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El extraño caso de la mujer ciega que recupera la visión cuando cambia de personalidad

Después de sufrir un accidente traumático en su juventud, “BT”, una mujer alemana fue diagnosticada con ceguera cortical, causada por daños en los centros de procesamiento visual en el cerebro. Se buscó un perro lazarillo y se acostumbró a las tinieblas.

Lamentablemente, la ceguera es sólo uno de los problemas de BT. La mujer, ahora con 37 años, padece de Trastorno de Identidad Disociativo, o, como se le conoce popularmente, múltiples personalidades.

Concretamente, en BT conviven 10 personalidades diferentes, cada una de ellas con variadas combinaciones de edades, sexo, hábitos y temperamento. Incluso hablan lenguas diferentes: algunas sólo en inglés, otras sólo en alemán, algunas en ambos idiomas.

Una de esas personalidades encarnadas en ella, un muchacho adolescente, recuperó la visión. Sucedió al cabo de cuatro años de terapia, al terminar una de las sesiones. BT notó una palabra en la portada de una revista: fue la primera que leyó visualmente en 17 años.

El extraordinario caso aparece detallado en PsyCh Journal, la Revista de Sicología, por los sicólogos alemanes Hans Strasburger y Bruno Waldvogel, y reseñado por el diario The Washington Post.

Al recuperar la visión, inicialmente BT sólo podía reconocer palabras completas y ni siquiera podía ver las letras individuales que componen las palabras. Pero esa capacidad se expandió gradualmente hasta que la mayoría de sus personalidades fueron capaces de ver la mayor parte del tiempo. Todas, menos dos.

Cuando B.T. alternaba entre personalidades videntes y ciegas, su visión cambiaba también.

Fue entonces cuando Waldvogel, quien había tratado a la mujer durante 13 años, comenzó a dudar de la causa de la pérdida de la visión de BT. Es poco probable que una lesión cerebral que causa ceguera cortical sane instantáneamente después de un largo tiempo. Y si ese “milagro” ocurriera, no explicaría por qué la mujer alternaba entre estados de videncia y ceguera.

Los récords de salud de la época en que sufrió el accidente –que no se detalla en el estudio- muestran que BT fue sometida a una serie de pruebas de visión: láser, lentes especiales, luces brillantes a través de una habitación, que demostraron su aparente ceguera. Como no había daño físico en sus propios ojos, se asumió que los problemas de visión de BT fueron causados por el daño cerebral tras el accidente.

El sicólogo valoró la posibilidad de que la mujer estuviera simulando su discapacidad y la sometió a un encefalograma. Ese examen mostró que cuando B.T. estaba en sus dos estados ciegos, su cerebro no mostraba ninguna respuesta eléctrica a los estímulos visuales, a pesar de que sus ojos estaban abiertos y ella estaba mirando directamente los estímulos visuales.

Waldvogel comenzó a tener dudas del diagnóstico de ceguera cortical.

Junto a su colega Strasburger llegó a la conclusión de que la ceguera de BT es sicogénica (o sea, de causas psicológicas, en lugar de físicas). Algo sucedió -tal vez relacionado con su accidente- que causó que su cuerpo reaccionara mediante la reducción de su capacidad de ver.

"Esas [personalidades en las cuales BT conserva la ceguera] presumiblemente sirven como una posibilidad para retraerse", comentó Strasburger al sitio de neurociencia Brain Decoder. "En situaciones que son particularmente emocionalmente intensas, el paciente a veces siente el deseo de ser ciego, y por tanto no 'tiene que ver'".

El estudio alemán también ofrece una nueva perspectiva sobre el Trastorno de Identidad Disociativo, un síndrome registrado desde los años 70, pero cuyo diagnóstico ha sido muy cuestionado después.

En 1976, la película de televisión “Sybil” lo puso de moda, y en los años 90, muchos pacientes sometidos a tratamientos dudosos demandaron a las autoridades médicas alegando que fueron sugestionados para creer que padecían ese trastorno.

Hasta ahora se consideraba que es un producto de la fragmentación en los altos niveles de pensamiento para tratar con las emociones complejas.

El estudio de Strasburger y Waldvogel dice que su hallazgo es evidencia de que el Trastorno de Identidad Disociativo puede desarrollarse a un nivel muy básico, biológico, no sólo cognitivo.

Además, en el caso de BT, "representa el intento de la mente para compartimentar su dolor”, según el Dr. Richard P. Kluft, profesor clínico de psiquiatría en la Escuela de Medicina de la Universidad de Temple, quien no estuvo asociado con el estudio.