El rostro detrás del concurso de caricaturas de Mahoma que fue atacado en Texas

Unos lo entienden como un infame ataque a la libertad de expresión proveniente de fuerzas "bárbaras". Otros como una repudiable respuesta a la provocación hostil de un grupo que promueve el odio. Y también cabe deplorar todo el asunto al considerar a las dos partes involucradas, cada una a su manera y en su respectiva magnitud, como intolerantes y nocivas para la convivencia civilizada.

El domingo pasado, en Garland, Texas, se realizó una exhibición y concurso de dibujo de caricaturas de Mahoma, un evento apoyado por la organización American Freedom Defense Initiative (AFDI), un grupo con sede en Nueva York al que el Southern Poverty Law Center (especializado en el análisis de grupos que promueven el odio, la intolerancia o la discriminación) considera una organización antiislámica. La reunión, publicitada como un 'acto de libertad de expresión’, culminó crudamente cuando dos sujetos se presentaron a las afueras del recinto en donde se llevaba a cabo la reunión y dispararon contra los guardias. Un tiroteo se desató, los dos atacantes murieron y un guardia resultó herido en una pierna.

Pamela Geller, líder del grupo American Freedom Defense Initiative, considerado antiislámico. (AP)
Pamela Geller, líder del grupo American Freedom Defense Initiative, considerado antiislámico. (AP)

El ataque ha sido deplorado ampliamente y, de acuerdo a la televisora ABC, las autoridades han identificado ya a uno de los agresores: Elton Simpson, un individuo que hace varios años fue juzgado por tratar de unirse a un grupo terrorista, pero a quien nada se le probó en su momento y sólo fue condenado a tres años de libertad condicional por haber mentido a investigadores.

Pero al margen del inaceptable y delictivo ataque de Simpson y su cómplice, ¿a quién se le ocurre en el actual clima de tensión organizar una provocadora exhibición y un concurso de dibujos de Mahoma, a sabiendas de que la personificación gráfica del profeta del Islam es considerada ofensiva por la gran mayoría de los musulmanes y, con extrema agudeza, por los grupos fundamentalistas y extremistas? La respuesta es Pamela Geller, directora ejecutiva de la ya mencionada AFDI, una mujer de unos 56 años que es autora de varios libros en los que explica la amenaza que, a su juicio, la ‘islamización’ representa para Estados Unidos.

La radio pública NPR explica que Geller ha defendido intensamente la actividad de su grupo afirmando que lucha por la libertad de expresión, y en su propio website la AFDI indica que su misión es pasar a “la ofensiva” cuando “acciones legales, académicas, legislativas, culturales, sociológicas y política han sido realizadas para desmantelar nuestras libertades y valores básicos”.

Geller además es líder del grupo Stop Islamization of America, que realizó una activa protesta contra el proyecto de crear un centro comunitario islámico en Nueva York, cerca del lugar en donde se alzaron las Torres Gemelas antes de su destrucción en 2001. Y ha realizado varias campañas provocadoras y controversiales además del reciente evento sobre caricaturas de Mahoma. Por ejemplo, de acuerdo a la cadena CNN en 2012 su grupo colocó anuncios en estaciones del metro de Washington en los que llamaba a apoyar a Israel y derrotar a la yihad, a la que esa campaña asoció con el concepto de “salvajes”, y propuso otra campaña, que fue objetada legalmente por las autoridades del metro de Nueva York, en la que se mostraba al periodista estadounidense James Foley poco antes de ser decapitado por el grupo terrorista ISIS.

En ese contexto, el concurso de caricaturas de Mahoma organizado por el grupo de Geller –máxime considerando el brutal ataque en Francia contra la publicación satírica ‘Charlie Hebdo’– tiene claros tintes de provocación. ¿No se serviría mejor a la paz y al entendimiento con un diálogo distinto y no agitando banderas que para unos son blasfemia y para otros una “ofensiva” contra los “salvajes”?

Pero Geller ha defendido con intensidad sus posturas y acciones. Sobre este concurso –que ofreció 10,000 dólares al ganador- ella ha dicho, de acuerdo a CNN, que “no recortará sus libertades para no ofender a salvajes” y reiteró que es la libertad de expresión lo que estuvo bajo ataque en ese encuentro. Y, aunque de acuerdo a esa televisora Geller insiste en que no es islamófoba y que sus críticas no están dirigidas a los musulmanes en general sino solo a los yihadistas, diversas organizaciones la consideran a ella y a sus organizaciones como abiertamente antiislámicas.

El Washington Post llamó a Geller “incendiaria” y la Liga Antidifamación, que condenó los ataques contra el evento en Garland consideró en un comunicado a Geller una activista antimusulmana. Y aunque Geller ha dicho que no está en contra de todos los musulmanes, otras de sus afirmaciones apuntan a lo contrario. Por ejemplo, ella llegó a afirmar que no cree que muchos musulmanes occidentalizados saben que cuando “oran cinco veces al día… están maldiciendo a cristianos y judíos cinco veces al día”.

Pamela Geller habla durante la exhibición y concurso de dibujo de caricaturas de Mahoma, que ella organizó. (Reuters)
Pamela Geller habla durante la exhibición y concurso de dibujo de caricaturas de Mahoma, que ella organizó. (Reuters)

Frases como esas y otras más, publicadas por The New York Times en el contexto de la lucha de Geller contra el plan de un centro comunitario islámico en Nueva York, reafirman esa impresión, pero otras trazan un panorama más complejo, en el que Geller defiende con vehemencia sus posiciones. Y llega a señalar que no tiene problema con el Islam en sí sino con un Islam político y por ello insiste en que debe existir una separación de la “mezquita y el estado”. Pero al mismo tiempo sugiere que el plan de colocar una ‘mezquita’ cerca del WTC de Nueva York estaba dentro de la práctica islámica de “construir mezquitas sobre los sitios queridos de tierras conquistadas”, en alusión a su convicción de que un proceso de islamización de Occidente está en marcha, un proceso que a su entender atenta contra la identidad estadounidense.

Al final, Geller misma se describe, con algo de humor retador y revelador a la vez, diciendo en respuesta a la pregunta de si es racista con la afirmación de que es una ”prejuiciosa-racista-islamófoba-antimusulmana”. Todo en una sola palabra.