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La realidad que desmiente al gobierno de Peña Nieto

La realidad que desmiente al gobierno de Peña Nieto

Hace algunos meses se declaró a Michoacán como territorio a salvo de la violencia que habían desatado los enfrentamientos entre la delincuencia organizada y los grupos de autodefensa surgidos para combatir a los Caballeros Templarios, encabezados por Servando Gómez, “La Tuta”, cuya captura sirvió al Gobierno Federal para afirmar que en Michoacán todo había regresado a la normalidad.

Pero la necia realidad es más poderosa que el discurso político de los gobernantes que hacen declaraciones de propaganda para intentar que la sociedad perciba lo que a ellos conviene, para afirmar que están haciendo su tarea y la están haciendo bien.  

Faltando dos semanas para que los electores acudan a votar, la violencia reaparece y reta al Estado. En el municipio de Tanhuato, Michoacán, elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), la Procuraduría General de la República (PGR) y la Policía Federal (PF) se enfrentaron por más de tres horas a un grupo de presuntos integrantes del Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG), en el que murieron 42 delincuentes, según informó la Comisión Nacional de Seguridad.

TANHUATO, Mich. Violence/Violencia-Michoacán.- Este viernes, fue registrado un enfrentamiento entre presuntos miembros del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y fuerzas federales; el saldo fue 40 muertos; también, fueron incautadas 42 armas largas, en su mayoría, R15 y calibre 7.2, así como un lanzacohetes y un arma Barret, calibre 50 antiaérea, un arma corta. Foto: Especial



Hace tres semanas, el primero de mayo, en el arranque de la Operación Jalisco cuyo objetivo es detener al líder del CJNG, Nemesio Oceguera, “El Mencho” y desmantelar a este grupo delictivo, el operativo del ejercito provocó un enfrentamiento en el que fue derribado un helicóptero del ejército y murieron nueve integrantes de las fuerzas armadas, además fueron bloqueadas avenidas, carreteras y quemados autobuses en Jalisco, Colima, Michoacán y Guanajuato, lo que puso en evidencia la capacidad y disciplina de este cártel, así como su infiltración en los cuerpos de seguridad estatales y federales, desde donde, se sospecha, se filtro la información que permitió la fuga del líder del CJNG.

En Tamaulipas, los enfrentamientos de los grupos de la delincuencia organizada, entre sí y con las fuerzas armadas, que se disputan el control de las ciudades fronterizas, Matamoros, Reynosa y Nuevo Laredo, hace que la violencia, que se creía superada, reaparezca y genere un ambiente de inseguridad en las principales ciudades de la entidad.  

En Guerrero y Oaxaca, aunque ha disminuido el activismo de los normalistas y maestros de la CNTE y la CTEG, que demandan la presentación con vida de los 43 estudiantes desaparecidos desde septiembre de 2014, se oponen a la reforma educativa y a la organización de las elecciones del 7 de junio, no obstante se ha hecho presente la delincuencia organizada que reclama y advierte, a su manera, a los candidatos a los puestos de elección popular, mediante el asesinato, la amenaza y el ataque, que nada cambiará al realizarse el cambio de gobernantes porque el poder en esas localidades son ellos.

Elementos de las fuerzas federales detuvieron mediante un operativo especial al probable líder delincuencial que tenía como centro de operación la zona conurbada. Foto: Cuartoscuro
Elementos de las fuerzas federales detuvieron mediante un operativo especial al probable líder delincuencial que tenía como centro de operación la zona conurbada. Foto: Cuartoscuro



Estas son algunas entidades en donde la violencia es el marco del proceso electoral del 7 de junio. Difícilmente el panorama cambiara. Las autoridades de la secretaría de Gobernación afirman que el país está en paz. Es lo que deben decir. Los medios de comunicación y las aún más veloces redes sociales de la Internet dicen lo contrario.

El electorado de cuando menos un tercio del país está inmerso en un contexto de incertidumbre creado por la actividad y violencia de la delincuencia organizada y su persecución por parte de las fuerzas armadas, a la que se agrega la violencia verbal del bombardeo de denuncias de corrupción que se hacen entre sí los candidatos, con lo que el mensaje para el elector es votar por los menos peores para gobernar.

El resultado de este marco es la percepción de un país sin valores, extraviado y en proceso acelerado de deterioro. La evidencia la tenemos cuando nos enteramos que los niños juegan al secuestro y se divierten asesinando a sus amiguitos. Es el rumbo que marca el horizonte de violencia y corrupción antes de acudir a votar. Por eso otra vez la pregunta ¿Votar para Qué?