algunos les convendría, en lugar de estar causado problemas por aquí y por allá, aplacar sus impulsos en un establecimiento de ‘destrucción recreativa’. ¿Los harán a escala mayor para presidentes, primeros ministros o altos ejecutivos de tendencias impulsivas?