El 'balconeo' a un político al momento de tomar clases de actuación

Foto: Cuartoscuro
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Para como van las cosas, el ‘oso’ no es que a los políticos los atrapen en movidas de corrupción, en llamadas telefónicas con comentarios jocosos o teniendo que explicar una y otra vez por qué la casa que habitan o poseen tiene tintes de sospecha pues solo a ellos les llegan gangas inmobiliarias.

No, no, no,  lo que ahora sí les da pechito a todos aquellos que se dicen de la clase política, que de clase ya solo tiene el nombre, es que aparezca un video donde los exhiban en una fase poco ortodoxa y nada agraciada, descubriéndose así que la cara que todos vemos es la número 69 del manual titulado ‘Cómo ser gobernante a través de la TV sin morir en el intento’.

Porque una cosa es que te lancen al estrellato a través de ‘La Tuta Productions’ y terminen liberándote porque en el casting para un Big Brother presidiario no diste el ancho y otra muy distinta que muestren tus inicios histriónicos en donde se notaba que ni ‘El Método’ ni la escuela shakesperiana lograron algún efecto positivo en ti.

Es casi equiparable a la revelación de fotografías de estrellas de cine antes de hacer amistad con el Señor Botox, la Señorita Bisturi, el Cabalero Silicón o la apreciable Doña Lipo. Eso si que da pena porque no es que uno no agradezca ver la construcción de un estereotipo, sino que es ahí donde se nota cuánto tuvieron que meterle a ciertas personas en la tlapalería para llegar a ser lo que son. Algunas solo denotan un retoque, una barnizada o un poco de pasta que sacara las abolladuras, otras en cambio, demuestran en su persona una inversión similar a lo que tuvo que pagar la Secretaría de Comunicaciones y Transportes por el satélite Centenario (unos 300 millones de dólares) para que al final se deje en manos de los rusos y lo estallen en pleno lanzamiento. Es decir, que no sirve de nada.

Algo así es la percepción que deja el balconeo al gobernador de Nuevo León, Rodrigo Medina de la Cruz, con un video donde se le exhibe tomando clases de actuación, o más bien de manejo de cámara, con la famosa actriz de películas y telenovelas Patricia Reyes Spíndola.



En breves minutos uno puede ver cómo el dinero puede irse a la basura (porque suponemos que esas clases no fueron gratis) cuando la arcilla ya viene dura y no hay manera de moldearla. Esa batalla contra el anquilosamiento del sujeto ya estaba perdida desde un inicio con alguien que cree que la diferencia entre hablarle a un adulto y a un joven radica únicamente en contraer los cachetes para simular una sonrisa.

Uno ve a la primera actriz batallando con las “manos de flan” del entonces candidato a la gubernatura hace ya seis años y se la imagina haciendo un esfuerzo para no retomar su personaje de Los Motivos de Luz (Felipe Cazals, México, 1985) y ponerlo en práctica con Rodrigo Medina.

Ahora bien, decíamos que lo peor no es verlo haciendo sus pininos en el arte de enamorar a la cámara, sino ver que ahí se trató de una inversión a fondo perdido, lo que se puede constatar en los spots de su campaña, donde el elemento que Reyes Spíndola quiso evitar que llamara la atención es lo que llena como una constante todo el cuadro: sus manos de flan.



Bastante ruido causó ese video revelador, más en todos aquellos que ven a Televisa como el artífice real de la política contemporánea en México. Para ser honestos, lo ideal sería que todos tomaran unas cuantas lecciones pero ya en serio, algo así como con Kevin Spacey para que les enseñe las artes del manejo truculento de la conspiración, la concertacesión y el manejo del pánico.

El mito era que en el PRI antes daban maestrías en esos haberes, pero por lo visto después de Salinas y Zedillo decidieron cambiar a sus profesores por directores de escena, tan deficientes, que lo que hemos visto últimamente son émulos más cercanos a la Rosa de Guadalupe y muy distantes de House of Cards.

Foto: AP
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Mejor aún, si uno lo piensa bien, lo práctico sería que en lugar de enviar a los políticos a clases de actuación, que mejor a los estudiantes del CEA de Televisa los fueran preparando para gobernar este país. Si ya lo de la simulación lo tendrán al dedillo, lo único que les faltaría sería unas arduas sesiones con gente como Manuel Barttlet, para la materia de ‘cruzar pantanos sin mancharse (según él)’, Andrés Manuel López Obrador para técnicas perpetuas de impugnación; Jesús Murillo Karam para ‘Armado de Verdades Históricas 1’; el ‘Jefe Diego’ para ‘Pleitos legales siendo juez y parte’ y muchos más.

Es decir, si ya estamos en esas, pues hagámoslo bien. Puede usted reírse, patalear o despotricar contra esta sugerencia, pero ya lo quiero ver resistiéndose frente alguien como Salma Hayek en alfombra roja de Cannes o a José Ron (agradezco la referencia de una buena amiga para la ponencia de este siniestro experimento) cavilando como Charlie Salinas. Lo sé, estamos dando la fórmula para un arma mortal que sería muy peligrosa en las manos equivocadas, de tal forma que podrían dominar al mundo; pero píenselo, ya se hizo a la inversa y los resultados saltan a la vista. Es hora de perfeccionar la técnica.  Pero en serio, no que nos manden a Carmen Salinas o Andrés García, eso en definitiva de nada ayuda.

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El dinosaurio Eruviel



No me meteré en diatribas ni tomaré partido en este caso de Uber vs Taxis, solo lo tomaré como ejemplo de cómo algunos políticos eligen las peores justificaciones para explicar sus decisiones. De acuerdo con el gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila, no permitirá la operación de Uber (imaginamos que tumbará la red de Teléfonica y Telcel) porque es una competencia desleal y hace peligrar miles de empleos. Después de la risa seguimos. Habla el mandatario de una entidad en donde van a darse un segundo aire muchas de las unidades de transporte de la capital,  donde la palabra ‘chimeco’ aún es una referencia y donde, parece no recordarlo, se eliminaron ‘miles de empleos’  con la puesta en marcha del Mexibús para quitar a camiones y microbuses de diversas características con el argumento de, oh, por dios, brindar un mejor y más eficiente servicio. ¿Por qué de un lado sí y de un lado no? No quiero ser mal pensado, pero da la casualidad que en el caso de Uber desplazando a taxis el gobierno no se mete en nada para infraestructura, contratos, etc. En cambio, con el Mexibús, ¿quién cree que estuvo ahí metido? Que funcione o no ya es otra historia.

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La casita de Marcelo



Qué se nos hace que Marcelo ya no regresa de esas vacaciones por Europa. Después de ver cómo le han tirado cada una de sus explicaciones en relación a su casa  que renta en 80 mil pesos mensuales y que está ubicada en el corazón de la muy de moda colonia Roma, puede darse por enterado de que no lo van a dejar en paz para que venga con sus sueños presidenciales. Porque para Miguel Ángel Mancera su exjefe sí se sirvió con la cuchara grande de una propiedad que antes era del gobierno de la ciudad. Qué tiempos aquellos en los que el sucesor cuidaba a su padrino de todos los embates que venían tras su gestión (recuerden a Peña Nieto dando carpetazo a las investigaciones contra Arturo Montiel). Esto a lo único que nos llevará es que este país, es que en poco tiempo nos vamos a ver como personajes de Mad Max (la CNTE y algunos spots electorales son el primer indicio de ese apocalíptico mundo). Ya dejen regresar a Marcelo. Y a Rosalinda. ¿Qué culpa tenemos todos los demás?

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