El horrible accidente que escandaliza a Irán

Captura de video de YouTube.

El elegante Porsche Boxster GTS aceleró a 120 millas en menos de 10 segundos, dejando perplejos a los escasos transeúntes que vieron desaparecer el bólido amarillo entre las luches del bulevar Shariati en Teherán. No lo perdieron de vista durante mucho tiempo: un ruido estruendoso, como de una explosión, atrajo la atención de todos.

Era la primera vez que Parivash Akbarzadeh, de 20 años, conducía un Porsche: la joven perdió el control, se estrelló contra una acera y chocó con un árbol. Murió en el acto, y su acompañante, dueño del auto, Mohammad Hossein Rabbani-Shirazi, de 21 años, falleció horas más tarde a causa de sus heridas.

Pero la tragedia trascendió el ámbito familiar una vez que la fotografía del lujoso auto destrozado comenzó a circular en las redes sociales y se reveló la identidad de las víctimas.

Akbarzadeh residía en un modesto suburbio de Teherán, mientras que Shirazi era el nieto de un importante clérigo. Para complicar las cosas, el joven estaba comprometido en matrimonio, sólo que con otra mujer.

En el país islámico está estrictamente establecida la segregación de hombres y mujeres solteros, y jactarse de los bienes materiales está mal visto.

La mayoría de los comentarios en las redes sociales fueron muy duros con la joven, en cuyo perfil de Instagram solía hacer alarde de joyas y bienes materiales.

“Hasta nunca”, escribió un comentarista, de acuerdo con una transcripción del diario The New York Times.

"Gracias a Dios que, incluso cuando no hay justicia en este mundo en la distribución de dinero y la riqueza, hay justicia en la muerte. Me encanta la justicia divina, en la que las personas ricas y jóvenes también mueren junto con la gente desesperadamente pobre que no tiene esperanza en la vida", comentó otro.

Y hasta el líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei, intervino en la controversia, diciendo que los jóvenes ricos que exhiben su riqueza "crean inseguridad psicológica en la sociedad."

El trasfondo, sin embargo, es más complejo.

Durante el mandato del expresidente Mahmoud Ahmadinejad, un grupo selecto se enriqueció gracias a concesiones para vender petróleo, dólares y oro, señala el diario The New York Times. Ese grupo  comenzó a aventurarse en otros negocios, difundiendo una cultura de la corrupción, en opinión de funcionarios iraníes.

Estos nuevos ricos siguen usando barbas en señal de lealtad al sistema. Pero sus hijos compran ropa de diseñador y autos lujos en Emiratos Árabes Unidos y los llevan al país donde los precios se han triplicado y muchos ya no pueden permitirse un auto nuevo, ni siquiera fabricado localmente.

Ya en 2013, de acuerdo con un reporte de The Financial Times, el 40% de los iraníes vivía en la pobreza, un drástico incremento en relación con el 22% de 2005.

El auto destrozado por Akbarzadeh puede costar unos 75.000 dólares en Estados Unidos, pero en Irán, donde la importación de artículos de lujo conlleva un impuesto de 140% puede llegar a valer 178.000 dólares, lo cual explica, también, la indignación de los iraníes.

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