¿Qué es la música en alta resolución?

Era previsible, pero ¿por qué tardó tanto? ¿Se impondrá o solo quedará para algunos melómanos amantes del sonido más puro y realista? Nos referimos al High-resolution audio (o audio en alta resolución), más conocido por sus siglas en inglés HRA.

Aunque la discusión es casi tan antigua como desde que salió el CD hace más de 30 años y reemplazó a los casetes y a los discos de vinilo que quedaban, los compacts no son la manera más fiel de almacenar y luego reproducir la música. Sin entrar en demasiados tecnicismos, debemos decir que las características principales de esta plataforma de grabación es que se logró mediante una frecuencia de muestreo de 44,1 kHz, y la profundidad de 16 bits. Cuanto mayor sean estas variables, mejor será la calidad del sonido. En el caso del HRA generalmente se usan 96 kHz a 24 bits, aunque se pueden dar valores mayores, lo que redundará en un sonido más puro.

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Pensemos que la música ocupará entonces mucho más “espacio” en donde la tengamos, sea un disco rígido o donde queramos. Por el momento, para un reproductor como los que llevamos ahora en el celular, necesitaríamos una memoria enorme.

Si queremos hacer una comparación, un disco de música en un CD tiene 650 MB, pero cuando lo llevamos a MP3 en una compresión con buena calidad ocupará 120 MB. Si esos mismos 72 minutos de temas lo tuviéramos grabado en audio de alta resolución ocuparía, en valores aproximados, 1,3 GB.

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Ya hay equipos en las tiendas que reproducen esta música en HRA. Marcas como Pioneer, Naim, Cambridge o Sony tienen productos como estos. Sin ir más lejos, el año pasado, la última de estas compañías lanzó una línea de dispositivos como el HAP-S1/B, con un disco de 500 GB, a un precio de 999 dólares. ¿Y la música, cuánto cuesta?

En esta tienda el disco Blonde on blonde de Bob Dylan tiene un valor de 18 dólares. No es una suma excesiva para nada, ya que el mismo disco, en CD, tiene un precio de 9,99 dólares. La calidad lo vale.

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Las restricciones dadas por la capacidad de almacenamiento y la velocidad de transmisión de datos por Internet cada vez se reducen más. Discos de TB (terabytes) ya son moneda corriente.

Pero ahora deberíamos preguntarnos, ¿se justifica el HRA? Si es para usarlo en un reproductor portátil, con auriculares pequeños, no. Los graves nunca se reproducen bien allí. Entonces deberíamos analizar el tipo de música que escucharemos. Piense que si es para reproducirlo en un jardín, en una fiesta, es como hacer las compras subido en un Porsche. También, la calidad intrínseca. Esto es materia totalmente subjetiva. Para algunos se justificará al disfrutar música clásica como lo máximo a lo que se puede aspirar cuando se sientan tranquilos luego de volver del trabajo. Otros tendrán al jazz como sinónimo de calidad superlativa o un solo de guitarra del recordado Paco de Lucía. ¿Se siente la diferencia? Sí. La última palabra la tiene usted.

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Manuel H. Castrillón es periodista especializado en tecnología, residente en la ciudad de Buenos Aires. @castri2010