El debate que pondrá a prueba el calibre político de Hillary Clinton

Los cinco aspirantes demócratas a la presidencia que debatirán el 13 de octubre en Las vegas. (The Wrap)
Los cinco aspirantes demócratas a la presidencia que debatirán el 13 de octubre en Las vegas. (The Wrap)

El primer debate de los precandidatos presidenciales del Partido Demócrata, que la cadena CNN organiza este martes 13 de octubre en Las Vegas, tiene una narrativa particular que gira en torno a si podrá Hillary Clinton –la puntera del proceso electoral y quien aún es considerada como la candidata, sea cual sea el partido, con más posibilidades de ganar las elecciones presidenciales de 2016– mantener esa percepción y contener el auge de Bernie Sanders, quien desde la izquierda del Partido se ha convertido en un reto significativo de cara a las primarias de Iowa y New Hampshire y comienza a constituirse como una alternativa de peso para los demócratas e independientes que desean un gobierno apartado del establishment político y los grandes grupos de interés y ven a Clinton como parte de ello.

No se espera que este encuentro alcance los niveles de acidez y confrontación que han tenido los debates republicanos –no hay un Donald Trump que aporte la dosis de estridencia y deba ser contenido de forma punzante- y por ello tampoco logrará, previsiblemente, los enormes niveles de audiencia de los dos rounds republicanos. Pero será la primera gran ventana más allá de la propaganda y los eventos de campaña, obviamente planificados para propiciar el lucimiento del candidato, en la que Clinton, Sanders y el resto se verán cara a cara.

Hillary Clinton,la puntera en la contienda por la nominación presidencial demócrata. (AP)
Hillary Clinton,la puntera en la contienda por la nominación presidencial demócrata. (AP)

Así, salvo una inesperada rudeza, es poco probable que los aspirantes demócratas confronten a Clinton en asuntos como el uso de su email privado cuando era Secretaria de Estado o el desastre en la misión diplomática estadounidense en Bengasi, Libia, escándalos que son vistos como infundadas embestidas republicanas para deslegitimar a Clinton.

Otra cosa serán los moderadores de CNN, que sí podrían plantear esos y otros asuntos que han generado controversia pero que no estarían (más allá de los alegatos republicanos) en el ojo del huracán del debate electoral demócrata. Los demócratas podrían, así, querer mostrar al público que son el partido del diálogo y la apertura, a diferencia del Partido Republicano, que en esa lógica sería el partido del golpe bajo y la intolerancia.

El escenario del primer debate demócrata, organizado en Las Vegas por CNN. (Getty Images)
El escenario del primer debate demócrata, organizado en Las Vegas por CNN. (Getty Images)

En cambio, se trata de una oportunidad para abordar temas de fondo que interesan a los votantes demócratas y, sobre todo, para comparar las posiciones y actitudes de los candidatos y contrastarlas con las de los republicanos. El propio debate, con solo cinco participantes, dará más tiempo a cada participante para exponer y ahondar en los asuntos planteados y presumiblemente para responder las críticas que puedan llegarle de parte de los otros.

Clinton, salvo que fuese atacada frontalmente, no tendría necesidad de comprometerse demasiado en confrontaciones, pues le bastará con plantear con claridad su historial, sus propuestas, su experiencia y su amplia red de apoyo para mantener el paso. Mostrar firmeza y confianza, diálogo y estatura de estadista sería el mejor antídoto a su merma de puntos porcentuales en las encuestas.

Es por ello que este debate será la primera gran ocasión en que Clinton mostrará su calibre político en una arena neutral y competitiva en el proceso electoral rumbo a 2016.

Bernie Sanders ha levantado desde la izquierda una dinámica campaña presidencial. (AP)
Bernie Sanders ha levantado desde la izquierda una dinámica campaña presidencial. (AP)

Sanders, quien ha sido muy efectivo en concitar el apoyo del ala más progresista del Partido Demócrata (y que considera a Clinton una mera representante del statu quo responsable del actual estancamiento nacional) y ha realizado proezas millonarias en su trabajo de recaudación entre pequeños donantes, tiene la oportunidad de mostrar que su discurso de izquierda y contestatario del sistema vigente tiene sentido más allá del tercio de los demócratas que lo apoyan y puede proyectarse hacia el centro para poder ganar la nominación y, sobre todo, la elección general. Y, posiblemente, tratará de mostrar a Clinton como parte de la oligarquía que ha hecho caer las oportunidades y esperanzas de los estadounidenses.

Y, cabe decir, el debate será en cierta medida la primera y quizá única gran ventana pública para tres aspirantes marginales: Martin O’Malley, Jim Webb y Lincoln Chafee, quienes de no lograr alzar la cabeza en el encuentro podrían estar sentenciando sus campañas, de por sí reducidas a porcentajes mínimos de apoyo. Pero, justamente, puede decirse que ellos tres no tienen ya mucho que perder, a diferencia de Clinton, pero también de Sanders, y por ello sus posiciones, sus gestos, sus críticas podrían, de ser efectivas, darles un poco de oxígeno político y arrancar algunos puntos a los punteros.

A su favor los demócratas podrán decir, sea cual sea el saldo del debate, y salvo alguna sorpresa, que su discusión tiene la civilidad y la cualidad propositiva de la que carecen los republicanos, inmersos en una cáustica confrontación. Pero por lo mismo, si carece de chispa o vitalidad, podría hacerlos ver menos interesantes, con menos respuesta de las grandes audiencias y bajos en energía, algo que Trump ya ha comenzado a explotar antes incluso de sucedido el debate.

El resultado del debate podría catalizar la decisión del vicepresidente Joe Biden sobre lanzar su candidatura, (AP)
El resultado del debate podría catalizar la decisión del vicepresidente Joe Biden sobre lanzar su candidatura, (AP)

Y, finalmente, una sombra se mantendrá por encima del debate: la del vicepresidente Joe Biden, quien sin haber aún declarado su candidatura es una fuerza de peso en la contienda demócrata. Biden quien técnicamente podría llegar a participar si se postula este mismo martes– podría utilizar el debate como una suerte de termómetro: si se evidencian traspiés de Clinton o Sanders que le representen oportunidades y espacios, eso podría incidir en una decisión favorable de Biden al respecto de su candidatura. Y, en contraste, una Clinton que surgiera victoriosa y dominante del debate podría desalentar a Biden, si bien todo eso está, todavía, en el campo de la especulación.

La mesa está puesta en Las Vegas y las apuestas bien valen la Casa Blanca.