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El extraordinario rescate de una adolescente secuestrada en el "Río del No Retorno"

El presunto asesino y secuestrador James DiMaggio y la plagiada Hannah Anderson. (AP)
El presunto asesino y secuestrador James DiMaggio y la plagiada Hannah Anderson. (AP)

El dramático caso de asesinato, secuestro y persecución policiaca, que al final logró salvar a una menor secuestrada impactó fuertemente la opinión pública estadounidense en el verano de 2013, cuando, de acuerdo a las investigaciones, en el sur de California un sujeto llamado James DiMaggio presuntamente asesinó a una madre y su hijo pequeño, hizo arder la casa con los cuerpos dentro, secuestró a Hannah Anderson, la hija adolescente de la familia, y huyó con ella, perseguido por las autoridades, hasta una remota área montañosa en Idaho.

La saga se saldó con el rescate de la joven y la muerte de DiMaggio en un enfrentamiento con agentes del FBI. Ahora, imágenes obtenidas por la televisora ABC muestran detalles no antes vistos del rescate de la adolescente, que fue llevada por su captor desde un área cercana a la frontera con México hasta Idaho, una distancia de más de 1,000 millas.

Inicialmente, las autoridades supieron del caso cuando acudieron a una casa incendiada en Boulevard, California, cerca de San Diego y de la frontera con México. Allí encontraron los cuerpos calcinados de dos personas, que fueron identificadas como Christina Anderson y su hijo de 8 años, Ethan. La casa era propiedad de DiMaggio y él fue considerado sospechoso desde entonces. Pero él, junto con Hannah, la hija de 16 años de Christina, habían desaparecido.

Al parecer, DiMaggio era cercano a la familia Anderson (el padre se había ido a Tennessee por razones de trabajo) y se ha dicho que tuvo una obsesión con Hannah, lo que estaría relacionado con sus delitos.  Pero no hay indicios de que esa obsesión hubiese ido más allá hasta antes de los asesinatos y el secuestro. DiMaggio, se dice, era considerado como un “tío” para los Anderson.

En todo caso, de acuerdo a ABC, al no saberse nada de Hannah se emitió una alerta Amber y se reportó la camioneta azul de DiMaggio como un elemento a identificar. En los días siguientes, muchas personas respondieron a la alerta reportando avistamientos de un auto similar en lugares que iban desde la frontera con México hasta Oregon, y la búsqueda y persecución comenzó a ser frenética, ante el temor de que el captor pudiera dañar o matar a la joven.

Hannah Anderson, durante un servicio en recuerdo de su madre y hermano asesinados. (Reuters)
Hannah Anderson, durante un servicio en recuerdo de su madre y hermano asesinados. (Reuters)

Pero ninguna pista concluyente apareció hasta que unos jinetes que recorrían un paraje en Idaho de nombre singular y sugestivo –el ‘Río del No Retorno’– dijeron haber visto acampar allí a un hombre y un adolescente que parecían extraños al lugar. Las descripciones de esas personas parecían coincidir con las de DiMaggio y Anderson, pero la indicación de que el hombre tenía consigo un gato gris aportó una buena confirmación: las autoridades sabían que el sospechoso tenía una mascota de esa clase.

ABC relata que, entonces, fuerzas de seguridad se movilizaron en masa al ‘Río del No Retorno’ y tras varias pesquisas y búsquedas, con apoyo áreo, finalmente lograron ubicar a Hannah. Un comando llegó al lugar, de muy difícil acceso, DiMaggio habría hecho un disparo y fue abatido a tiros por el FBI. La adolescente fue rescatada ilesa (aunque ella dijo en algún momento que DiMaggio la había incitado a jugar a la ruleta rusa). Entonces se enteró de la tragedia que sufrieron su madre y su hermano. Ella se reunió con su padre, Brett Anderson, y, de acuerdo a ABC, desde entonces emprendió un duro proceso de recuperación anímica.

Hoy, dice la televisora, la joven ha salido adelante, está por graduarse de preparatoria con muy altas calificaciones y explora sus opciones universitarias. Y como para confirmar que no hay marcha atrás, quiere estudiar criminalística y ciencias forenses y ser detective, justo como los que la salvaron de manos de DiMaggio en un aislado paraje de Idaho.

Quizá, para ella, el ‘Río de No Retorno’ no fue solamente un nombre.