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Cómo un grupo de prisioneros logró derrotar en un debate a estudiantes de Harvard

La noticia le dio la vuelta al mundo y desconcertó a muchos: un equipo de presos derrotó a otro de estudiantes de Harvard nada más y nada menos que en un debate. Algo así como una victoria de David contra Goliat.

El debate se llevó a cabo el mes pasado en el Centro Correccional del Este de Nueva York, una prisión de máxima seguridad situada a una hora de la Universidad de Bard. Los anfitriones, miembros de la Iniciativa para la Prisión de la Universidad de Bard vencieron a un equipo de Harvard que había ganado tres de los cuatro campeonatos nacionales de la Asociación de Debate Parlamentario.

Debate entre reclusos y estudiantes de Harvard
Debate entre reclusos y estudiantes de Harvard

"Estamos orgullosos de haber perdido un debate ante el equipo extraordinariamente inteligente y articulado que enfrentamos este fin de semana," escribió la Unión de Debate de la Universidad de Harvard en Facebook después de la derrota. "Y estamos muy agradecidos a Bard y al centro penitenciario del este de Nueva York por el trabajo que hacen y por la organización de este evento”.

Pero ¿por qué nos sorprende tanto la victoria de los 3 prisioneros? Quizás, como apunta el Washington Post, por el prejuicio de que existe un vínculo entre un bajo nivel de inteligencia y la criminalidad.

Sin embargo, a lo largo de la historia los reclusos han logrado dar rienda suelta a su creatividad ya sea escribiendo literatura o haciendo música, para no hablar de sofisticados intentos de fuga, como el de la prisión de Alcatraz en 1962 y recientemente el orquestado por el asesino Richard Matt, quien huyó del centro penitenciario Clinton en Nueva York en junio, junto a otro reo, desatando una verdadera cacería humana.

Lo más sobresaliente de la victoria del equipo de presos fueron las limitaciones que tuvieron que enfrentar en su preparación para el debate. Para empezar, ninguno tuvo acceso a Internet, y los libros y artículos que usaron, debido a las regulaciones existentes, debían ser solicitados con semanas de antelación y aprobados por la administración de la cárcel.

Pero el reto los alentó, según contó uno de los miembros del equipo ganador.

"Si ganamos, va a haber un montón de personas que se cuestionen lo que pasa aquí. Puede que no estemos retóricamente dotados de manera natural, pero trabajamos muy duro”, aseguró Alex Hall, de 31 años, quien cumple una condena por homicidio, en declaraciones a The Wall Street Journal.

Y tomaron a los rivales por sorpresa, como confesó Anais Carell, una joven de 20 años de Chicago que participó en la competencia.

Esta puede haber sido la victoria más publicitada del equipo de reclusos, pero no la primera. Tuvieron su primer debate en la primavera de 2014, superando a la Academia Militar de West Point en Nueva York. Luego ganaron contra un equipo de nivel nacional de la Universidad de Vermont, y en abril perdieron una revancha contra el de West Point.

El último debate, contra Harvard, giró en torno a si las escuelas públicas podían negarle la matrícula a los estudiantes indocumentados. En contra de su verdadera opinión, los presos defendieron el criterio de que en efecto las escuelas podían rehusarse a inscribir esos alumnos.

Muchos reclusos han continuado su educación en las universidades de Yale y Columbia, dijo a la agencia AP Max Kenner, director ejecutivo de la iniciativa Bard para la cárcel.

"Los estudiantes de la prisión están sujetos a los mismos estándares, niveles de rigor y expectativa que los estudiantes en el campus principal de Bard," declaró Kenner. "Los [reclusos] estudiantes son serios. No hay condescendencia por parte de los profesores".