Un animal que lleva 80 millones de años sin practicar sexo tiene un 10% de genes foráneos


Algunos grupos de animales despiertan mucho interés entre los biólogos. Puede ser por su aspecto, por su comportamiento o por presentar un rompecabezas, bien evolutivo o ecológico. Y uno de estos grupos son los rotíferos bdeloides. Su particularidad es que llevan unos 80 millones de años sin utilizar el mecanismo más expandido para aumentar la diversidad genética: el sexo. Y parece que la respuesta está en que son capaces de insertar en su ADN porciones de otros organismos. Según un artículo reciente, hasta un 10%.

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La razón de ser, a nivel biológico, del sexo es muy sencilla. Mediante este tipo de reproducción se barajan los genes de los progenitores, dando lugar a una cría que tiene una combinación distinta de genes que los de sus padres. Gracias a ello, los organismos se van adaptando a los cambios en el ambiente y pueden sobrevivir como especie.

Sin embargo, a nivel de cada individuo esta estrategia no es la mejor. Si nuestros descendientes fueran clones, como pasa en los seres vivos con reproducción asexual, nos aseguraríamos que nuestros genes, todos ellos, llegasen a la siguiente generación. Al fin y al cabo, ese es el objetivo de todo ser vivo.

Por ello, algunos organismos abandonan la reproducción sexual y vuelven a la asexual, que apareció mucho antes en la escala evolutiva. Ejemplos de ello hay en todos los grupos superiores, tanto en plantas con autofecundación como en animales. En este último caso, lo más habitual es la partenogénesis, en la que las hembras ponen huevos únicamente de hembras que son genéticamente iguales que ellas. Pero esto hace que no exista diversidad genética. Si se da un cambio brusco en el ambiente, una perturbación, los animales con reproducción asexual tienen menos posibilidades de sobrevivir.

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En el caso de los rotíferos bdeloides, un tipo de animales similares a los gusanos, lo que hacen es introducir regiones de ADN de otros seres vivos para aumentar así su diversidad genética. Y consiguen grandes cosas con ello. Por ejemplo, estos genes foráneos les permiten mantenerse vivos durante años después de que se sequen las lagunas donde viven habitualmente.

De hecho ha sido gracias al estudio de esta capacidad de sobrevivir a la desecación como se ha descubierto su estrategia. Cuando los autores del trabajo estudiaron los genes que se activaban durante la sequía, encontraron secuencias que pertenecen a otros seres vivos. En concreto, a bacterias, muy habituales también en los lugares donde viven estos animales.

Aún no se tiene muy claro el mecanismo por el que los bdeloides son capaces de integrar el ADN de bacterias con el suyo. De momento se sabe que el primer paso sería alimentarse de las bacterias, pero no degradar el material genético. Cómo consiguen esto, y cómo después son capaces de integrarlo y hacerlo funcionar queda aún por resolver. Los científicos ya han comenzado a investigar en ello.


Fuente: Yahoo! España
Un animal que lleva 80 millones de años sin practicar sexo tiene un 10% de genes foráneos