Anuncios

Adolescentes usan letra escarlata en protesta por el código de vestimenta de su escuela

Muchas escuelas optan por el uniforme obligatorio para sus estudiantes, como una forma de mantener disciplina, cierta homogeneidad en el vestido y mitigar diferencias entre el alumnado alusivas a la ropa que se porta. Otros planteles no exigen uniforme, pero sí establecen reglas del tipo de vestimentas que pueden ser usadas en el entorno escolar, y cuáles son inaceptables.

Pero a veces las normas, y las ideas que están detrás de ellas entran en conflicto con preceptos básicos de dignidad y libertad. Eso habría sucedido en una escuela secundaria en Charleston, Carolina del Sur, en la que las autoridades escolares, de acuerdo a The Huffington Post establecieron que los estudiantes que violaran el código de vestimenta serían de inmediato apartados de la escuela y no podrían volver hasta que el asunto estuviera resuelto, es decir hasta que cambiaran su ropa por otra que fuera “apropiada”.

Eso resultó inaceptable para varios de los alumnos del plantel y decidieron enfrentarlo con una campaña singular e imaginativa.

El problema, como relató el periódico local The Post and Courier, no era tanto el código de vestir en sí sino que éste era aplicado con criterios sexistas. Por ejemplo, según la alumna Reese Fischer, promotora de la protesta, las autoridades escolares son muy prontas para censurar a una chica que lleva una falda corta, pero no son igual de activos ante un varón que lleva una camiseta que muestra la mitrad de su torso al aire o lleva unos pantalones que parecen sostenerse solo de sus rodillas. La aplicación del famoso código de vestimenta tenía, así, un sesgo prejuicioso en esa escuela.

Para colmo, este doble rasero se agudizó, a ojos de Fischer y otras jóvenes, con ciertos comentarios que algunos profesores habrían hecho al momento de tratar de justificar o aplicar las restricciones al vestido. Por ejemplo, se dijo que las jóvenes con ropa ligera eran una “distracción” y que las chicas que visten así estaban “vendiéndose de la manera equivocada” o incluso que estaban en actitud “solicitante”, lo que tiene una connotación sexual.

Para Fisher esas apreciaciones resultan ofensivas y, en defensa de su dignidad ante actitudes sexistas y discriminatorias comenzó una campaña que tiene mucho de activismo y educación literaria. En su página de Instagram colocó un post en el que criticó la actitud de los profesores y convocó a todos sus compañeros a desplegar en su ropa una gran A de color rojo, el ominoso símbolo de pecado que, como relata el libro La letra escarlata (situado en la época colonial estadounidense), era colocado a las mujeres que la sociedad, o sus dirigentes, consideraban que habían violado la moralidad. Fischer añadió a ello el lema “Not a distraction” para enfatizar que los cuerpos juveniles no son ni deben ser asumidos como una “distracción”, una cosa, y por ello merecen respeto.

Una foto colectiva de los participantes de la campaña A - Not a Distraction de jóvenes en Carolina del Sur. (Instagram/Reese Fischer)
Una foto colectiva de los participantes de la campaña A - Not a Distraction de jóvenes en Carolina del Sur. (Instagram/Reese Fischer)

Más de 100 personas se mostraron al día siguiente con una gran A escarlata sobre su ropa. Incluso los directivos de la escuela debieron reconocer en esa campaña un destacado acto de activismo pacífico y de aprendizaje y, de acuerdo a The Post and Courier, padres de alumnos de la escuela consideran también que el código de vestido del lugar es demasiado puritano y que sus normas deberían ser neutras, no sobrecargar a las mujeres con objeciones que no se aplican igual a los varones. Una petición para que se modifique ese código fue colocada en línea por Fischer y ya ha recibido el apoyo de 397 de las 500 personas que se buscaba convocar.

Es cierto que los códigos de vestir son necesarios en las escuelas, pero no deben llegar a extremos ni ser aplicados con actitudes sexistas, discriminatorias o incluso estigmatizantes. Por ello, Fischer y otros estudiantes que iniciaron la campaña “Not a distraction” en realidad han logrado captar amplia atención nacional. Por ello bien podrían ganarse una A.