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El bonsái que sobrevivió a la bomba atómica de Hiroshima

"En entrenamiento desde 1625", dice la placa adjunta al pequeño árbol que se exhibe en el Arboretum Nacional en Washington. Esa es la fecha marcada como el nacimiento de este bonsái, cuya longevidad no es, sin embargo, su característica más peculiar.

En sus 390 años de vida, el arbolito ha presenciado y sobrevivido numerosos acontecimientos, como el bombardeo de Hiroshima, y por ello será homenajeado  esta semana, en ocasión del 70 aniversario del lanzamiento de la bomba atómica a la ciudad japonesa.

Se trata de un pino blanco japonés donado por un maestro del bonsái llamado Masaru Yamaki, y formaba parte de un regalo de 53 muestras a Estados Unidos por su bicentenario, en 1976. Poco se supo de este ejemplar hasta el 8 de marzo de 2001, cuando sin previo aviso dos hermanos visitantes de Japón se presentaron en el museo para ver cómo le iba al árbol de su abuelo.

Shigeru y Akira Yamaki nunca habían visto el bonsái antes de su visita, pero sabían que era una suerte de leyenda familiar.

El 6 de agosto de 1945, una bomba de 9.700 libras explotó sobre la ciudad de Hiroshima a las 8:15 de la mañana. El vivero perteneciente a la familia Yamaki estaba a menos de dos millas del lugar de la explosión, pero el bonsái fue lo suficientemente fuerte como para sobrevivir.

Así quedó Hiroshima tras la bomba. Getty Images / Keystone
Así quedó Hiroshima tras la bomba. Getty Images / Keystone

"Ubicación, ubicación, ubicación", opinó al diario The Washington Post Jack Sustic, curador del museo de Bonsai y Penjing del Arboretum, cuando se le preguntó por qué había sobrevivido. "Estaba contra una pared. Debe haber sido que el muro lo protegió de la explosión".

Todos los miembros de la familia dentro de la casa sobrevivieron a la explosión también. Todas las ventanas se hicieron añicos, provocando que las personas sufrieran cortaduras con vidrios, pero nadie sufrió lesiones permanentes, según el museo.

Imágenes tomadas por la familia Yamaki después de la explosión muestran al bonsái al fondo, inmutable. Por eso, que el maestro Yamaki lo incluyera entre los ejemplares donados a Estados Unidos tiene un potente simbolismo.

"Me parece increíble que Masaru Yamaki diera un bonsái que no tiene precio, básicamente, a su enemigo y no dijera una palabra al respecto", opinó Félix Laughlin, presidente de la organización no lucrativa Fundación Nacional de Bonsái. "Me emociono sólo de hablar de ello."

La columna de humo alcanzó los 20,000 pies de altura tras el lanzamiento de la bomba en Hiroshima. (AP Photo, File)
La columna de humo alcanzó los 20,000 pies de altura tras el lanzamiento de la bomba en Hiroshima. (AP Photo, File)

El pino blanco ha superado en mucho su esperanza de vida -200 años- y ha pasado alrededor de una décima parte de su vida en Washington. Para los neófitos, bonsái no es el tipo de árbol sino a la forma en que se cuida y poda.

Sustic vela por el preciado árbol desde 2002. El cuidado consiste en regarlo a diario, inspeccionarlo en busca de insectos, rotarlo según el sol dos veces por semana y volverlo a plantar ocasionalmente.

"Una de las cosas que lo hace tan especial es que, si usted se imagina, alguien ha cuidado ese árbol todos los días desde 1625", comentó.

El bonsái se encuentra en el patio del Arboretum Nacional pero en el invierno, el árbol se trasladará al Pabellón Chino, que tiene climatización controlada. Y en el 2016 se mudará permanentemente para el Pabellón dedicado a Japón.