Estudiar con música, ¿un ruido en el sistema?

En este tema particular parece ser que no existe un acuerdo. Si bien el silencio absoluto puede llevar al aburrimiento y, por tanto, a la somnolencia, la música en el auricular del estudiante –el sonido más común del siglo XXI- puede ocasionar distracciones.

A pesar de que algunos artículos consideran la música como “un ruido en el sistema” para el estudiante, otros apuestan por la música como alternativa al  silencio. ¿Motivos? 1) Proporciona un ambiente tranquilo, en el que se puede ser productivo leyendo. 2) Ayuda a elevar el estado de ánimo y motiva a continuar. El reto está en seleccionar la adecuada. El sitio en internet examtime.com ofrece consejos útiles de cómo elegir la música para estudiar,  entre ellos el de crear una lista de reproducción con temas favoritos por adelantado, para no tener que buscar canciones nuevas cada cinco minutos y no distraer la atención.

Se habla del Efecto Mozart: parece que está demostrado que la música del genial austriaco mejora el rendimiento mental. Esta música puede inducir una mejoría a corto plazo en el desempeño de diversos tipos de tareas mentales conocidas como "razonamiento espacio-temporal".  La hipótesis sugiere que escuchar a Mozart te hace más inteligente, y que, de hecho, la exposición durante la primera infancia a la música clásica tiene un efecto beneficioso en el  desarrollo.

Ahora sí, los estudios suelen coincidir en un aspecto: se recomienda escuchar la música con un volumen moderado tirando a bajo, llevándola a un segundo plano, pues el protagonista es el estudio. Además, se sugiere escuchar sonidos de la naturaleza (lluvia, olas, selva) o de animales. No es exactamente música, pero es relajante. Aunque, cuidado, se deben hacer listas de reproducción que duren un máximo de dos horas. El parón del sonido será un buen recordatorio para tomar un merecido descanso.

Todo lo contrario indica Santiago Moll Vaquer (Ciutadella de Menorca, 1973), quien ejerce como profesor de Lengua Castellana y Literatura en un instituto de secundaria desde 1998. Él cree que la música en el estudiante es un ruido en el sistema y ofrece, a título personal, cinco razones:

1.    Multitarea. Se trata de un término que tiene su origen en el campo de la informática (multitask): se realizan dos o más tareas o procesos a la vez. El término se aplica en diferentes aspectos relacionados con la productividad y el rendimiento y se está convirtiendo en una cualidad muy valorada en el mundo académico y empresarial. Las personas con un comportamiento multitasking pierden en concentración ya que el cerebro entra claramente en conflicto, dice el profesor. 
      Así, escuchar música mientras se estudia resulta perjudicial porque el cerebro debe desdoblarse. Por una parte, trabaja aspectos del estudio, mientras que por otra, al escuchar música, activa otras zonas y conexiones, como la memoria emotiva. El efecto es todo lo contrario a lo que la gente piensa. “…No ayuda ni a relajarnos ni a concentrarnos, todo lo contrario, aumenta nuestro estrés y hace disminuir nuestra atención”, asegura.

2.   Productividad. La música no deja de ser un ruido y todo ruido lo que provoca es una alteración en el cerebro. En la experiencia de este profesor, desde que no escucha música a la hora de corregir, preparar una clase o elaborar algún video-tutorial, ha constatado que tarda menos tiempo y el resultado es más satisfactorio.

3.    Dispositivo. El problema de estos dispositivos también está ligado a    nuestros gustos, porque mientras escuchamos música, las canciones nos evocan algún tipo de sentimiento, recuerdo, gusto, aversión… Todo ello bloquea e interrumpe nuevamente el estudio y hace que el tiempo que le dedicamos a estudiar se incremente considerablemente. Aunque estudiemos con canciones sin letra, la música siempre nos va a evocar algo, a transmitir algún tipo de mensaje y este mensaje siempre interferirá en nuestro estudio.

4.    Entorno. Si sustituimos el aislamiento (de la música) por un entorno silencioso, nuestra capacidad de concentración será intacta.

5. Memoria. Si estudiamos escuchando música (…) es muy posible que lo aprendido se instale solamente en lo que se denomina la memoria a corto plazo.

En mi opinión, el método infalible es estudiar por unas dos horas, descansar una, y  repetir este sistema a lo largo del día. En los momentos "libres", se puede realizar alguna actividad manual o creativa donde no intervenga la concentración, preparar algún platillo, realizar una caminata “musical” o, sencillamente, escuchar una música relajante.