Anuncios
Elecciones México 2024:

Cobertura Especial | LO ÚLTIMO

¿Debería EEUU cobrarle impuestos a la iglesia?

El debate sobre la eliminación de los privilegios fiscales de la iglesia cobra fuerza

Pagar impuestos es un destino casi inevitable en Estados Unidos y siempre materia de disputa y controversia. Pero hay algunas organizaciones que están exentas de ello en mayor o menor medida, por considerar que sus actividades ameritan ese privilegio.

Las iglesias figuran entre las organizaciones que se benefician de esa exención fiscal y ello es un asunto sensible y espinoso, pero que ha prevalecido por décadas. De ese modo, las iglesias en tanto entidades (que deben antes pasar un proceso de aprobación ante el IRS, la autoridad fiscal) están exentas del impuesto al ingreso y también del impuesto a la propiedad. Además, una provisión legal permite que los costos de vivienda de los religiosos sean excluidos de su ingreso gravable, lo que les provee de una importante reducción de los impuestos individuales que deben pagar.

Pero en el marco de ciertos fenómenos recientes, por ejemplo la tensión entre ciertas disposiciones legales (como la validez del matrimonio gay o la provisión de seguro médicos con cobertura contraceptiva en organizaciones religiosas), hay quien considera que la exención fiscal de las iglesias es un arcaísmo, incluso una injusticia que debe ser corregida. Otros, desde luego, defienden la exención fiscal de las iglesias, argumentando que estas hacen un bien público con sus caridades y defensa de valores y que pagar impuestos podría comprometer su libertad religiosa.

Las iglesias están exentas de impuesto a la propiedad y de impuesto al ingreso, (AP)
Las iglesias están exentas de impuesto a la propiedad y de impuesto al ingreso, (AP)

El debate no es nuevo, pero ha cobrado mayor énfasis recientemente en el marco de de la visita del papa Francisco a EEUU, de la legalización del matrimonio gay y de las campañas presidenciales en crescendo.

Una primera sacudida en el tema llegó apenas hace unos días, de boca del propio Pontífice. Como señaló el portal católico Crux, Francisco alertó a las órdenes religiosas con exenciones fiscales de que si sus propiedades no son utilizadas para fines estrictamente religiosos –y en Europa muchas son usadas para generar ingresos comerciales– deberían dejar de hacerlo o pagar los impuestos correspondientes.

El mensaje del Papa resuena así más allá de Europa e implica que solo si las iglesias hacen verdadero trabajo de fe y ayudan al necesitado merecerían la exención de impuestos.

Y en Estados Unidos han surgido más voces en ese sentido. Por ejemplo, la profesora de Derecho Miranda Fleischer y David Niose, director legal de la American Humanist Association (una organización secular que rechaza las nociones de Dios y lo sobrenatural), escribieron en The Washington Post sobre lo que, a su juicio, es el imperativo de comenzar a cobrarle impuestos a las iglesias.

Noise indica que dado que la feligresía de las iglesias está a la baja en Estados Unidos y que cada vez más estadounidenses –uno de cada cuatro, según datos del Centro Pew- no tienen una filiación religiosa o se consideran seculares, la aceptación general de la exención fiscal de las iglesias está erosionándose.

A su juicio, existe una creciente oposición social a circunstancias como la exención de los gastos de vivienda de los religiosos, que llega a veces a excesos en los que ciertos individuos viven en palacetes rodeados de lujo, algo no muy compatible con la idea de impulsar el bien común y ayudar al necesitado, y pueden sin empacho exentar esos gastos de sus ingresos gravables, lo que implica pagar sustancialmente menos impuestos. Incluso, Noise señala que las actividades de caridad en sí no necesariamente ameritarían exención fiscal y que, en cambio, los recursos consumidos en esos subsidios podrían destinarse a servicios de asistencia social que operen al margen de denominaciones y consideraciones religiosas.

La Iglesia de la Cienciología ha librado una intensa lucha legal contra el IRS. (Getty Images)
La Iglesia de la Cienciología ha librado una intensa lucha legal contra el IRS. (Getty Images)

Fleischer señala, por su parte, que el gobierno debe dejar de subsidiar fiscalmente a las iglesias no por cuestiones de pérdida de creyentes sino porque, considera, por lo general las iglesias son más clubes sociales que otra cosa y proveer servicios espirituales a la feligresía o educación conforme a ciertos valores no proporciona un bien general directo y no debería ser subsidiado. Pero sí reconoce que las actividades de asistencia social como los albergues o los comedores para los pobres sí constituyen actividades meritorias de la exención fiscal.

Y algunos consideran que la oposición de las iglesias ante cuestiones que son mandatos de ley, como el matrimonio gay o provisiones de la Ley de Cuidado de Salud, debería suscitar la cancelación de los beneficios fiscales: ¿por qué premiar a alguien que no está dispuesto a cumplir la ley?

Otros, en cambio, no consideran que la exención fiscal de las iglesias sea un premio, sino un derecho válido e histórico, dada la labor social que las iglesias realizan y el hecho de que la libertad religiosa es uno de los pilares fundacionales estadounidenses.

Con todo, hay personas y entidades cercanas o pertenecientes a iglesias que no ven mal la idea de quedarse sin exención fiscal, pues ello podría liberarlos de ciertas limitaciones. Por ejemplo, The Atlantic narra cómo en muchas congregaciones cristianas el impulso por abordar temas políticos, apoyar o denostar a candidatos o gobernantes e incidir en cuestiones electorales son una tentación enorme y muchos, a sabiendas de que hacerlo implica que el IRS puede revocar su exención fiscal, lo hacen de todos modos, justo porque quieren provocar a la autoridad fiscal a que les retire el beneficio y así poder recurrir a los tribunales para denunciar eso como una violación a la Primera Enmienda.

Y existe la posibilidad de que alguno, motivado por sus convicciones o sus animadversiones, llegue por completo a preferir pagar impuestos si eso le permite dar rienda suelta entre sus comunidades a sus apoyos y sus ataques políticos.

Hay consenso en que servicios de las iglesias para los más pobres  sí deberían seguir exentos de impuestos. (AP)
Hay consenso en que servicios de las iglesias para los más pobres sí deberían seguir exentos de impuestos. (AP)

Pero, sea como sea, ¿cuánto pagarían las iglesias si se les eliminara la exención fiscal? ¿Y cuánto podría hacer por el bien común ese dinero si se canalizara a servicios sociales seculares? Según The Washington Post, el monto del subsidio a las iglesias sería de 82,500 millones de dólares al año.

Así, aunque la controversia es intensa, hay voces –como Robert Wood en Forbes- que si bien consideran que gravar el ingreso de las iglesias estaría fuera del alcance del gobierno federal en la presentes circunstancias, imponer el impuesto a la propiedad resultaría posible y beneficiaría directamente a las comunidades en donde esas propiedades se ubican. Y siempre habría algunos casos, como los hospitales, los albergues para pobres y otras actividades de asistencia al más pobre, que convendría que siguieran beneficiándose del privilegio fiscal.

Y la mira está puesta también en otras instancias que, posiblemente, también deberían de pagarle al Tío Sam. Por ejemplo en un artículo donde razona por qué es tiempo de gravar a las iglesias, Time incluye que los conservadores quisieran retirar las exenciones fiscales de las que goza Planned Parenthood y los liberales hacen lo propio con la Asociación Nacional del Rifle, cada uno considerando que las exenciones del otro son improcedentes.

Con todo, en el actual contexto electoral y de crispación política, podría resultar costoso para un gobernante o candidato entrar de frente a la determinación de cobrar impuestos a fondo a las iglesias. Eso deberá esperar tiempos más sosegados, si es que eso resulta posible, al menos en la escala mayor. París, o Washington, bien valen una misa libre de impuestos.