La absurda guerra entre EEUU y Gran Bretaña por culpa de un cerdo

Una riña vecinal entre granjeros, en 1859, acabó en un conflicto diplomático en el que los representantes de ambos países quisieron demostrarse su superioridad militar. No hubo intercambio de disparos y la única víctima que hubo que lamentar fue el inocente animal

Soldados estadounidenses en Isla San Juan en 1859 (nps.gov)
Soldados estadounidenses en Isla San Juan en 1859 (nps.gov)

Innumerables han sido los conflictos bélicos que han tenido lugar en todos los rincones del planeta a lo largo de la Historia y muchísimos los motivos por los que éstos se han desencadenado: religiosos, económicos, territoriales…

Pero, entre toda esa amalgama de guerras acontecidas, son tantas las ocasiones en las que se ha echado mano de un pretexto absurdo para justificar el motivo por el que se ha iniciado un enfrentamiento que, a veces, nos encontramos con relatos referentes a un conflicto entre naciones que roza lo ridículo e hilarante.

Es el caso de la conocida como "guerra del cerdo y la patata" y que tuvo lugar a causa de un absurdo conflicto vecinal el verano de 1859 en la Isla de San Juan, situada en el punto exacto que separa el actual Canadá con los Estados Unidos por el Oeste del continente americano.

Mientras Isla San Juan era disputada por EEUU y Gran Bretaña se encontraba en 'tierra de nadie' (nps.gov)
Mientras Isla San Juan era disputada por EEUU y Gran Bretaña se encontraba en 'tierra de nadie' (nps.gov)

En aquellos momentos se podría decir que se trataba de una "tierra de nadie", debido a que estadounidenses y británicos estaban discutiendo las lindes entre Canadá y EEUU y ese punto, debido a ser un lugar altamente estratégico no se terminaba de resolver para saber quién de las dos naciones tendría el control, por lo que en Isla San Juan habían llegado para instalarse un buen puñado de colonos de ambas naciones que convivían, hasta el momento, en una relativa paz y sin que les afectase demasiado las discusiones territoriales que tenían lugar en los despachos.

Evidentemente, como toda convivencia vecinal, había sus más y sus menos entre granjeros, pero todo de poca importancia, siendo las disputas más graves aquellas que podían tener relación por una valla puesta un metro más acá o más allá o el paso de algún animal de un granjero por las propiedades de otro.

Y fue precisamente esto último lo que acabó convirtiéndose, de una manera absurda, en una declaración de guerra entre EEUU y Gran Bretaña por culpa de un cerdo.

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Resulta que el irlandés Charles Griffin tenía un puñado de cerdos a los que dejaba campar a sus anchas, sin importarle si éstos terminaban metiéndose en las propiedades de otros granjeros, hasta que su vecino, el estadounidense Lyman Cutlar, cansado de ver como uno de los marranos de Griffin se metía en su huerto a comerse las patatas decidió, el 15 de junio de 1859, pegarle un tiro al animal.

Ante la queja del irlandés, Cutlar decidió compensarlo pagándole por la pérdida del animal con 10 dólares, una cantidad que Griffin creía insuficiente ya que reclamaba 100, por lo que no se pusieron de acuerdo y se enzarzaron en una serie de discusiones que poco a poco fueron involucrando a otros vecinos que se posicionaban de un lado u otro.

Pero, debido a las diferentes nacionalidades de los granjeros, en pocos días la disputa se convirtió en un conflicto que fue más allá al ir cada uno a exponer su caso a sus correspondientes representantes políticos.

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Las autoridades británicas advirtieron a Lyman Cutlar que sería detenido si no recompensaba a Charles Griffin con la cantidad que éste exigía, algo que ofendió a las autoridades estadounidenses que se opusieron a que uno de sus conciudadanos fuese apresado por tal motivo, lo que provocó que se decidiese enviar un contingente de 66 soldados estadounidenses a impedir el acceso de los británicos a Isla San Juan. Esto no intimidó a las autoridades británicas que ante tal situación se envalentonaron y enviaron a sus soldados.

En cuestión de algo menos de dos meses, aquel incidente entre granjeros se había convertido en una cuestión de Estado, en el que los representantes políticos de ambas naciones se intentaban demostrar quién tenía más fuerza militar, enviando cada vez más y más soldados. El 10 de agosto un contingente de 461 soldados estadounidenses y catorce cañones se habían apostado frente a la costa para hacer frente a los cinco buques de guerra británicos con setenta cañones y más de 2.000 soldados.

Afortunadamente todo esto eran movimientos estratégicos y no se disparó ni un solo tiro ni hubo derramamiento de sangre durante todo el tiempo en el que un país y otro intentaban demostrarse lo poderosos que eran.  

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Mientras que los militares se encontraban es esta absurda disputa las noticias sobre la misma llegaron hasta las más altas instancias políticas de cada nación, enviando rápidamente a unos representantes diplomáticos que, tras reunirse, decidieron poner fin a ese estúpido conflicto, con el fin de seguir discutiendo en los despachos a quién pertenecía territorialmente aquella isla, cuestión que no se solucionó hasta 1872.

Finalmente la cosa quedó en aguas de borrajas pero lo que es curioso es que no ha trascendido cómo se solucionó la disputa entre Lyman Cutlar y Charles Griffin, la cual desencadenó aquel conflicto militar, y no llegó a saberse si al final le compensó con 10 o 100 dólares.

Fuentes de consulta: wahmee / curistoria / nps

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