Revierten el pico de embriones de pollo en hocicos de dinosaurio

Simplemente modificando las proteínas generadas por dos genes, investigadores crean embriones de dino-pollo

Cráneos de pollo (izqda), caimán (dcha) y el del experimento (medio). (Crédito: LiveScience).
Cráneos de pollo (izqda), caimán (dcha) y el del experimento (medio). (Crédito: LiveScience).

Hace unos 65 millones de años, cuando la era de los dinosaurios llegó a su fin abruptamente con el impacto del asteroide de Chicxulub, en realidad no todos los saurios desaparecieron. Los pájaros, o dinosaurios aviares, siguen presentes hoy en día en todos los continentes y existen al menos el doble de especies de aves que de mamíferos. El vínculo entre estas criaturas emplumadas del presente y sus predecesores está tan presente, que un reciente estudio genético acaba de convertir el pico de unos embriones de pollos, en un hocico similar al de los extintos Velociraptores.

Bhart-Anjan Bhullar es un paleontólogo y biólogo del desarrollo de la Universidad de Yale que estudia el modo en que las aves desarrollaron el pico a partir de unos pequeños huesos presentes en la punta del maxilar superior de la mayoría de los animales, llamados premaxilares. Segím Bhullar, el pico es una parte crucial del sistema alimentario del ave, y es además el componente del esqueleto que más se ha diversificado. Las diferencias entre los picos de los flamencos, loros, halcones, pelícanos y colibríes dan buena cuenta de esta extrema y radical diversificación y especialización.

Sin embargo, hasta el momento se han realizado pocos trabajos en anatomía sobre qué es exactamente un pico y sobre el modo en que aparecieron, bien sea evolutivamente o desde el punto de vista del desarrollo. Para aprender más sobre este asunto de la evolución del pico, Bhullar y su colega (también biólogo del desarrollo) Arkhat Abzhanov de la Universidad de Harvard, han conseguido revertir el pico de unos embriones de pollo hasta convertirlos en un hocico más próximo al de un Velociraptor o un Archaeopteryx que al de un ave.

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Representación artística de un dinosaurio no aviar (izqda) llamado Anchiornis, y de una primitiva ave moderna llamada tinamou (dcha), en el que los picos aparecen transparentes para poder observar la evolución de los premaxilares. (Crédito: LiveScience).
Representación artística de un dinosaurio no aviar (izqda) llamado Anchiornis, y de una primitiva ave moderna llamada tinamou (dcha), en el que los picos aparecen transparentes para poder observar la evolución de los premaxilares. (Crédito: LiveScience).

Para el trabajo, los investigadores analizaron primero los esqueletos de aves modernas, pájaros extintos, dinosaurios extintos y de reptiles modernos lo más cercano evolutivamente posible a las aves. Su intención era deducir el modo en que la anatomía de los ancestros de las aves fue cambiando con el tiempo hasta la aparición del pico, que como comentamos antes surgió de la elongación y fusión de los huesos premaxilares. Tras eso, los investigadores buscaron en las aves los cambios genéticos relacionados con esos cambios anatómicos y los compararon con la actividad genética vista en embriones de emúes, caimanes, lagartos y tortugas.

Esto les permitió centrarse en dos genes que ayudan a controlar el desarrollo de la parte media de la cara. Finalmente desarrollaron moléculas que lograban suprimir la actividad de las proteínas que producían estos dos genes, lo cual llevo a que los embriones de pollo desarrollaran hocicos córneos que recordaban a los de sus ancestros los dinosaurios.

Si se están preguntando si las aves experimentales llegaron a eclosionar, la respuesta es no. Bhullar afirma que podrían haberlo hecho, y que probablemente no habrían tenido problemas, pero en lo único en lo que estaban interesados era en la evolución del pico y no en traer al mundo un dino-pollo.

El trabajo de Bhullar, Abzhanov et al se publicó en la edición online de la revista Evolution el 12 de mayo de 2015.

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