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¿Papa blanco, papa negro?

=Pope Benedict XVI (L) greets the Archbishop of Buenos Aires Cardinal Jorge Mario Bergoglio at the Vatican, in this January 13, 2007 file photograph. Bergoglio was elected Pope to succeed Pope Benedict on March 13, 2013, and took the name of Pope Francis. REUTERS/Osservatore Romano/Files (VATICAN - Tags: RELIGION)

Pasan las horas, y poco a poco van surgiendo

las reflexiones tras la sorpresa inicial. ¡Un jesuita! ¿Y ahora qué tenemos en Roma, un papa blanco y un papa negro? La respuesta —ya se los adelanto— es no. Por mucho que algunos se empeñen en resucitar ahora teorías esotéricas.

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El único papa que hay en Roma, en el Vaticano y en la Iglesia católica es el papa Francisco. Y todos los jesuitas, él también hasta ahora, viven a las órdenes del papa. Del que va de blanco.

Lo que ocurre es que, desde hace siglos, la tradición popular ha llamado “papa negro” al Padre General de la Compañía de Jesús —el primero fue su fundador, el español san Ignacio de Loyola; el actual, también español, es Adolfo Nicolás— por dos motivos: primero, porque todos los sacerdotes jesuitas visten con sobrias sotanas negras. Segundo, porque algunos se empeñaron en crearles una leyenda como “poder en la sombra” de la Santa Sede.

El caso es que la verdad, la realidad, los datos fehacientes, se pueden encontrar fácilmente y demuestran todo lo contrario: para empezar, los jesuitas hacen un voto de especial obediencia al Papa. Cosa que no hace ninguna otra orden sacerdotal. Para seguir, la Compañía de Jesús no es ni más ni menos que la histórica realización del sueño de siete estudiantes de la Universidad de París (cinco españoles, un saboyano y un portugués) que en 1534 decidieron ir a Tierra Santa para pasar allí el resto de sus vidas o, si no lo lograban, ponerse a las órdenes del Papa. Como no lo lograron, efectivamente, fundaron en 1540 la Compañía de Jesús, puestos a las órdenes de Paulo III. No solo fue aprobada por la Santa Sede, sino que a los tres votos habituales —pobreza, castidad y obediencia— ellos decidieron sumarle otro: obediencia al Papa para ir a donde este quisiera enviarles. Tan fácil es comprobarlo como entrar en sus archivos.

Es más fácil alimentar la leyenda, y reinterpretar a Nostradamus, pero me temo que los que ahora se frotan las manos esperando entregas novelescas made in Vaticano se van a aburrir bastante. Aquí hay dos papas, sí. Pero uno es emérito y se llama Benedicto. El otro, ya lo verán, será su más fiel sucesor. Francisco Papa. Vestido de blanco. Sin más armas que la cruz.