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El cruel experimento social que Dinamarca realizó con niños groelandeses

Infinidad son las ocasiones en las que un gobierno ha realizado algún tipo de experimentación, tanto médica como sociológica, utilizando para ello a miembros de colectivos o etnias minoritarias.

Uno de estos casos es el que tuvo lugar en Groenlandia en 1951 y donde se utilizó un grupo de 22 aborígenes, de entre seis y diez años, (13 niños y 9 niñas) con el fin de llevar a cabo una prueba de adaptación social.

Grupo de esquimales groelandeses. La imagen no corresponde a la época del experimento (Wikimedia commons)
Grupo de esquimales groelandeses. La imagen no corresponde a la época del experimento (Wikimedia commons)

El experimento, llevado a cabo bajo la supervisión del gobierno colonial de Dinamarca y la organización Save the Children, consistió en separar a ese grupo de inuites de su entorno más íntimo y trasladarlos a una población danesa con el fin de que conviviesen durante un tiempo con diferentes familias de acogida.

Querían ver cuál era la capacidad de adaptación de los pequeños a ese nuevo entorno y a la nueva lengua, ya que desde el primer momento se les estuvo hablando en danés.

El propósito era crear una nueva generación de groenlandeses que en el futuro modernizasen el modo de vida del lugar y se adaptasen a los nuevos tiempos. Una gran parte del pueblo todavía vivía como esquimales, cazando focas, construyendo iglúes y comunicándose entre ellos en su lengua autóctona.

Se realizó una selección de niños y niñas que consideraron más despiertos e inteligentes y que provenían de familias desfavorecidas. Tal y como llegaron a Dinamarca los pequeños fueron puestos en cuarentena, aunque a ellos les contaron que aquel lugar era un campamento de verano.

Tras un tiempo allí, donde incluso recibieron la visita de la reina consorte Ingrid de Dinamarca (debido al prestigio que tenía el experimento), los pequeños groelandeses fueron distribuidos entre varias familias con las que convivieron varios meses.

Pero el experimento no terminó de salir como las autoridades danesas pretendían y no se sabe a ciencia cierta por qué pero se terminó abandonando el proyecto dejándolo a medias, algo que perjudicó todavía más a los pequeños a los que habían desubicado, cambiado de entorno y familia y devolvieron, en 1952, a 16 de ellos a Groenlandia (seis fueron adoptados por las familias de acogida)

Pero tras su retorno a Groenlandia los niños y niñas no fueron devueltos a sus hogares sino que fueron a parar a un centro construido por la Cruz Roja Danesa en la población de Godthåb (actualmente llamada Nuuk).

Habían decidido que los pequeños ya no podían volver a vivir con sus familias ya que sería dar un paso atrás en todos los logros de adaptación y evolución conseguidos en ellos. O al menos así pensaban los ideólogos del experimento.

En ese centro eran educados como si de niños daneses se tratase, utilizando ese idioma y teniendo prohibido hablar en la lengua inuit.

Pero contrariamente a lo que los investigadores daneses pretendían, la mayoría de esos niños crecieron siendo infelices y llenos de traumas y problemas psicológicos. Muchos fueron los que con los años se volvieron alcohólicos e incluso algunos fallecieron siendo todavía jóvenes.

Las autoridades danesas y organizaciones involucradas no pidieron disculpas por este experimento social hasta cinco décadas después, cuando muchos de aquellos niños y niñas inuites ya ni siquiera seguían con vida.