El polémico tratado comercial que ha firmado México

El Acuerdo incluye compromisos laborales y ambientales, promueve un Internet abierto y promoverá los más altos estándares de transparencia y anticorrupción de la historia, al obligar a los países participantes a ratificar o aceptar la Convención de Naciones Unidas Contra la Corrupción.

El polémico tratado comercial que ha firmado México

Hace poco más de dos décadas México firmó su primer Tratado de Libre Comercio y lo hizo con Estados Unidos y Canadá. Desde entonces da la impresión de que los gobernantes mexicanos se han dedicado a “coleccionar” tratados, hoy es el segundo país con el mayor número de Tratados de Libre Comercio en el mundo. Mantiene relaciones de este género con 44 países a los que ahora se tienen que sumar otros seis nuevos socios, para llegar a los 50 socios comerciales. Todo un récord.

Lo último en esta línea de actividad de los gobernantes es la terminación de las negociaciones para el Acuerdo de Asociación Transpacífico con el que se creará una zona de libre comercio entre 12 países de América, Asia y Oceanía que en conjunto cuentan con 800 millones de potenciales consumidores.

Las negociaciones requirieron de seis años para hacer realidad el Acuerdo de Asociación Transpacífico, considerado desde ahora como el más grande del mundo, que incluye a México, Australia, Brunéi, Canadá, Chile, EU, Japón, Malasia, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam, cuyas economías representan el 27.3 por ciento del PIB mundial y en conjunto sus exportaciones equivalen al 23 por ciento de las ventas globales, según el Fondo Monetario Internacional.

El secretario de Comercio de México, Ildefonso Guajardo, comentó que con este Acuerdo se fortalece la integración de las cadenas productivas de México, Estados Unidos y Canadá, se consolida el acceso preferencial a los mercados de Chile y Perú y se avanza en las preferencias de acceso al mercado de Japón. Además, se abren oportunidades de negocio en seis mercados de Asia-Pacífico con los que había escasa o nula relación comercial, Australia, Brunei, Malasia, Nueva Zelandia, Singapur y Vietnam. La región que tendrá el mayor crecimiento económico en los próximos 25 años.

El Acuerdo incluye compromisos laborales y ambientales, promueve un Internet abierto y promoverá los más altos estándares de transparencia y anticorrupción de la historia, al obligar a los países participantes a ratificar o aceptar la Convención de Naciones Unidas Contra la Corrupción.

Aunque tomará dos años la instrumentación del Acuerdo de Asociación Transpacífico, pues los países participantes deberán aprobarlos en sus correspondientes congresos legislativos, ya recibe críticas, aunque la totalidad de su contenido solo se conoce por filtraciones, debido a la secrecía que caracterizó su negociación.

Algunos empresarios mexicanos expresan que ellos son los que arriesgan y manejan la planta productiva del país, por lo que realizan los negocios domésticos y de comercio internacional, pero en el caso del Acuerdo Transpacífico, no han sido consultados e ignoran lo que se negoció. "Nada vamos a ganar con países tan lejanos, muy competitivos, nada complementarios, y con bajo nivel de vida. Añadiremos seis países más a nuestra gran colección de TLC, pero con los mismos negativos resultados que hemos tenido con los anteriores".

El presidente de la Federación Mexicana de Lechería, Vicente Gómez, comentó que tendrán que competir con industrias como la de Nueva Zelanda o Japón, en donde si tienen instrumentos y políticas públicas de apoyo al sector. Por su parte Alejandro Díaz, presidente del Consejo Nacional de Productores de Arroz de México, dijo que temen que la desgravación arancelaria sea inmediata, entre otros. 

Los detractores del Acuerdo Transpacífico también están en Estados Unidos. La organización no gubernamental Médicos sin Fronteras tiene temor de que se eleven los precios de los medicamentos.

Algunas organizaciones sindicales de Estados Unidos aseguran que el Acuerdo podría promover la salida de sus industrias hacia otros países, lo que afectaría a su clase media, como ya sucedió con el acuerdo con México y Canadá.

Los defensores del Acuerdo Transpacífico, con Barack Obama al frente, señalan que se impulsarán las exportaciones y se crearán empleos. El gobierno de Obama dice que podrían obtenerse ingresos derivados del Acuerdo por 223 mil millones de dólares anuales, 77 mil de los cuales serían para Estados Unidos.

En un comunicado sobre el Acuerdo dijo Barack Obama: "Teniendo en cuenta que más del 95% de nuestros clientes potenciales vive fuera de nuestras fronteras, no podemos permitir que países como China escriban las reglas de nuestra economía. Nosotros deberíamos escribir las reglas, abriendo nuevos mercados para los productos americanos al tiempo que elevamos los estándares para proteger a los trabajadores y preservar el medio ambiente".

Todo este planteamiento es interesante, pero conviene tener presente la experiencia de México con el TLC firmado en 1994 con Estados Unidos y Canadá.

Carlos Salinas de Gortari anunció una etapa de prosperidad en la que llegarían importantes inversionistas y habría empleos bien pagados. La experiencia indica que después de dos décadas sí llegaron grandes capitales pero no crearon industrias ni trabajos bien pagados. Llegaron a especular, a hacer inversiones de cartera por las que cobran altos intereses. Los pocos empleos bien pagados solo han beneficiado a la alta burocracia gubernamental, mientras que la población debe tratar de subsistir con un salario mínimo de 70.10 pesos al día. Pero la esperanza muere al último y cuando eso sucede lo que sigue es violencia.

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