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¿Qué es lo que ve un ciego de nacimiento cuando recupera la visión?

Jeff Kubina (Flickr, CC)
Jeff Kubina (Flickr, CC)

La cuestión sobre la naturaleza de la visión nos lleva intrigando desde hace cientos de años. En el siglo XVII el filósofo William Molyneux, cuya esposa era ciega de nacimiento, se planteó una especie de experimento mental sobre el asunto: ella era capaz de distinguir un objeto esférico de uno cúbico con el tacto, pero ¿qué pasaría si de pronto pudiera ver? ¿Sabría distinguirlos visualmente?

Como explica Patrick House en un estupendo artículo en The New Yorker, a partir de aquella pregunta el mundo se dividió entre los que pensaban que ciertas cualidades, como la esfericidad, eran innatas y un ciego de nacimiento las reconocería visualmente, y los partidarios de que para conocer algo por la visión primero hay que aprenderlos.

Solo hasta hace muy poco ha podido conocerse la respuesta a este curioso dilema. En el año 2011, el investigador del MIT Pawan Sinha (del que ya hemos hablado en Neurolab), realizó quizá la más valiosa aportación. El científico llevaba una década trabajando en un proyecto de asistencia a los niños pobres y con problemas visuales de La India, muchos de los cuales tenían cataratas desde el nacimiento y volvían a ver.

Tal y como relata House en su artículo, la experiencia de recuperar la vista no se parece mucho a la que reflejaría una película de Hollywood en la que todo es bonito y emocionante, sino que los pacientes se muestran muy confundidos y deslumbrados, tratando de dar un sentido a todo lo que están empezando a percibir por primera vez. Y no, no saben distinguir si un objeto es esférico o cúbico a simple vista.

Los neurocientíficos que trabajan en el campo de la visión tienen pruebas muy contundentes de que requiere un proceso de aprendizaje a través de la experiencia. Oliver Sacks relataba en 1993 la historia de un invidente llamado Virgil que recuperó la vista 50 años después de perderla y su capacidad para distinguir algunas formas (como una H de una A) había quedado limitada.

Los niños que opera Sinha van ganando capacidades con el tiempo, incluso la capacidad para ver en estéreo u orientarse espacialmente requiere de un aprendizaje. Los ciegos de nacimiento, por ejemplo, carecen del catálogo de memorias visuales que tienen las personas que ven, y piensan que un objeto se ve de igual tamaño aunque esté cerca o lejos, no están entrenados en distinguir cuándo una cosa está delante de otra e incluso ven cuadros y fotografías y los perciben planos, sin distinguir la profundidad.

Como ya explicamos aquí, la primera vez que abrimos los ojos, nada más nacer, comienza el proceso de aprender a ver. El bebé es capaz de distinguir algunas formas y colores y, a medida que crece, empieza a discernir objetos y propiedades como la profundidad, la luz, etc. Cuando el niño tiene un año de edad, la capacidad para ver está más o menos desarrollada, pero todavía se va a justando durante la infancia. Hasta hace poco se creía que a partir de cierta edad se perdía la capacidad de aprender a ver, pero los trabajos del equipo de Sinha en La india lo han desmentido y muestran que la plasticidad cerebral permite hacer grandes avances. Volver a ver es un trabajo duro y requiere mucho entrenamiento, pero se pueden conseguir grandes mejoras.

Referencia: What People Cured of Blindness See (The New Yorker) | Imagen: Jeff Kubina (Flickr, CC)

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Publicado originalmente en Neurolab