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Chávez, lengua de hacha

Si algo ha demostrado Hugo Chávez durante sus 14 años en el poder es tener una gran creatividad para rebautizar a sus contrincantes.

Como el niño malo de la clase, Chávez jamás llama a sus rivales por su nombre. Al contrario, utiliza insultos y descalificaciones para referirse a ellos.
A Henrique Capriles, su principal oponente, le ha llamado "majunche, hijo de mamá, burguesito, fascista, mentiroso", y ahora, "jalabola".

En el pasado no se enfrentó a Henrique Salas Römer o Manuel Rosales, sino a Frijolito, al pitiyanqui y a Frijolito segundo, el filósofo del Zulia o el hombre de las ballenas.
Lo aplica incluso para quienes les disputan cargos regionales a sus postulados, como es el caso de la contienda entre el opositor Pablo Pérez y Jean Carlos Di Martino, en la gobernación del Zulia, en el 2008.
El Presidente hizo mítines para alzar el vuelo de su candidato y llamó a Pérez "bobolongo", y arreció los insultos a su promotor Manuel Rosales, a quien le dijo "mil veces desgraciado, te voy a borrar del mapa político, ladrón ya te tengo la celda lista".

Otros dirigentes regionales han sido amenazados con ser "pulverizados". El rasgo distintivo de a quienes el mandatario dirige estos insultos son personas que siente le hacen sombra, y vienen por su silla.
El lenguaje soez y escatológico del mandatario ha traspasado fronteras y reglas diplomáticas. La lista es larga. Incluso, su propio tren ejecutivo ha sido víctima de sus burlas, quienes han sido ridiculizados en cadena nacional.
Ha dividido el país entre chavistas y escuálidos. Todos los que no son seguidores de su proyecto político son ciudadanos de segunda.

Otros dignatarios que no comulgan con sus ideas también han probado este vicio verbal de Hugo Chávez. A el ex presidente de México, Vicente Fox, le dijo "cachorro del imperio", al ex mandatario colombiano Alvaro Uribe "mafioso, paramilitar, lacayo del imperio y narcotraficante". A su homólogo estadounidense George Bush le apodó Mr. Danger, y en septiembre del 2006, desde el estrado de la Organización de Naciones Unidas, le dijo demonio. "El diablo está en casa, ayer el diablo estuvo aquí. En este lugar huele a azufre", recalcó en su discurso, refiriéndose al mandatario estadounidense. Mientras que a la ex secretaria de estado de EEUU, Condoleezza Rice, la llamó "condolencia".

El psicólogo y experto en politología, Ángel Oropeza, considera se trata de una "intolerancia a la frustración y una alteración emocional". Hugo Chávez no tolera ser contrariado, ni criticado. "Tiene una gran incapacidad para administrar las diferencias, no las soporta. El uso de seudónimos es un vicio que tiene buscando descalificar al adversario; no son para engrandecer si no para humillar".

A su juicio se trata del comportamiento de quien está acostumbrado a tenerlo todo, y cuando se le lleva la contraria o critica, la cólera lo lleva a la alteración emocional que nace de su intolerancia.

¿Qué piensa el venezolano?
Pero, ¿le gusta este estilo al venezolano?. Según Oropeza, no. Asegura que desde hace tiempo en el propio chavismo hay rechazo el lenguaje soez del Presidente. En el venezolano lo que es visto como positivo es el uso de un lenguaje llano para explicar conceptos, pero el psicólogo señala que cuando se le pregunta a la gente lo malo del presidente Chávez los electores responden "que es muy peleón y grosero", lo que no cae bien a nadie.

Dirigentes del gobierno han copiado el estilo de la descalificación. Incluso se ha llegado a entablar querellas legales por insultos en medios públicos como "hijo de p...", pero una juez de la República sentenció que esto no era una ofensa, si no "una expresión venezolana".

El experto dice que para que la palabra sea ofensiva tiene que ir cargada con un tono de rabia, de resentimiento. El énfasis o entonación de la palabra puede cambiar su sentido.

"Hemos presenciado una proliferación de insultos de parte del presidente en los últimos días. Algo no le está saliendo bien, que está regañón hasta con su propia gente", dice Oropeza.