El chavismo sabe que la contienda será reñida

Hugo Chávez ha convocado a la victoria perfecta. Pero en su propio partido hay quienes dudan de las encuestas que favorecen al presidente venezolano. Los sondeos privados y el pulso de la calle les dicen que el margen será estrecho, y no la amplia brecha de 15 puntos que pregona el oficialismo.

La dirigencia del partido de gobierno está movilizada por todo el país llevando línea blanca a las comunidades, depurando listas de votantes -pues identificaron que algunas están duplicadas-, y verificando que sus patrulleros cuenten con los recursos para hacer llamadas y recorrer sus zonas.

Sin embargo, temen que la coalición de la oposición romperá la barrera de los 5 millones de votos. Los números que manejan en la directiva del Partido Socialista Unido de Venezuela reflejan que el Henrique Capriles superará los 6 millones de votos.

Esto los coloca en un escenario complejo, la votación más alta conquistada por el chavismo fue en las elecciones presidenciales de 2006 cuando obtuvieron poco más de 7 millones de votos, pero desde entonces el electorado oficialista ha disminuido su participación.

El partido rojo se enfoca en cuidar la movilización; cualquier error puede costarle la reelección de Hugo Chávez.

El resultado no está claro para los oficialistas, que aunque confían en poder darle al presidente Chávez su cuarta reelección, saben que el margen más alto que podrían conseguir es de 9 puntos, y no es tarea sencilla.

Esto ha generado temor en las altas esferas y cargos gerenciales de la "revolución". La angustia salta ante la posibilidad de no lograr movilizar la cantidad necesaria de votantes.

Por otro lado, les preocupa que una victoria de Capriles desate una cacería por parte de fracciones de la oposición vistas como radicales, y que el opositor no pueda controlarlas.

La misma sensación de duda sobre lo que podría pasar se manifiesta ante un escenario donde la diferencia en el resultado sea menor de 5 puntos a favor de cualquiera de los dos.
Los chavistas aseguran que el presidente sabrá controlar a su gente, pero no confían en que Capriles lo logre.

Chavismo desmovilizado

La tendencia de los últimos cinco años se inclina a un chavismo desmovilizado y a una oposición más activa en las urnas.

Tras la victoria en las presidenciales de 2006, la maquinaria roja ha experimentado apatía.
En 2007 perdieron el referéndum constitucional ante la unidad opositora; luego en 2008 la oposición le arrebató cinco de las gobernaciones más importantes del corredor electoral y la alcaldía metropolitana. En el proceso se le sumaron los gobernadores de dos de los estados que más votos reportan: Lara y Monagas.

Aunque en 2009 Hugo Chávez ganó el referéndum consultivo, no alcanzó su mejor votación. Esto a pesar de que se trataba de una elección en la que las autoridades regionales pusieron mayor interés pues eliminaba los límites para postularse a estos cargos.

En 2010, las elecciones parlamentarias fueron otro golpe en cuanto a cantidad de votos. La oposición obtuvo más votación aunque no logró la mayoría de los curules en la Asamblea Nacional, esto producto de las modificaciones hechas en los circuitos electorales.

Hoy la oposición controla la mayoría del corredor electoral, aunque sigue presentando problemas en Zulia, donde el chavismo tiene una leve ventaja.

Otro factor que saben afectará el resultado es que se pronostica una disminución de la abstención histórica de 25%. Los expertos en medición y los partidos saben que se reducirá en forma considerable. La duda está en saber a favor de quién se decantarán.