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Un científico prohíbe usar su trabajo en países "amigos de la inmigración"

Gangolf Jobb ha tomado esta decisión para protestar contra la entrada de inmigrantes y refugiados en la Unión Europea

Un mapa mostrando rutas migratorias en el Pacífico, creado empleando TREEFINDER
Un mapa mostrando rutas migratorias en el Pacífico, creado empleando TREEFINDER

En este blog normalmente no hablamos de política. Y por una buena razón: no mezcla bien con la ciencia. Pero hay ocasiones en que resulta imposible evitar entrar en estos temas. Cuando un bioinformático, autor y dueño de una pieza de software que se emplea en investigación, prohíbe a sus colegas de “países amigos de la inmigración” emplear su programa, creo que merece al menos una mención.

De manera muy resumida, el caso es el siguiente. Gangolf Jobb creó un programa que sirve para comparar secuencias de nucleótidos – de bases del ADN – para buscar las relaciones filogenéticas más probables. Es decir, un programa que “dibuja árboles de la vida”.

Pues bien, a partir del uno de Octubre, este programa no se podrá usar en Alemania, Austria, Holanda, Francia, Bélgica, Reino Unido, Suecia ni Dinamarca. Jobb considera que estos países son responsables de acoger a demasiados inmigrantes y refugiados, y que eso pone en peligro, según sus palabras, a su familia, a sí mismo y a su “gente” - people en inglés, que se puede traducir por “gente” o “pueblo”. Su diatraba se puede leer aquí.

Vamos a dejar las cosas claras. Los científicos son personas, y como tales, tienen opiniones políticas. Pueden gustarnos o no – como a mí en este caso – pero mientras se defiendan por métodos legales y no violentos, no hay mucho que objetar.

Y legal es. Gangolf Jobb es dueño de TREEFINDER, así lo establece la licencia de software. Y por lo tanto, puede poner las restricciones que considere oportuno. De nuevo, por mucho que nos guste o nos deje de gustar, está en su derecho.

Para mí, el problema empieza cuando se afecta a la ciencia. Se supone, o al menos así me lo enseñaron a mí, que la ciencia consiste en la búsqueda de la verdad objetiva sobre lo que nos rodea, y sobre su funcionamiento. Una empresa superior, que solían decirme. Por lo tanto, que cosas como la política afecten a estos casos, no deja de resultar triste, y hasta un poco ridículo.

Por suerte, ni es el único programa que puede hacer “árboles de la vida”, ni es el mejor. Ya se ha quedado algo antiguo, y si se sigue usando es porque muchos investigadores aprendieron a emplearlo en su día, y se sienten cómodos con él. Algunos ya han dicho que piensan dejar de usarlo, pero no porque se lo prohíban, si no por principios. Que ellos también los tienen.

Y hay otra cosa que, por mucho que he tratado de contenerme, no puedo evitar decir. Lo que me resulta más ridículo de toda esta situación es que alguien que estudia la evolución, y que por lo tanto sabe que todos los organismos estamos relacionados, y mucho más los de la misma especie, caiga en cuestiones como “la pérdida de nuestra identidad genética Europea”. Será, simplemente, que no ha entendido nada.