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¿Pueden los republicanos derogar la Reforma Sanitaria de Obama?

El fallo del Tribunal Supremo avalando la Reforma Sanitaria no ha puesto fin al fuego de la discordia entre el presidente y sus adversarios.  Por el contrario, los republicanos, encabezados por Romney, han intensificado su guerra con la meta de convertir en un fracaso el aplastante triunfo de Obama.

Es una meta difícil porque Romney tiene un armario lleno de los mismos "esqueletos" de los que acusa a Obama (la ley que él aprobó cuando era gobernador de Massachussetts es idéntica a la que acaba de refrendar el Supremo),  pero no obstante el presidente haría mal en desestimar la ira y la determinación de sus enemigos. 

Sobre todo cuando esa ira se disfraza de demagogia creíble para masas desinformadas o sedientas de venganza política.

Bajo la promesa de “derogar la ley”,  la cúpula republicana ha lanzado una doble estrategia de ataque:  por una parte usar el eslogan electoral de que Obamacare es un nuevo “impuesto” (palabra radioactiva para los votantes); y por otra repetir incesantemente que la van a revocar, un mensaje que moviliza a su base conservadora.

Pero  ¿es cierto que la pueden derogar? La respuesta es “técnicamente sí”.

Lo pueden hacer acogiéndose a una antigua regla del Senado denominada “reconciliación” (ver explicación más adelante).   Pero antes tendrían que conquistar la Casa Blanca, mantener su mayoría en la Cámara Baja y obtener como mínimo otros tres escaños para controlar el Senado.

Y aún si lograran las dos últimas de nada les serviría salvo que Romney  venciera a Obama, porque el presidente puede anular la aplicación de una ley aprobada por Congreso mediante su poder ejecutivo de veto.

Sólo en el supuesto de que sí ganara Romney y de que lograran controlar el Senado, podrían aplicar la táctica de la “reconciliación”, que únicamente requiere 51 votos -es decir la mayoría más uno-  por tratarse de una ley con repercusiones presupuestarias.  De no tener esa característica,  necesitarían 60 votos para bloquearla y nunca alcanzarían a conseguirlos.

La parte de Obamacare con repercusiones presupuestarias es el llamado “mandato individual”, que obliga a todos los ciudadanos a comprar una póliza de seguro o ser multados, un requisito que la Corte Suprema describió como “impuesto” en su dictámen.

Irónicamente, esa descripción como impuesto fue el argumento legal que permitió a los jueces salvar la Reforma Sanitaria y es la que, bajo el esquema republicano, puede servir para derogarla. 

La retórica en torno al "impuesto" es sin embargo un terreno minado para los republicanos, porque fue el propio Romney el que calificó su reforma sanitaria cuando era gobernador de Massachusettss como un "impuesto".  Es lógico esperar entonces que la campaña de Obama no se vaya a quedar con los brazos cruzados y use el vídeo de esas declaraciones en anuncios publicitarios.

Por el momento, el plan republicano de ataque prosigue desde varios flancos.  Uno de ellos contempla eliminar los restantes apartados de la ley incluyéndolos como parte de "cláusulas presupuestarias" que prohíban el uso de fondos.

Otra vía que están estudiando es derogar la ley completa de un plumazo,   aprobando un presupuesto que excluya una partida de fondos para financiarla. 
 
En cualquier caso, ninguno de estos escenarios republicanos se podría materializar hasta el 2013,  y además siempre y cuando derrotaran a Obama en la elección presidencial del 6 de noviembre.

Los votantes tendrán la última palabra.