Los estados de EEUU más benévolos y hostiles con los indocumentados

El discurso usual es que Estados Unidos es una nación de inmigrantes, creada y alimentada por ellos en oleadas sucesivas que algunos remontan al siglo XVI (en la Florida) y que, durante cientos de años y con énfasis y procedencias diferentes, ha continuado hasta el día de hoy.

Pero eso no quiere decir que en toda la nación se reciba actualmente a los inmigrantes, sobre todo a los indocumentados, con los brazos abiertos. Por el contrario, si bien hay estados benévolos e incluso considerados "santuario" para los inmigrantes sin estatus legal en el país, otros se han erizado de leyes y barreras –legales o espurias, justas o perversas– para oprimir o expulsar a los extranjeros sin papeles. Y hay entidades donde hay una dosis de ambas cosas.

Desde enero de 2015 California otorga licencias de conducir a los indocumentados. (Reuters)
Desde enero de 2015 California otorga licencias de conducir a los indocumentados. (Reuters)

Pero más allá de ideologías y normas y de que hay grupos y estados que son hostiles hacia ellos, es claro que los indocumentados son clave en la economía estadounidense (algo que se ha documentado ampliamente) y que su regularización es necesaria tanto por cuestiones de justicia, historia y de espíritu humanitario como por las más pragmáticas de índole económica o incluso electoral.

Así, el periódico The New York Times se dio a la tarea de mapear a los estados que, por diversas razones, son más amigables u hostiles ante los indocumentados.

Por ejemplo, señala que en 10 estados (Washington, California, Nevada, Utah, Colorado, Nuevo México, Illinois, Vermont, Connecticut, Maryland) y el Distrito Columbia se conceden licencias de conducir a indocumentados, lo que además de ahorrarles numerosos problemas con la policía les da acceso a una identificación oficial y a opciones de seguro automotriz. En el resto de los estados, no se les otorgan esas licencias y en ellos una simple detención por un policía de tránsito puede traducirse en un problema mayor y llevar incluso hasta la deportación en ciertos casos.

En este sentido, seis de los estados más hostiles son aquellos donde se autoriza (al margen de iniciativas pasadas como 287(g) o Comunidades Seguras) a las policías locales a interrogar a las personas sobre su estatus migratorio: Arizona, Utah, Indiana, Alabama, Georgia y Carolina del Sur.

Activistas y manifestantes rechazan las leyes antiinmigrantes promulgadas en Arizona. (Getty Images)
Activistas y manifestantes rechazan las leyes antiinmigrantes promulgadas en Arizona. (Getty Images)

Ciertamente, hay otras consideraciones clave que hacen a un estado benevolente o refractario a los indocumentados. The New York Times menciona, por ejemplo, las ayudas económicas para acceder a la educación superior, sea simplemente permitiendo que los indocumentados paguen colegiaturas iguales a los residentes o porque incluso ofrecen asistencia financiera directa (como el caso de California). Así, mientras los rudos estados de Indiana, Arizona, Alabama, Georgia y Carolina del Sur prohíben ofrecer a los estudiantes indocumentados las tasas más bajas de colegiaturas pagadas por los residentes, ese beneficio está disponible en Hawái, Washington, Oregon, California, Utah, Colorado, Nuevo México, Nebraska, Kansas, Oklahoma, Texas, Minnesota, Illinois, Michigan, Nueva York, Rhode Island, Connecticut, New Jersey, Maryland y Florida. Estudiar en ellos es mucho más barato para los universitarios sin estatus legal.

Y, claro está, en el asunto de la acción ejecutiva del presidente Barack Obama, que ofrece alivio potencial contra la deportación a unos 5 millones de indocumentados, 26 estados se colocaron del bando de los antiinmigrantes al demandar en una corte federal al gobierno federal. Por ahora han logrado su objetivo, pues el nuevo programa de acción diferida para padres (DAPA) y el expandido programa para jóvenes estudiantes (DACA) están frenados por decisión judicial. Pero no todos los estados demandaron a Obama por esa causa. Los que manifestaron abiertamente su apoyo al alivio migratorio fueron Hawái, Washington, Oregon, California, Nuevo México, Iowa, Illinois, Nueva York, Vermont, Massachusetts, Rhode Island, Connecticut, Delaware, Maryland y el Distrito Columbia.

Realizando una ponderación simple de esos datos, resulta que los cinco estados que más le complican la vida a los indocumentados son Arizona, Indiana, Georgia, Alabama y Carolina del Sur, en los que, de acuerdo a datos del Centro Pew, vivían en 2012 un total de 945,000 indocumentados, pese a que uno podría suponer que ellos deberían más bien estarse mudando a los seis estados más benevolentes con los sin papeles: Washington, California, Nuevo México, Illinois, Connecticut y Maryland, donde viven 3,605,000 de indocumentados, de un total nacional de 11.2 millones.

Y algunas zonas del país, al menos en los conceptos anteriores, son ambivalentes: Utah es abierto y cerrado a la vez, como lo son en menor medida Texas y Florida.

Illinois es uno de los 10 estados (además de DC) que dan licencia de conducir a los indocumentados. (Getty Images)
Illinois es uno de los 10 estados (además de DC) que dan licencia de conducir a los indocumentados. (Getty Images)

Ciertamente, otros factores como raíces históricas y demográficas, oportunidades de empleo, cercanía geográfica con la frontera sur (y el contacto con México, origen de la mayoría de los indocumentados) y hasta el clima son factores no considerados aquí que se suman en la balanza, pero en todo caso –y al menos de acuerdo a The New York Times– hay lugares a donde quizá sea mejor no ir si uno no tiene papeles, bajo riesgo de sufrir mayores posibilidades de hostigamiento y discriminación.

Eso no significa, desde luego, que en los cinco estados benignos los indocumentados vivan en Jauja: también allí hay hostilidad y retos. Pero al menos en los factores enunciados por el ‘Times’ pueden allí respirar un poco más tranquilos.