Barack Obama, el primer estudiante negro que llegó a ser presidente del "Harvard Law Review"

Por Juan Antonio Giner

Llegó a Harvard en 1988 cuando tenía 28 años. Venía de Chicago y, como dijo entonces, quería"entender "cómo funciona el sistema". Y para eso nada como matricularse en la Escuela de Derecho de Harvard, "el lugar perfecto para observar cómo funcionan las estructuras de poder".

La HLS fue fundada en unos terrenos donados por la familia Royall, latifundistas sureños que se trasladaron con sus esclavos a cuestas a Massachusetts y allí hicieron una gran fortuna, parte de la cual la destinaron a la creación de esta Escuela de Derecho. Los Royall jamás pensaron entonces que un negro sería presidente de Estados Unidos gracias a la educación recibida en lo que en los años 80 se llamaba entonces "el Beirut de Harvard", una escuela donde profesores y estudiantes, liberales y conservadores, andaban día y noche enzarzados en todo tipo de belicosas guerras y guerrillas intelectuales y académicas.

La licenciatura duraba tres años, y Obama los aprovechó como el que más. En este vídeo se le puede ver y oir en un acto de protesta de los muchos que se sucedían en esos años.  Vivió en las afueras del campus, en el barrio de Somerville, en un apartamento de 700 dólares mensuales, decorado con muebles de segunda mano.

No se le recuerda en fiestas o discotecas; por el contrario juega al baloncesto y va todos días al gimnasio; y se alimenta de sandwiches en un garito de Harvard Square. Estudia dia y noche, y pasa muchas horas en la biblioteca de Derecho.


Sus profesores detectaron inmediatamente que aquel activista venido de Chicago era un tipo fuera de lo común. En las clases destacaba por sus intervenciones brillantes y documentadas. Defendía sus ideas pero no ofendía a los que discrepaban de sus argumentos. No era un liberal radical y eso le ganó el respeto de sus compañeros conservadores.


Sin embargo sus intereses y afinidades eran las típicas de los estudiantes más inquietos de Harvard y se matriculó en dos asignaturas que impartía un filósofo brasileño, Roberto Unger, que tenía fama de izquierdista militante y también de tener pocas dotes didácticas. Sus clases eran poco menos que ininteligibles. Unger acabaría siendo asesor de Lula y nunca quiso que le etiquetaran de haber sido uno de los mentores de Obama.

La institución más prestigiosa dentro de la HLS era y es la 'Harvard Law Review', una revista estudiantil de 4.000 ejemplares que se publica mensualmente durante el curso académico, que produce una media por año de 2.000 páginas. En su primer año en Harvard Obama fue admitido en la redacción de la revista, un "hobby" que le exigía más de 40 horas de trabajo semanal revisando originales y pruebas, y escribiendo a veces algunas anotaciones al margen de los artículos. Su agudeza llamó pronto la atención de los directores de la HLR y en el segundo año le animaron a presentarse a las elecciones para ser "presidente", es decir director, de la revista.


Se presentaron 19 candidatos, y el día de las elecciones mientras el jurado estudiantil debatía quién podría ser el mejor presidente, los candidatos se lo pasaron cocinando en el edificio donde se albergan las oficinas de la HLR para de vez en cuando, en un largo día y una larga noche de discusiones, asomarse a la sala donde los electores estaban reunidos o bien para someterse a algún interrogatorio o para servirles hamburguesas, patatas fritas o sandwiches.


Luego se supo que Obama había sido elegido presidente porque junto al voto masivo de los liberales, los estudiantes conservadores decidieron que más valía un Obama liberal moderado que un liberal  radical, y votaron también por él.

Ser presidente de la revista era y es un trampolín para acabar primero como pasante en el Tribunal Supremo o más tarde ser uno de sus jueces y, en el peor de los casos, ser contratado por las mejores firmas de abogados del país.


Durante su año como presidente de la revista, Barack Obama no escribió ni una línea pero si supervisó la totalidad del Volumen 104 de la Harvard Law Review, que hoy es un volumen para coleccionistas. Sus compañeros le recuerdan en plenas batallas campales del consejo de redacción decirles: "Calma,  muchachos, que nadie lee lo que publicamos".

Sobre el autor de esta entrada:

Juan Antonio Gine

r es un periodista español que reside en Gran Bretaña y ha cubierto varias elecciones presidenciales en Estados Unidos, fundador y presidente del INNOVATION International Media Consulting Group (Londres). 

Fue profesor y vicedecano de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Navarra (España), ha sido profesor visitante en las universidades de Columbia (New York) y Stanford (California), y Senior Research Fellow en la Universidad de Harvard.

Autor de La Revolución Empieza en Harvard, es editor desde 1999 de los informes mundiales sobre Innovations in Newspapers y desde 2011 de Innovations in Magazine Media. Escribe el blog personal Periodismo Caviar y cree que "el buen periodismo es siempre un buen negocio".

Ilustración (Luis Grañena)