La ‘novia’ que desenmascaró a un yihadista revela perturbadores detalles de su reclutamiento

La periodista que se hizo pasar por una joven interesada en unirse a Estado Islámico y mantuvo una relación virtual con su reclutador lo cuenta todo en un libro

Durante un mes, Anna Erelle se hizo pasar por una joven interesada en sumarse a las filas del yihadismo en el Medio Oriente. Luego hizo públicas sus comunicaciones con su reclutador y ahora vive bajo custodia policial. Anna Erelle es, de hecho, su seudónimo.

Anna Erelle, foto difuminado por razones de seguridad.
Anna Erelle, foto difuminado por razones de seguridad.

Todo comenzó en su apartamento parisino, cuando esta periodista de algo más de 30 años abrió una cuenta falsa en Facebook con el nombre de Mélanie, una veinteañera ingenua y desencantada del estilo de vida que llevaba.

De acuerdo con una entrevista concedida al diario Le Figaro, la periodista trastocada en joven insegura recibió cuando menos lo esperaba un mensaje de Abou-Bilel, un yihadista de 38 años radicado en Raqqa, el feudo del Estado Islámico en Siria. Para su sorpresa, apenas habían intercambiado algunas frases para conocerse cuando el hombre le preguntó si ella era musulmana y si le interesaba viajar a Siria para conocerlo.

"Parecía un comercial”, asegura Erelle, “Mélanie era para él un perfil tipo más. (…) No conoce su edad ni el color de sus ojos ni su situación familiar, pero eso parece que no le importa”.

El hombre le habla a su interlocutora del Islam “puro” y le explica por qué ella debe huir cuanto antes. Seguidamente el diálogo pasa del chat de Facebook a la webcam de Skype. Es entonces que Anna emplea un velo tradicional para que su rostro no se vea completamente, además de utilizar palabras en árabe que han sido incorporadas al argot del francés de ciertos grupos sociales.

"Tenía necesidad de ir cada vez más lejos –reconoce en una entrevista con el semanario francés Paris Match. Deseaba comprender, sentir lo que viven esos jóvenes que tan a menudo he frecuentado, atrapados por el proselitismo islámico que acecha en la Internet. Cómo una chiquilla de 14 años de una familia musulmana o laica o católica o incluso judía se radicaliza en apenas un mes…

Poco a poco, pues, la confianza prevalece entre la supuesta joven de 20 años y el curtido terrorista, aunque Anna opta por no hacerle preguntas inquietantes para no levantar sospechas en su nuevo amigo.

El verdadero Abou-Bilel

En paralelo, la periodista indaga y descubre que tras el nombre de Abou-Bilel se parapeta Rachid, un hombre de origen argelino que vivía en Roubaix, en el norte de Francia, donde había abandonado los estudios desde muy joven y cometido algunos delitos.

Terroristas del Estado Islámico
Terroristas del Estado Islámico

La radicalización de Rachid comenzó hacia el año 2000, pero su transformación en combatiente no tuvo lugar hasta 2003, cuando salió de Francia con destino a Irak, justo en el momento de la invasión norteamericana.

Después el hombre viajó a Afganistán, donde recibió cursos de entrenamiento en técnicas de guerrilla, y luego pasó por Pakistán antes de entrar a Libia, al tiempo que el gobierno de Kadhafi era derrocado.

Para el año 2013 Bilel se encontraba en Turquía y, en el momento de conectarse con Mélanie, se trataba nada menos que del brazo derecho de Abou Bakr al-Baghdadi, jefe de organización del Estado Islámico.

Según confesión del propio reclutador, sus funciones eran buscar nuevos adeptos, recoger los impuestos que los comerciantes locales están obligados a pagar y controlar el trabajo de los batallones. Pero tampoco estaba liberado de actividades bélicas; de hecho, de vez en cuando le tocaba matar.

Cuenta Anna Erelle que el nuevo "novio virtual" de Mélanie llegó hasta confesarle que “le gustaba cortar cabezas, torturar prisioneros y darles el golpe final”.

Ella misma tuvo la ocasión de ver por Skype las fotos de los decapitados que su amigo guardaba en su teléfono celular.

"Mélanie –insistía Bilel-, siento que posees un alma hermosa, pero si sigues viviendo con esa gente arderás en el infierno”. De manera que ya era hora de insistir para que la muchacha abandonara el territorio francés y empezara a servir a “la causa de Dios”.

Gracias a aquellas charlas, Anna obtuvo de la mejor de las fuentes mucha información sobre la rutina de los combatientes recién llegados a Siria: los cursos de idioma por las mañanas, las prácticas de tiro en la tarde… "Al cabo de dos semanas –detalla-, si eres lo suficientemente fuerte para combatir, te incorporas al frente. De lo contrario, eres especializado en el reclutamiento o en el contraespionaje”.

Además, Estado Islámico no menosprecia el trabajo social, llamado por el combatiente como “tareas nobles”, como la visita a los yihadistas heridos en los hospitales o la entrega de medicamentos a los civiles que los necesiten.

“Fue la investigación más apasionante de mi carrera –asegura la periodista. Era fabuloso tener un contacto que me aportara una imagen de Raqqa en tiempo real.”

“Me daba la impresión de encontrarme ante un gurú de una secta”, puntualiza luego. Hasta que un día el hombre se atrevió a hablarle de matrimonio.

Un perfume de Chanel

Erelle decidió una vez más seguirle el juego, a lo que siguieron llamadas por Skype a todas horas del día. Según otra entrevista concedida al portal Esquire, retomada por la página de RT, Abu Bilel le prometió a la supuesta Mélanie que viviría “como una princesa” y le aconsejó que volara a Siria a través de Amsterdam, para evitar las miradas de los investigadores franceses, pero que no dejara de comprarle un perfume Channel Egoiste en el Dutty Free del aeropuerto.

Unos días más tarde Anna Erelle dio por concluida su transformación y publicó en la prensa francesa un extenso trabajo sobre su experiencia. Fue entonces que empezaron a llover sobre las redes sociales todo tipo de indicios de una fatwa decretada contra su persona.

"Hermanos en todo el mundo –decía uno de estos llamados-, si la ven, mátenla”. Y seguidamente una imagen de su rostro circulando por la red de redes, visionada quién sabe por qué lobo solitario dispuesto a ejercer la justicia de los extremistas islámicos.

"Tuve que esconderme en casa de mis padres y luego en casa de amigos, en todas partes. Tenía la impresión de vivir como una clandestina”, asegura.

Desde entonces, sobre todo desde la aparición en francés y en español de su libro Dans la peau d'une djihadiste (En la piel de un yihadista), Erelle vive bajo protección policial.

"El problema no es las amenazas inmediatas, sino las represalias. Tendré que desconfiar en todo momento y vivir con una espada de Damocles encima de mi cabeza”, concluye.

De cualquier manera, como ya aseguró con el rostro velado ante la televisión española, esta periodista cree que lo volvería a hacer “porque su oficio también incluye desenmascarar ese mundo del terror”.