La singular diferencia entre el exceso al fumar o comer marihuana e ingerir alcohol

Desde que Colorado, y luego los estados de Washington, Oregon y Alaska, legalizaron ampliamente el consumo de marihuana, incluido su uso para fines recreacionales (en muchos otros estados es legal en el ámbito médico-medicinal), se ha desatado una controversia sobre lo dañino o no que resulta el consumo de esa planta y su comparación con los efectos de otras “drogas legales” como el alcohol y el tabaco.

Por lo general, el discurso es que la marihuana es menos dañina que el alcohol y el tabaco, productos que son de consumo legal generalizado y han provocado históricamente estragos en individuos y comunidades. Eso, si bien contribuye a desestigmatizar el consumo de marihuana no implica en sí que consumirla sea inocuo a escala individual o social. Simplemente coloca el asunto en su contexto, pues todo tiene, en mayor o menor medida, sus efectos y sus consecuencias.

Galletas de marihuana recién horneadas en una tienda de Denver, Colorado. (AP)
Galletas de marihuana recién horneadas en una tienda de Denver, Colorado. (AP)

Y en el caso del consumo de marihuana, lo cierto es que aún existen muchas incertidumbres sobre los efectos y el ‘poder’ de diferentes dosis y formas de ingestión. Es el caso de los productos comestibles con contenido de marihuana.

Por ejemplo, en el Wonkblog del Washington Post, Christopher Ingraham alude a un sonado caso de 2014, cuando un estudiante universitario en Colorado saltó hacia su muerte desde la ventana de un hotel después de haber comido una galleta hecha con marihuana. Él indica que esa anécdota fue usada para ilustrar los riesgos de una “sobredosis” de marihuana. Pero, según Ingraham y diversos estudios, no existiría tal “sobredosis” de marihuana simplemente porque, como lo afirma la organización Drug Policy Alliance, no se ha identificado que la principal sustancia activa de la marihuana (el tetrahidrocannabinol o THC) tenga efectos letales en el ser humano, al menos en su presentación natural en la planta. Así, no sería posible sufrir una sobredosis de marihuana y no se han registrado fatalidades por ello en EEUU. En cambio, cada año 2,221 personas mueren por intoxicación alcohólica en el país, según la CDC.

Eso no quiere decir que el consumo de marihuana no tenga efectos potencialmente peligrosos, aunque los datos disponibles indican que éstos son menores, por ejemplo, que los del alcohol y las llamadas “drogas duras”. En el caso del joven que se arrojó por la ventana, Ingraham señala que no murió por sobredosis, sino por saltar por la ventana tras haber ingerido marihuana, una forma de consumo poco estudiada aún y mucho menos predecible, indica, que la tradicional técnica de fumarla.

Sobre ello, el Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) emitió un reporte en el que señaló que el joven en cuestión al parecer consumió una galleta entera al no sentir rápidamente un efecto tras ingerir un sexto de la pieza (que fue la cantidad que se le había indicado) y al hacerlo comenzó a tener conducta errática y hostil. Horas después se lanzó por la ventana. La autopsia indicó que la intoxicación por marihuana fue un factor importante en la conducta del joven, pero la muerte no fue por causa directa de la marihuana sino por el impacto de la caída.

Productos comestibles con marihuana en una tienda en Boulder, Colorado. (AP)
Productos comestibles con marihuana en una tienda en Boulder, Colorado. (AP)

La moraleja, uno puede decir, es que consumir sustancias sin duda incrementa ciertos riesgos y por ello la moderación es recomendable. Pero en el caso de la marihuana ingerida el detalle es que la sustancia activa se absorbe y persiste en el organismo de modo diferente a cuando se fuma: la absorción es más lenta y por tanto pasa más tiempo en ser percibida, y sus efectos son más duraderos. Por ello, la práctica de ingerir marihuana es diferente al de fumarla y las personas deben estar al tanto de esa diferencia para no exponerse a dosis mayores con efectos diferentes.

La legalidad de la marihuana en varios estados y su comparativamente menor toxicidad y peligrosidad en comparación con otras sustancias puede ayudar a evitar la satanización y despejar mitos sobre ese producto, pero eso no implica que el consumo y venta de la marihuana allí donde es legal sean inocuos y no deban ser regulados y dosificados de modo que se reduzcan los riesgos de tragedias directas o indirectas, pero igualmente lamentables. Educación e información son clave en el tema de la marihuana, el alcohol, el tabaco, las drogas duras y demás sustancias.