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Cobertura Especial | LO ÚLTIMO

Algo peor que el desliz que mostró los pecados privados de Lorenzo Córdova

Foto: Cuartoscuro
Foto: Cuartoscuro

Uno no sabe qué demonios lleva dentro hasta que ventilan una de sus llamadas telefónicas. Para quien pensaba que el uso de la red satelital era tan confiable y privado como el dar rienda suelta al placer, alivio, sufrimiento y agonía en un cuarto de baño, déjeme decirle que estaba muy equivocado. Y para muestra tenemos al gran jefe de la tribu del Instituto Nacional Electoral, Lorenzo Córdova Vianello.

El gran escándalo al que fue sujeto el personaje con la divulgación anónima de una de sus charlas telefónicas con uno de sus colegas muestra hasta qué grado somos capaces de mostrar una doble moral cuando se trata de crucificar a alguien.

Vamos por partes y seamos claros desde un principio. Lo que Lorenzo Córdova demostró es a todas luces reprobable, no por el hecho de cambiarse el chip de lo políticamente correcto a la hora de platicar con sus amigos, sino porque muestra el verdadero yo de una persona que en este punto del proceso electoral debía presentarse como alguien perfectamente intachable.

No es que uno sea puritano y se espante con el florido lenguaje y la cantidad de menciones al sinónimo coloquial de succionar por parte del funcionario, pero él antes que nadie debe entender que para ser el árbitro principal del lodazal que suelen ser las elecciones lo que este país necesita no es un ciudadano ejemplar, sino un supermán.

Desde el momento en que aceptó uno de los trabajos más ingratos del mundo (sea cual sea el resultado de las votaciones con nadie quedará bien) sabía que su actuar estaría bajo un escrutinio tan estricto que hasta sus gestos y vestimenta sería analizada para ver si su color predilecto de corbatas no arrojaba algún favoritismo oculto.   

En ese sentido, conocía también que se encontraba nadando en un estanque de tiburones, donde lo peor que podía pasarle era ser usado como cebo. Y así pasó, dejando a los oídos de todos el peor de los pecados que puede tener un personaje público: actuar en privado de forma contraria a como se desempeña frente a las cámaras.

Y es que no hay que olvidar, que de acuerdo a la conversación filtrada, el presidente del INE venía de tener una reunión con comunidades indígenas a las que en público les mostró respeto pero ya en lo oscurito mostró el cobre, haciendo comentarios burlones (jocosos les llama él) sobre la forma de hablar de alguien que evidentemente no tiene conocimiento pleno del español (incluidos el “no mames” y “cabrón” que tanto usa él como muletillas cuando se afloja la corbata), y que luego entonces, hace suponer que pudiera haber estado pensado lo mismo ajusto a la hora que su lengua le decía “estimado señor”.



Eso sería equiparable a que alguien encargado de la defensa de los derechos de los niños y las mujeres fuera un golpeador tras la puerta de su casa o que un comisionado contra las adicciones resultara aficionado a los estupefacientes. Mucho se critica a la Iglesia justamente porque muchos de los prelados cometen las mismas atrocidades que condenan bajo la amenaza del fuego eterno.

Luego entonces, resulta peor que en su defensa Córdova Vianello se ampare en la privacidad del momento cuando lo ideal en todo ser humano es que en público uno sea la extensión de lo que hace de forma común con sus cuates.

Es por eso que resultan reprobables en toda persona, no solo en los políticos (aunque estos calan más porque a ellos les pagamos todos) imágenes que evidencien la borrachera, la falta de control o prepotencia de un sujeto (por eso indigna tanto cada caso de lady o gentleman), pues vislumbra que en cuanto no se sienten observados por las personas que les conviene dan rienda suelta a sus instintos, lo que alerta que en cualquier momento eso puede pasar cuando está a cargo de una función dentro de una empresa, una escuela, una dependencia estatal, un estado, o un país entero.

Ahora bien, el linchamiento que se le ha dado a Lorenzo Córdova es también un signo de que a la hora de mancharnos con alguien, lo hacemos como los seres más puros que el universo pueda crear. Los mismos que ahora se infartan con una mano en la frente y echando la cabeza hacia atrás nos son otros que los mismos que han hecho de este país uno de los más racistas y corruptos, donde el color de piel suele ser una constante de distinción (no en el buen sentido), mostrando un sentido de superioridad hacia cualquiera que tenga un tono más oscuro al de nosotros, siendo las comunidades indígenas las más afectadas por su lengua, piel y forma de vestir.

Los mismos que hoy se indignan con los dichos de Córdova son los mismos que pusieron el grito en el cielo cuando la FIFA aludió a una discriminación homofóbica con el grito de ‘puto’ en los estadios, pues atentaba contra nuestra ‘identidad nacional’ (valiente identidad). Son esos mismos, políticos o no políticos, intelectuales o no,  que se ‘preocupan’ por el porvenir de los pueblos indígenas desde la comodidad de las terrazas de la Condesa, siempre y cuando tengan un smartphone para tuitear que ‘Ayotzi vive, la lucha sigue’.

A ninguno de esos ‘indignados’ se le ha levantado una ceja por el hecho de que de unos años para acá la grabación y filtraciones de llamadas telefónicas sea una práctica común aún cuando es ilegal, sin darnos cuenta que alguien está vulnerando nuestros derechos. Porque a todo mundo nos da risa cuando se exhibe al de enfrente, pero nadie sabe cuando será nuestro turno. Hoy son los políticos. Mañana podemos ser todos. Más nos vale irnos moderando en darle rienda a nuestros pecados a través del celular, porque en una de esas alguien los puede usar en nuestra contra. Porque todos tenemos pecados privados. La pregunta es, ¿en qué momento alguien los va a ventilar? Ahí es cuando podremos ver que luego del desliz de Lorenzo Córdova aún viene algo peor.Sí, lo peor siempre suele ser cuando nos toca a nosotros.

Foto: Cuartoscuro
Foto: Cuartoscuro

¡Que pase el desgraciado, que pasen todos!



Uno sabe que el país está patas p’arriba cuando un problema tan estrujante como el caso de unos adolescentes matando a un niño es tomado por la conductora de televisión más nociva de todos los tiempos. Lo grave no es que aproveche una desgracia más para subir su rating, sino que esté dispuesta a impulsar una iniciativa de ley que debió ser puesta en la mesa desde hace mucho tiempo por quienes se supone están para eso: los legisladores. Resulta el colmo que después de años de ver como esta sociedad se descomponía nadie pudiera detectar que en efecto se necesita una medida para evitar que menores lleguen a la edad adulta (si es que llegan) presas de los más bajos instintos. Evidencias han habido y las leemos en los diarios, desde ‘El Ponchis’, el niño sicario, hasta cada caso de maltrato animal (perros y gatos torturados, incinerados) o de bullying, todo apuntaba a que un día pasaría lo que hoy nos tiene hasta en las televisoras de Malasia como ejemplo de la barbarie. No es posible que el tema más preocupante de los últimos tiempos salga por la boca de la ‘Señorita Laura’ que ahora quiere lanzar una iniciativa de ley para juzgar de otra forma a adolescentes criminales. Pero si eso parece nefasto, el que nuestra clase política calle y se ríe es deplorable. Y sobre todo, cobarde.

Advertencia: esto puede volverlo loco

Es en serio, si usted está dispuesto a ver el siguiente video más le vale tener un equipo de resucitación a la mano (el Pato Zambrano no cuenta) y unos cuantiosos ahorros para años de terapia que quizás requieran electrochoques. El spot lanzado en apoyo al candidato a diputado federal del PRI en Tulancingo, Jorge Márquez, causa eso y más y no sabremos los efectos definitivos hasta que un equipo de investigadores no hagan las pruebas necesarias con especímenes sacrificables (algún senador, un gobernador quizás). Ahora sabemos por que el Partido Verde se pone neuras cuando lo amenazan con quitarle recursos. Si esto es lo que se hace sin dinero, por el amor de Dios, hagamos una coperacha pero no vuelvan a hacer algo así. Que conste que se lo advertí. Allá usted si su morbo es más poderoso.



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