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Ansiedad, entre los peores enemigos del estudiante

"Preferiría estar enfermo de cualquier cosa que se cure en un quirófano",  me dijo una vez alguien.  Esta persona sufría crisis continuas de ansiedad, provocadas por un estrés que, poco a poco, comenzó a provocarle una sintomatología caótica. Luego de varias pruebas médicas de rigor que siempre indicaban la ausencia de enfermedades, los médicos optaron por recomendar una visita al  psicoanalista.¿El diagnóstico definitivo?: estado asténico por sobregiro de información.

 

Antes de estos episodios, nuestro amigo había sufrido terribles crisis de ansiedad en su época de estudiante. Durante los periodos de exámenes -y sin la inestimable ayuda de Internet-, su vida se convertia en una pesadilla. Con una simple búsqueda online la psicóloga y escritora Ana Muñoz lo hubiera ayudado: sus consejos en la red le enseñarían a respirar y a detener el tiempo, en pleno examen académico, o a manejar los pensamiento negativos.

¿Qué técnicas de manejo de la ansiedad recomienda esta terapeuta?:

1) centrarse completamente en la ansiedad, observándola como si fuéramos extraterrestres en pleno estudio del ser humano; fijarse en los latidos del corazón, cómo es la respiración, cómo están afectados nuestros músculos.

2) Imaginar que la ansiedad tiene un color determinado, una textura, una forma.

3) Experimentar la ansiedad, aceptarla, sentirla y entregarse a ella por completo, pues cuando nos entregamos a una emoción de esta manera y la vivimos plenamente, sin combatirla, suele desaparecer –afirma Muñoz.

La cuestión está en alejar la idea fija de que nos sentimos mal, de que no vamos a salir bien en el examen, o que no estamos aptos para determinada prueba de la vida.

Ahora sabemos que respirando con el diafragma –hinchando el abdmen con una frecuencia fija- se relajan los músculos y la mente, y disminuye la adrenalina, una hormona muy conocida y traicionera.
Si por casualidad nos quedamos en blanco ante un examen, Muñoz  -quien ha escrito varios libros de autoayuda- recomienda leer la pregunta y, en hoja aparte, escribir  cualquier frase, idea o palabra relacionada con el tema. Después, se utiliza lo escrito como ayuda para comenzar a desplegar nuestras ideas. Empezar a escribir es lo importante: se trata de una técnica de arranque que garantizará la concatenación de palabras, porque muchas veces el estudiante sabe tanto o más de lo que le preguntan, pero “los nervios” traicionan.

La buena noticia es que tal vez todas las universidades suspendan la práctica del examen final, como –según notifica Muñoz-  ha hecho la prestigiosa Harvard. Esta institución se basa en pruebas parciales de conocimientos para no atormentar a los alumnos. Nada de estrés al final de curso.

Si ahora  los profesores de Harvard quisieran aplicar un examen final, necesitarian dar aviso al secretario general de la universidad…Porque, en definitiva,  ¿qué tanto demuestran los largos exámenes finales? ¿Son útiles para el aprendizaje?

Esta pregunta es de la psicóloga Ana Muñoz, pero la extendemos en este post con el objetivo de relajar a los estudiantes que ahora mismo se encuentren en el ojo del huracán.