¿A qué se ha destinado la ayuda millonaria para mitigar la ola de niños migrantes de Centroamérica?

Un niño salvadoreño viaja para reunirse con sus familiares tras ser liberado por autoridades en EEUU. (Getty Images)
Un niño salvadoreño viaja para reunirse con sus familiares tras ser liberado por autoridades en EEUU. (Getty Images)

En el 2014 la oleada de niños centroamericanos no acompañados que entraron a Estados Unidos conmovió a la opinión pública y sacudió fuertemente a las entidades de inmigración y control fronterizo, que se vieron desbordadas por la llegada de esos menores. Ese fenómeno migratorio, además de sus implicaciones legales y logísticas para las autoridades, constituyó sobre todo un grave problema humanitario de repercusión nacional e internacional.

Unos 70,000 niños centroamericanos llegaron en el año fiscal 2014, y 75% de ellos procedían de El Salvador, Guatemala y Honduras, de acuerdo a cifras del Departamento de Seguridad Nacional citadas en un reporte especial de la Oficina de Fiscalización Gubernamental (OFG).

Albergarlos y dar seguimiento a sus casos demandó esfuerzos importantes de parte de las autoridades, y las comunidades de inmigrantes y organizaciones que los apoyan desplegaron intensa actividad en su defensa. En paralelo, para tratar de reducir ese flujo migratorio y mitigar las causas que llevaron a esos menores a realizar el peligroso desde sus países y a través de México para llegar a EEUU, el gobierno estadounidense ha impulsado programas de asistencia (algunos ya existentes, otros nuevos) que canalizan recursos económicos a las naciones de origen de esos jóvenes migrantes.

Menores migrantes caminan junto a una vía férrea en México en su intento por llegar a EEUU. (AP)
Menores migrantes caminan junto a una vía férrea en México en su intento por llegar a EEUU. (AP)

Así, durante el año fiscal 2014, Estados Unidos dedicó 22 millones de dólares a El Salvador, 60 millones de dólares a Guatemala y 42 millones de dólares a Honduras a través de la agencia USAID y el Departamento de Estado (DE), además de recursos adicionales vía otros programas vinculados al gobierno estadounidense. Si se suman las cifras de las ayudas de 2013 y 2014 de USAID y DE, las cantidades para los tres países mencionados se elevan a 49 millones, 141 millones y 93 millones, respectivamente, de acuerdo al informe de la OFG.

Pero más allá del número frío, el punto es para qué se usa ese dinero y qué resultados ha aportado para mitigar las causas de la migración de menores centroamericanos a Estados Unidos. Es sabido ya que las razones que los impulsaron fueron el apartarse del crimen y la violencia en sus comunidades, escapar de la pobreza extrema que los agobia y el deseo de reunirse con sus familiares en Estados Unidos.

El reporte de la OFG coincide en señalar esos fenómenos como causa de la ola migratoria, y añade otros, además de matizar la relevancia de algunos de ellos según el país. Además de los ya mencionados, el reporte cita factores como acceso limitado a opciones educativas, actividad de las bandas de tráfico de personas, disfuncionalidad o abuso dentro de las familias en los lugares de origen, percepciones sobre el alcance de la política de inmigración de EEUU y la capacidad conseguida por las comunidades ya asentadas para hacer traer a sus hijos al país (algo que la OFG encontró de modo notable en el caso de los hondureños).

El reporte además comenta varios de los programas de asistencia, nuevos o modificados, en respuesta a la ola migratoria de niños provenientes de Centroamérica. Entre ellos destacan, por ejemplo, un financiamiento de 1.9 millones de dólares destinados a servicios de rehabilitación para jóvenes con problemas legales en El Salvador; una campaña de radio en Guatemala para clarificar ideas equivocadas sobre la política de inmigración de EEUU y fondos de 7.6 millones para la repatriación y recepción de jóvenes en los tres países del área; de 2.2 millones para mejorar la policía municipal en el oeste de Guatemala, de 6.1 millones para mejorar escuelas en El Salvador y de 3 millones para mejorar los conocimientos educativos aplicados al campo laboral en Honduras.

El secretario de Seguridad Nacional de EEUU (der.) dialogó con sus contrapartes de México y Guatemala sobre inmigración. (Reuters)
El secretario de Seguridad Nacional de EEUU (der.) dialogó con sus contrapartes de México y Guatemala sobre inmigración. (Reuters)

Además, se mencionaron campañas para contener a las bandas de tráfico de personas en la región y para concientizar a la población de esos países sobre los grandes peligros a los que los menores migrantes se exponen durante su trayecto hacia Estados Unidos.

Con todo, el reporte no es específico sobre el éxito o el resultado concreto de esos programas ni qué tantos jóvenes centroamericanos han sido beneficiados o, más concretamente, han decidido no emigrar gracias a la asistencia estadounidense.

Y el fenómeno no es cosa cerrada o del pasado, pues organizaciones pro inmigrantes en Estados Unidos e incluso diplomáticos de Centroamérica (cómo el caso de la cónsul guatemalteca en Phoenix, Arizona) han reconocido ante los medios que en la primavera podría darse una nueva ola de niños migrantes entrando a Estados Unidos, ya que las causas estructurales en sus países de origen no se han modificado sustancialmente y por ello las razones que los impulsan a migrar continúan presionando rudamente a los niños y adolescentes de esos países.