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¿Alguien sigue dudando de los beneficios de una siesta?

Cada vez más estudios científicos apoyan la siesta - Imagen La informacion
Cada vez más estudios científicos apoyan la siesta - Imagen La informacion

Durante mucho tiempo la tradicional “siesta” se ha considerado como algo típico de España o relacionado a un determinado tipo de cultura mediterránea. Incluso en algunos países se mira despectivamente esta práctica como un ejemplo de pereza o desgana que en determinadas ocasiones se nos achaca a los españoles.

Sin embargo durante los últimos años multitud de estudios han demostrado las ventajas de este saludable hábito de dormir tras la comida y no solo eso sino que en los últimos meses incluso existen investigaciones que confirman que la siesta no tiene solamente un elemento cultural o tradicional, sino que se ha descubierto que fisiológicamente nuestro propio cuerpo nos pide un sueñecito a media tarde

Con la últimas investigaciones en la mano y vistos los estudios y pruebas que siguen apareciendo durante estos años, no solo se está demostrando que la siesta es beneficiosa, sino que muchos de los países que aún miran con desdén esta práctica deberían ir replanteándose sus prejuicios.

Desde hace unos años ha surgido una disciplina que, bajo el nombre de “cronobiología”, se está ocupando de estudiar los diferentes ritmos biológicos que rigen nuestro metabolismo. Al fin y al cabo nuestro cuerpo posee diversos relojes que regulan numerosas funciones como la respiración, el ritmo cardiaco, y por supuesto los ciclos de vigilia-sueño.

Y resulta que, aunque nuestro cerebro está preparado para dormir durante la noche, los últimos estudios han demostrado que durante el día también existen determinados momentos en los que se registra una bajada de la activación fisiológica y que coinciden con las tres o las cuatro de la tarde. A esas horas se produce una bajada de nuestra temperatura corporal central, nuestra actividad metabólica desciende y nuestro propio cuerpo nos predispone al sueño… Esto indica que, dejando a un lado el componente cultural o tradicional, la célebre siesta tiene un factor fisiológico mucho más importante del que hasta la fecha se pensaba: nuestro mecanismo biológico es quien nos pide un pequeño sueño tras la comida.

La Universidad de Berkeley publicó un interesante estudio en el que se analizó el rendimiento de dos grupos de voluntarios tras un breve periodo de sueño por la tarde. A los sujetos del estudio se les realizó diversas pruebas cognitivas y de memoria por la mañana y por la tarde. Los resultados de los test realizados por la mañana no mostraron diferencias notables entre los dos grupos, sin embargo, al llegar la tarde se volvieron a realizar las mismas pruebas y aquellos que habían dormido una siesta obtuvieron resultados significativamente mejores que los que habían permanecido despiertos.

Eso sí, aquello que decía Camilo José Cela de las siestas de “pijama, padrenuestro y orinal” tampoco es beneficioso puesto que dormir demasiado en la siesta terminará dando como resultado alteraciones del sueño nocturno. Los especialistas recomiendan que la siesta no dure más de 30 minutos y aunque a algunos les pueda saber a poco, las ventajas de una siesta corta son también mayores que las de quienes duermen en exceso.

Además de las mejoras cognitivas y de memoria, una siesta después de comer ha demostrado ser efectiva a la hora de reducir los niveles de estrés, disminuir los riesgos de enfermedades cardiacas, motivar el ejercicio e incluso completar los ritmos de sueño tras una mala noche.

Más información:

Entrevista a Dr. Francesc Segarra sobre cronobiología en la Mecánica del caracol

Yasmin Anwar “An afternoon nap markedly boosts the brain’s learning capacity” Universidad de Berkeley
Publicado originalmente en Cuaderno de Ciencias