Una mariposa mitad macho, mitad hembra

Imagen de la mariposa mitad macho, mitad hembra. Las alas de la izquierda se corresponden con el macho, las de la derecha con la hembra.<br /><br />Cr&eacute;dito: Isa Betancourt/ANSP
Imagen de la mariposa mitad macho, mitad hembra. Las alas de la izquierda se corresponden con el macho, las de la derecha con la hembra.

Crédito: Isa Betancourt/ANSP

La naturaleza siempre está dando sorpresas. Por ejemplo, la que se encontró un voluntario en una exhibición de mariposas en Estados Unidos. Al ir a comprobar si todos estos insectos habían salido bien de sus pupas, se encontró con un ejemplar que era mitad macho y mitad hembra, literalmente. No hermafrodita, no: la mitad derecha de su cuerpo era de hembra, y la izquierda de macho.

A esta característica se la conoce como ginandromorfismo, y tiene que ver con la manera en que se separan los cromosomas durante el desarrollo. Pero para entender la parte científica de la historia, es mejor empezar por la anécdota.

La narración empieza con un voluntario, Chris Johnson, que trabajaba en una exhibición de mariposas. Es decir, en un parque zoológico en el que tenían un gran número de estos insectos voladores vivos, preparados para enseñárselos a la gente.

Comprobando el estado de las mariposas, se fijó en una que acababa de eclosionar, de salir del capullo en forma de insecto adulto. Y se fijó porque cada una de las mitades era completamente distinta de la otra.

Las dos alas de la derecha eran de mayor tamaño, color marrón y con “puntitos” amarillos. Y en la izquierda había dos estructuras más pequeñas y oscuras, pero con más colores. Cada mitad se correspondía con los colores de un sexo.

Porque estas mariposas, de nombre Lexias pardalis o mariposa del archiduque, presentan dimorfismo sexual. Lo que significa que el aspecto de machos y hembras es muy distinto, y está relacionado con la selección sexual.

Al encontrarse con una mariposa tan única, contactó primero con el encargado de la exhibición y después con un experto en este grupo biológico. Y los dos dieron la misma explicación: se trataba de un animal “medio macho, medio hembra”, un caso de ginandromorfismo.

Estos casos se dan porque al desarrollarse el animal, los cromosomas sexuales no se separan bien. Es decir, unas células tienen cromosomas sexuales de macho y otras de hembra. Y al irse dividiendo y diferenciando, se mantienen las diferencias.

Esto pasa porque el sistema para determinar el sexo en mariposas no es igual que en humanos. Nosotros tenemos dos cromosomas sexuales a los que llamamos X e Y. Si hay dos cromosomas X (esto es, XX) se produce una hembra, y si se da XY se desarrolla un macho. Se pueden dar otras combinaciones (XXY, XYY, y otras muchas) pero son muy poco comunes.

En cambio, los lepidópteros – mariposas y polillas – tienen cromosomas distintos, llamados Z y W. Pero el sistema no es tan sencillo. ZZ es macho y ZW es hembra – justo al contrario que en mamíferos. Pero si sólo aparece un cromosoma Z (se escribe Z0, “zeta-cero”) también se produce una hembra.

Al dividirse las células, puede pasar que tres cromosomas Z (esto es, ZZZ) se vayan a una célula y sólo uno a la otra (Z0). Las que tienen un sólo cromosoma darán lugar a líneas hembra; y en las que hay tres uno de ellos desaparece. Con los que queda, se forman líneas macho. Y a partir de estas líneas, todo el cuerpo.

Los casos de ginandromorfismo son raros, pero no se sabe cuánto. En mamíferos son inviables, pero en insectos y aves sí pueden dar lugar a adultos, todos ellos estériles. El problema es que sólo se detectan cuando ambos sexos son muy distintos, lo que no ocurre – o no es tan patente – en todas las especies.

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Historia original: Yahoo España