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La CIA canceló el programa secreto de investigación sobre el cambio climático

El llamado cambio climático es un fenómeno inquietante que científicos en todo el mundo han documentado y verificado, además de alertar sobre los daños que su agravamiento podría producirle a la civilización humana. Y aunque algunos distraídos o insidiosos aún se empeñan en negarlo o minimizarlo, multitud de instituciones internacionales y científicas y gobiernos del mundo se lo han tomado muy en serio. La propia administración de Barack Obama considera al cambio climático como una amenaza real a la que se debe responder con prontitud y amplitud.

Pero ahora, el principal programa de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en la materia fue cancelado, lo que ha sorprendido a la comunidad científica y a expertos en seguridad nacional, según indicó el portal Climate Desk, una iniciativa de colaboración periodística encabezada por medios prestigiosos, entre ellos The Atlantic, el Centro de Periodismo de Investigación, The Guardian, Mother Jones, Slate, Grist y Wired.

Glaciares en muchas partes del mundo se derriten y reducen a causa del cambio climático. (AP)
Glaciares en muchas partes del mundo se derriten y reducen a causa del cambio climático. (AP)

La decisión de la CIA cancela el acceso que científicos civiles tenían a datos clasificados y mediciones clave, que eran de gran utilidad para la investigación en torno al cambio climático y que son muy difíciles, o de plano imposible, de obtener de otro modo. En 2010, The New York Times explicó en qué consistía ese programa, que comenzó al final de la administración de George Bush padre, fue cancelado por el gobierno de George Bush hijo y restablecido en tiempos de Obama. Según el Times, datos captados por satélites espías y otros sensores secretos eran compartidos con científicos civiles para analizarlos y obtener conocimiento y definiciones sobre el cambio climático, sus características y sus alcances.

Por ejemplo, se analizaron imágenes del hielo en el Océano Ártico para conocer patrones en su reducción o expansión estacional o vinculada al cambio climático.

El programa, conocido como Medea, también daba a científicos –unos 60– acceso a datos clasificados sobre temperatura de los océanos y niveles de las mareas recopilados por submarinos militares y satélites espía. Con esos datos, los investigadores podían estudiar sus implicaciones e identificar posibles amenazas a la seguridad nacional, que eran luego comunicadas a las autoridades. Y aunque parte de lo descubierto permanecía en calidad de material clasificado, en muchos casos la información era luego hecha pública y divulgada. Ahora, muchos científicos y expertos consideran que la falta de acceso a los datos que proporcionaba Medea es un factor negativo en la investigación justo cuando el cambio climático es un asunto de importancia y gravedad crecientes.

La pérdida de hielo en el ártico afecta ya a osos polares y otros animales. (AP)
La pérdida de hielo en el ártico afecta ya a osos polares y otros animales. (AP)

En todo caso, tanto la existencia como el cierre de Medea han sido controversiales. El Times señala como en algún momento un senador federal dijo que la CIA debería estar luchando contra terroristas y "no espiando leones marinos", y es de suponer que entre ciertos círculos políticos republicanos, empeñados en negar que el cambio climático exista o que haya sido influenciado por la actividad humana, no se ve con buenos ojos que la CIA se tome en serio el fenómeno, le dedique recursos y comparta datos con científicos.

Y desde el otro espectro muchos encontrarán irritante la idea de que la CIA, una agencia cuya reputación es bien conocida, manipula a la comunidad científica y habrá también quien, desde el plano de lo conspiratorio, incluso suponga que si la CIA está metida en ello algo más gordo debe haber detrás del cambio climático y la investigación de hielos, mareas y temperaturas.

Lo cierto es que, al margen de críticas y teorías, el cambio climático es un hecho y conocer sus posibles efectos, algunos de ellos potencialmente devastadores, es un imperativo científico y de seguridad que no puede soslayarse. No está claro por qué se decidió poner fin a Medea, y fuentes oficiales sólo han dicho que eso sucedió porque sus programas se habían completado, de acuerdo a Climate Desk, que añade que el fin de este esquema no significa en ningún sentido que el gobierno vaya a desistir de investigar, abierta o secretamente, el tema del cambio climático. Y, en todo caso, los datos ya proveídos por Medea aportaron, de acuerdo a expertos, valioso conocimiento que no habría podido obtenerse de otro modo.

Una imagen satelital del glacial Hubbard, en Alaska. (Reuters)
Una imagen satelital del glacial Hubbard, en Alaska. (Reuters)

Además, aunque los sistemas militares o secretos ofrecen datos e imágenes de muy alta precisión y calidad, agencias y organizaciones civiles como la NASA, NOAA y otras cuentan con tecnologías cada vez más capaces.

Y en el entendido de que la investigación y la concientización sobre el cambio climático son necesidades patentes, es claro que conviene ampliarlas al máximo posible, no solo para bien de espías o doctorandos, sino para toda la humanidad.