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Nadie votó por Hillary, pero ella fue la ganadora de estas elecciones

Las elecciones de este 4 de noviembre dejaron un panorama desolador para los demócratas a escala nacional, tanto en las elecciones para el Congreso como en numerosas contiendas por el puesto de gobernador. El color rojo se extendió por el mapa y su oleada arrasó con muchas certidumbres y complacencias. Los republicanos pueden sentirse justamente victoriosos y legitimados por los votantes en su rechazo a las políticas del presidente Barack Obama.

Pero el saldo de las elecciones creó una oportunidad enorme para el Partido Demócrata, una opción que, a la postre, puede resultar más importante que el actual cambio de balance político a favor de los republicanos.

Digamos que, siguiendo el lema ‘el que ríe al último ríe mejor’, el 4 de noviembre creó la posibilidad de que esas carcajadas sean, en 2016, azules y demócratas.

Claro, todo es aún mera especulación e incertidumbre.

Hillary Clinton domina el panorama rumbo a la elección presidencial de 2016. (AFP)
Hillary Clinton domina el panorama rumbo a la elección presidencial de 2016. (AFP)

Lo cierto es que de la noche electoral de ayer la figura de Hillary Clinton emergió mayúscula en el panorama político nacional. Es la personalidad prominente del Partido Demócrata con miras a la elección presidencial de 2016 y, ante la profunda devaluación de la imagen de Obama y las pugnas entre políticos demócratas, Clinton sería ya el pegamento y el motor principal del partido de cara las próximas elecciones. 

Por ejemplo, ‘The Washington Post’ relata, en un análisis post electoral, cómo Obama y líderes demócratas del Senado no pudieron entenderse sobre la transferencia de fondos del partido a ciertas contiendas y sobre la participación del Presidente en ciertas actividades de recaudación de fondos. Y añade la percepción entre importantes políticos demócratas de que la actitud de Obama en las pasadas elecciones los estaba arrastrando a la derrota. Esos desencuentros se habrían sumado a otros factores en la debacle demócrata. Obama, así, tendría que pasar a segundo plano para permitir la reconstrucción demócrata y que su partido pueda retener el poder. Clinton, que le tocó hacerlo en beneficio de Obama en el 2008, tendría ahora su turno y su compensación.

Si Clinton asume notoriedad y aglutina a los demócratas podrá ponerlos en forma para la carrera rumbo al 2016, que será más larga, más cara, más tensa y más importante que la del 2014. ‘The New York Times’ considera a Clinton el personaje político –sin contar a los presidentes que buscaban la reelección- más poderoso en buscar una candidatura presidencial en medio siglo. Y si ella logra concitar el apoyo amplio del partido y se ahorra una elección primaria larga y desgastante, como la que perdió en 2008 con Obama, estará un paso delante de los republicanos, que aún deben resolver el proceso nominatorio desde cero y con una ruta llena de espinas.

Pero si Clinton es dominante entre los demócratas, su figura es también un gigante para el Partido Republicano, sobre todo cuando se le compara con la pléyade de suspirantes republicanos que aspiran, declaradamente o no, por la candidatura presidencial. ¿Quién tiene el empuje para retarla con posibilidad de ganar? La respuesta no está clara y los nombres de Rand Paul, Paul Ryan, Rick Perry, Chris Christie, Ted Cruz, Marco Rubio, Jeb Bush, Mike Huckabee y otros que han sido mencionados como potenciales aspirantes republicanos no llenan, todavía, los zapatos. Al menos no los de la talla mayor de Hillary.

Además, hay que tener en cuenta que si Clinton es una figura de centro que puede unir a su partido, los aspirantes republicanos, por su parte, son diversos, a veces divisivos, y pueden fragmentar a su organización (de por sí dividida entre conservadores tradicionales, libertarios, tea party y otros) al menos hasta que se resuelvan sus primarias Bush, heredero de la dinastía, aparece como un moderado institucional, pero Cruz es el rebelde contestatario de ultraderecha.

Christie ha sido visto, pese a sus recientes esfuerzos, como demasiado de ‘izquierda’ para muchos conservadores y Paul debe todavía mostrar que, a la hora de la verdad, es algo más solo el heredero de la plataforma libertaria de su padre, que ha perdido varias primarias. Perry o Huckabee aún deben medir y mostrar si tienen peso para buscar nuevamente la nominación después, sobre todo en el caso del primero, de un salida un tanto indecorosa.

Clinton tiene frente a sí una puerta enorme, y el partido tiene en ella a la balsa, el navío, de salvación potencial. El portal Politico la coloca al frente de todos los aspirantes republicanos en sus análisis, si bien su ventaja se moderó en pasados meses. CNN indica que en 2016 la contienda será, al parecer, entre ella y el republicano que sobreviva la contienda en su partido. Ella tiene muy clara su trayectoria y su discurso, algo que los republicanos aún tienen que construir. Y en el 2016 la elección será diferente que en el 2014, y los triunfos actuales de la marea roja no necesariamente garantizan triunfos futuros.

Clinton, como señala Andrew Romano en Yahoo! News, fue la ganadora de la elección del 2014. Al menos en cuanto a su puntuación rumbo al 2016. No es imbatible, pero sí tiene hasta el momento la batuta. Lo que falta es que ella, finalmente, dé el sí.