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Sexo, mentiras y neurociencia

Cómo distorsionar una investigación sobre el cerebro

Imagen: Allan Ajifo (Flickr)
Imagen: Allan Ajifo (Flickr)

Si eres de los que está pendiente de los medios de comunicación es muy probable que te cruzaras hace unos días con un titular interesante: aprender palabras nuevas es tan excitante para el cerebro como practicar sexo, decían algunos periódicos e informativos de televisión.

La historia estaba basada en un estudio reciente en el que participaban investigadores españoles y alemanes y corrió como la pólvora por diferentes países por el componente tan llamativo del titular, en el que comparaban el aprendizaje de un idioma con cosas como comer chocolate. Pero detrás de todo esto hay una realidad muy distinta, y sobre todo un buen ejemplo de cómo se distorsiona a veces una investigación científica seria y se convierte en un pequeño disparate.

Para comprender lo sucedido conviene explicar primero el contenido del artículo publicado en la prestigiosa revista Current Biology y en el que participan investigadores de la Universidad de Barcelona. El trabajo consistió en el análisis de la actividad cerebral de 36 sujetos adultos mientras realizaban dos tareas: aprender palabras mediante determinadas pistas y apostar. Lo que los científicos vieron fue que durante el proceso de aprendizaje verbal se activaban las regiones cerebrales del conocido como "circuito de recompensa", las mismas que se ponen en marcha con otras actividades placenteras.

Durante la tarea de aprendizaje de una palabra se activaba - además de la corteza cerebral - el denominado cuerpo estirado ventral, una región que incluye áreas como el núcleo caudado y el putamen, que se activan cuando tomamos un alimento que nos gusta, jugamos a un juego o practicamos sexo. ¿Quiere esto decir que aprender una palabra es tan excitante como la actividad sexual? Si se me permite la broma, el que afirme tal cosa o no ha probado todavía el sexo o nunca ha aprendido una palabra nueva.

Una imagen del estudio (Ripollés et al.)
Una imagen del estudio (Ripollés et al.)

Pablo Ripollés es el autor principal del estudio y está muy enfadado por el tratamiento que le dio a su trabajo un medio en concreto, La Vanguardia, y a partir de ahí casi todos los demás. "Me llevé una sorpresa terrible cuando me di cuenta de que el titular publicado por La Vanguardia era 'Aprender nuevas palabras tiene el mismo efecto que el sexo'", escribe en su blog. Ripollés se queja del sensacionalismo del titular y de que ninguno de los reporteros se pusiera en contacto con los investigadores antes de publicar. Ripollés cree que los periodistas tomaron la nota de prensa de la Universidad de Barcelona, donde se hablaba del "placer" de aprender nuevas palabras y fueron un poco más allá. "Esto manipula, trivializa y descontextualiza la conclusión principal de nuestro estudio", se queja. Y por si fuera poco, añade, agregaba datos falsos como que las personas que sentían más placer aprendían más rápido, cuando se hablaba simplemente de la intensidad de la actividad cerebral.

La noticia, en La Vanguardia
La noticia, en La Vanguardia

Ripollés relata que contactó con los periodistas para que rectificaran y que quitaron el dato falso pero dejaron el titular, y que luego ha escrito a otros medios - incluidos internacionales- para tratar de hacerles ver el error. "Pero era demasiado tarde", relata. "El Daily Mail y Russia Today ya tenían su pieza en línea. Se había convertido en viral y yo era como un moderno don Quijote nerd luchando contra molinos". La bola no dejó de crecer, explica, porque al verlo en la prensa internacional otros medios españoles la reprodujeron, incluidas televisiones como Cuatro o Telecinco, sin contrastar para nada la información. "Hurra por todos los medios que copiaron la copia de la noticia falsa y no contrastaron sus fuentes", escribe Ripollés.

Por rocambolesco que parezca, ésta es la dinámica que siguen muchas historias en los medios, especialmente cuando se trata de temas científicos en los que no hay redactores especializados. La queja de Ripollés es especialmente amarga porque, como él explica, en medio del mayor recorte de presupuestos a la ciencia de la historia de España su equipo se ha esforzado por publicar un estudio en una revista de calidad. "Después de más de dos años", se queja, "veo que el trabajo de un montón de gente se ha hecho pedazos por culpa del mal periodismo".

Otro elemento para reflexionar es que el estudio era lo suficientemente interesante sin necesidad de añadir el sexo en el titular, siempre que se explicara bien. Además de que los adultos también sienten placer cuando aprenden palabras nuevas, la idea más potente del estudio es que subyace un componente emocional en el desarrollo del lenguaje y que, evolutivamente, el que el aprendizaje produzca placer puede ayudar a comprender cómo los humanos aprendimos a hablar. Otras hipótesis sitúan esta capacidad exclusivamente en la corteza cerebral, pero el componente de la parte emocional podría ser muy importante. Desgraciadamente, todos estos matices pasaron desapercibidos esta vez y - llevados por la emoción precisamente- los medios tuvimos un sonado 'gatillazo'. Otra vez será.

Referencias: The Role of Reward in Word Learning and Its Implications for Language Acquisition (Current Biology) DOI: 10.1016/j.cub.2014.09.044| Sex, words and Rock&Roll? Not at all, just bad journalism (Pablo Ripollés)

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Historia original: Yahoo España