Tus dedos también son unos 'cerebrines'

Imagen: Tsahi Levent-Levi (Flickr, CC)
Imagen: Tsahi Levent-Levi (Flickr, CC)

Cuanto más sabemos del cerebro más se parece a una gran multinacional que externaliza ciertas funciones. La primera pista en este sentido vino de los ojos. Los neurocientíficos descubrieron hace unos años que ciertas características de la información visual -como la orientación de los bordes o las formas geométricas - se filtraban en las neuronas de la retina antes de llegar al encéfalo. De alguna manera, el ojo ya estaba dando datos por adelantado de lo que el cerebro reconstruiría después.

Ahora, un equipo liderado por Andrew Pruszynski y Roland Johansson , de la Universidad de Umeå, en Suecia, acaba de descubrir que sucede algo parecido en los dedos de las manos. Las terminaciones nerviosas que tenemos en las yemas, una de las zonas más sensibles al tacto y con más densidad de neuronas, realizan una serie de computaciones que se creía hasta ahora que sucedían en el cerebro.

El trabajo, publicado en Nature Neuroscience, concluye que los nervios de los dedos pueden determinar a priori la orientación de los filos de los objetos que tocamos. Estas conexiones neuronales poseen dos tipos de receptores del tacto, los corpúsculos de Meissner y los discos de Merkel especializados en detectar las deformaciones de la piel más o menos bruscas, y envían esa primera información al cerebro.

Para su estudio, Pruszynski y Johansson reclutaron a 44 voluntarios a los que aplicaron una serie de sensaciones táctiles mientras medían la actividad de las fibras nerviosas de sus brazos. Mediante un electrodo de tungsteno introducido en su nervio medio, los investigadores podían registrar la actividad de 47 neuronas individuales que llegaban hasta las puntas de los dedos. Lo que vieron los científicos es que cada neurona tenía una respuesta mayor o menor en función de la dirección del estímulo y enviaban esta información a la espina dorsal y de ahí al cerebro. Hasta ahora, como incide Mo Costandi en The Guardian, se creía que esta función de discernir la orientación se producía en la corteza somatosensorial, que procesa la información del tacto.

El siguiente paso de los investigadores es encontrar otras propiedades que se determinan a priori en las células receptoras del tacto, como la curvatura o la dirección de movimiento. Creen que la comprensión de estos detalles pueden ser especialmente útiles en labores de neurorehabilitación, pues será tan importante regenerar las neuronas de un tejido dañado como saber en qué orden se deben regenerar.

Referencia: Edge-orientation processing in first-order tactile neurons. (Nature Neuroscience) doi: 10.1038/nn.3804 | Vía: The Guardian | Imagen: Tsahi Levent-Levi (Flickr, CC)

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Historia original: Yahoo España