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Cuánto dinero tiene el Papa y a qué se refiere cuando habla de una iglesia pobre

El Papa, como tal, no tiene nada. Joseph Ratzinger sí cobraba derechos de autor cuando escribía libros, y por eso creó la Fundación que lleva su nombre: para canalizar a través de ella los donativos y los premios que creó (considerados hoy en día los Nobel de la Teología). Pero de Jorge Mario Bergoglio todavía no sabemos ni qué publicará, ni qué hará con esos beneficios a título personal… aunque, si hay una frase que se ha quedado grabada en la memoria de todos en el arranque de este pontificado es aquella que nos dijo a los periodistas en la audiencia del 16 de marzo: "Cómo quisiera una Iglesia pobre y para los pobres".

¿De qué tipo de pobreza estamos hablando? El Estado que ahora gobierna Francisco ingresa cada año 600 millones de dólares, y gasta prácticamente la misma cantidad: la mitad en Santa Sede, la mitad en Ciudad del Vaticano. El balance anual de 2011 fue de 9 millones de dólares (las cifras de 2012 las conoceremos el próximo mes de julio); lo que en términos económicos se conoce como "equilibrio". Un déficit o superávit del 5% en cualquier institución se cuenta como “cero”. Es decir, balanza empatada.

¿De dónde salen esos 600 millones? Pues de tres fuentes: 1) donativos de las iglesias locales (en 2011, 32 millones de dólares), donativos de los fieles para la caridad del Papa, el llamado Óbolo de San Pedro (en 2011, 70 millones de dólares), donaciones del IOR –la banca vaticana- para las obras apostólicas del Papa (en 2011, 65 millones de dólares), así como dinero que envían las órdenes e institutos religiosos de todo el mundo ; 2) los Museos Vaticanos, con más de 5 millones de visitantes al año, que pagan por una entrada normal 16 euros (en 2011, ingresaron un total de 120 millones de dólares); y 3) el alquiler de las casi 700 propiedades que el Vaticano posee en Italia, así como la inversión del capital que Italia restauró en 1929 a la Santa Sede en compensación por las propiedades que le había confiscado: los llamados Pactos Lateranenses.

¿Y en qué se lo gastan? La Prefectura de Asuntos Económicos de la Santa Sede divide sus cuentas en dos partes: una es la Santa Sede y la otra el Estado Ciudad del Vaticano. La primera es lo que se entiende como “gastos de la curia”: secretaría de estado, 9 congregaciones, 3 tribunales, 13 consejos pontificios, 6 entes de comunicación, 20 academias pontificias y 14 sociedades (en este grupo trabajan 2.800 personas, incluyendo a los 600 que forman parte del cuerpo diplomático destinado en las nunciaturas de todo el mundo).

EN FOTOS: La austeridad del Papa Francisco

Y la partida del Estado Ciudad del Vaticano comprende: el vicariato del estado (órgano de gobierno y administración), 6 direcciones, 6 oficinas, el archivo del estado y el observatorio astronómico o Specola Vaticana. Este segundo grupo suma 1.900 trabajadores. Mantener todo esto incluye sueldos –aunque muchos sacerdotes y monjas trabajan gratis o por una módica cantidad-, higiene del espacio público, seguridad y servicios de mantenimiento, entre otros.

En definitiva, el Papa tiene que manejar un territorio que ocupa 44 estadios de fútbol, con 4.700 personas. Tiene un patrimonio que ascendería a 770 millones de dólares (según estimaciones oficiales), pero que se traduce en un valor nulo: no puede convertirlo en efectivo porque en su inmensa mayoría corresponde a propiedades y bienes raíces. Así que, en “cash”, la Iglesia es pobre. Muy pobre. ¿Qué todo esto podría ser reestructurado? Seguramente.

Pero cuando el Papa Francisco habla de una Iglesia pobre para los pobres no está haciendo demagogia ni progresía barata: nos está diciendo que es posible vivir de otra manera; que la pobreza más devastadora es la del espíritu; que podemos estar rodeados de riquezas y ser los más desgraciados de la tierra. Y viceversa. Como decía la Madre Teresa de Calcuta cuando le preguntaban qué cambiaría de la Iglesia: "Empezaría por mí misma".

Un dato para comparar: en 2011, UNICEF recibió 3,711 millones de dólares y gastó 3,653, de manera que su balance final fue de 58 millones de dólares. De nuevo, “empate a cero”.


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