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La demanda de un niño contra el Wi-Fi de su escuela

Las redes inalámbricas Wi-Fi han proliferado en casas, oficinas, lugares públicos. Son parte de la ya infraestructura de conectividad a internet necesaria para satisfacer el ingente consumo de contenido y  servicios digitales en línea que caracteriza a la vida contemporánea.

Pero, como la contaminación de los autos, ciertamente tóxica pero aún ligada a un vehículo crucial para la vida según la entendemos, las redes Wi-Fi tienen su lado negativo para algunas personas. Y unos padres en Massachusetts han decidido llevar ante una corte su convicción de que las emisiones de esas redes han dañado severamente la salud de su hijo, como una suerte de poderoso alérgeno invisible.

Los padres de un niño de 12 años, estudiante de la escuela Fay en Southboro, Massachusetts, han presentado una demanda contra esa escuela alegando que la red Wi-Fi que opera en ese plantel ha provocado que su hijo se enferme, de acuerdo al relato del periódico local Telegram & Gazette. Por razones de privacidad los nombres de los demandantes no han sido revelados.

El senador Schumer de NY, frente a un cartel de la red Wi-Fi gratis de esa ciudad. Para algunas personas, esas redes pueden causarles enfermedades. (AP)
El senador Schumer de NY, frente a un cartel de la red Wi-Fi gratis de esa ciudad. Para algunas personas, esas redes pueden causarles enfermedades. (AP)

El menor habría comenzado a sufrir dolores de cabeza, náusea, sangrado nasal y otros problemas luego de que la escuela instaló una red inalámbrica más poderosa, en 2013. Pero la escuela ha señalado que indagaciones en sus sistemas han mostrado que su red Wi-Fi y otros equipos electrónicos emiten radiaciones por debajo del nivel de seguridad federal.

Al parecer, el niño padece un padecimiento llamado Síndrome de Hipersensibilidad Electromagnética, lo que le provoca que su cuerpo reaccione adversamente incluso ante emisiones redicidas que serían inocuas para el común de la gente.

La familia ha pedido que la escuela retire su red inalámbrica del salón de clase del menor y la sustituya por una de cableado tradicional (Ethernet), pero la escuela no habría dado respuesta a esa exigencia, a la que se añade el reclamo de $250,00 en compensación por daños al niño. Los padres alegan también que la escuela viola las leyes de protección de discapacitados al no proveer un espacio apropiado y razonable para que el niño pueda asistir a la escuela. Por su parte, la institución educativa ha indicado, según el Telegram & Gazette, que a principios de 2015 contrató a una firma especializada que constató que los niveles de emisión electromagnética en la escuela son sustancialmente bajos, pero médicos entrevistados por ese periódico señalan que la única explicación que han hallado a los trastornos del menor es la hipersensibilidad electromagnética, disparada presuntamente por las redes Wi-Fi de su escuela, lugar en donde pasa muchas horas cada día.

Ciertamente, la hipersensibilidad electromagnética es un mal poco frecuente, que dependiendo del contexto afecta a solo unas cuantas personas por millón en condiciones de emisiones normales, pero que podría en ciertos casos llegar a ser mucho más extendida. La Organización Mundial de la Salud publicó un estudio sobre los efectos de las radiaciones electromagnéticas en la salud y señaló que, aunque el tipo y magnitud de los síntomas son muy variables y dependen de la severidad de la exposición a las radiaciones y de las peculiaridades de cada individuo, la hipersensibilidad electromagnética puede ser un factor inhabilitante para quienes la padecen, y recomienda tratamientos y terapias para atender sus problemas. Pero añade también que no se cuenta todavía con evidencia científica concluyente que ligue de modo inequívoco los padecimientos desatados por esa hipersensibilidad a emisiones electromagnéticas, entre ellas las de redes inalámbricas tipo Wi-Fi.

La escuela Fay, en Southboro, Massachusetts. (Wikimedia Commons)
La escuela Fay, en Southboro, Massachusetts. (Wikimedia Commons)

Esto tampoco quiere decir que estas radiaciones sean inocuas y se ha alegado que en el futuro  podrían descubrirse graves efectos de esas emisiones, por lo que conviene moderar la exposición a ellas.

Así, la población de Green Bank, Virginia, enfrenta una situación singular, según narra el periódico The Washngtonian. En esa localidad, la presencia de un gran telescopio de alta tecnología del gobierno ha provocado que no puedan utilizarse celulares, redes Wi-Fi y otros artilugios digitales. Eso ha atraído a ese lugar a una importante cantidad de personas que padecen hipersensibilidad electromagnética, pues el poblado sería un remanso de paz, como un lugar libre de polen para el alérgico, limpio de muchas de las radiaciones que atraviesan al resto de las zonas urbanas. Algunos han hallado refugio allí, pero esa migración no ha estado exenta de tensiones con los habitantes originales del lugar.

La familia del alumno de Southboro, hasta donde se sabe, no tiene planes de mudarse a Green Bank y su intención sería continuar su juicio hasta lograr que la escuela Fay atienda sus peticiones. Por lo pronto, como indicó el Telegraph & Gazette, no está claro si se darán cambios pertinentes para que el alumno pueda volver a clases en septiembre, como el resto de los niños.