Por qué la siesta de 'pijama y orinal' es buena para tu cerebro

Una prueba con voluntarios muestra que una siesta de más de hora y media puede mejorar el rendimiento cerebral hasta un 20%. No solo es bueno dormir para consolidar lo aprendido, aseguran los autores, este estudio demuestra que también necesitamos dormir antes de aprender.

Imagen: Gonzalo Malpartida (Flickr, CC)
Imagen: Gonzalo Malpartida (Flickr, CC)

Que los pequeños periodos de sueño son buenos para consolidar la memoria es algo que está comprobado hace tiempo. De alguna manera, dicen los neurocientíficos, nuestro cerebro aprovecha la actividad del sueño para consolidar nuestros recuerdos en el hipocampo y que al despertar hayan quedado incorporados a nuestro sistema. Pero el trabajo que ha presentado hace unos días Axel Mecklinger, de la Universidad del Sarre, en Alemania, ofrece una nueva sorpresa y da la vuelta a la tortilla: resulta que dormir antes de aprender algo es igual de beneficioso y mejora el rendimiento de nuestro cerebro de manera espectacular.

Para su estudio, publicado en la revista Neurobiology of Learning and Memory, los científicos contaron con la participación de 44 voluntarios (27 mujeres y 17 hombres) a los que sometieron a diversas pruebas. La primera fue memorizar 100 caras y nombres y comprobar qué tasa de acierto tenían y a continuación se les dividió en dos grupos. Al primero se les dejó viendo una película en DVD y al segundo se les pidió que se echaran una siesta de 1 hora y 40 minutos en las instalaciones del laboratorio mientras medían su actividad cerebral. Al terminar, ambos grupos fueron sometidos a una nueva prueba de memorización de caras y nombres, pero esta vez los resultados fueron muy diferentes.

El primer descubrimiento interesante, tal y como relatan en Livescience, es que la capacidad de memorizar va disminuyendo a lo largo del día en las personas que no se echan una siesta. Los voluntarios que no durmieron tuvieron resultados un 12% peores en las pruebas de por la tarde respecto a la mañana. Los que habían dormido, sin embargo, no solo no empeoraron sus resultados sino que los mejoraron: sus respuestas contenían un 10% más de aciertos tras la siesta que en las pruebas matinales. Sumando las diferencias, resumen los autores del estudio, el rendimiento de los que se echaron la siesta fue un 20% superior.

Otro de los resultados interesantes tiene que ver con la actividad cerebral de los voluntarios que durmieron la siesta. La actividad sincronizada del cerebro se divide en pequeños tramos durante el suelo no REM y aquellos que tenían más pequeños intervalos tenían resultados mejores dentro del mismo grupo. Los científicos sospechan que este patrón tiene que ver con la consolidación de los recuerdos en el hipocampo y contienen la clave que mejora el rendimiento cerebral. "Es como limpiar la carpeta de entrada de tu correo para poder recibir correos al día siguiente", asegura Matthew Walker, coautor del estudio y profesor de neurociencia en la Universidad de Berkeley.

El conocimiento de estos procesos podría ayudar a comprender el deterioro cognitivo que se produce con la edad (podría ser que el sueño tuviera menos cantidad de estos patrones asociados a la consolidación de recuerdos) y algunos problemas de aprendizaje asociados a conductas del sueño. Los autores han comprobado que el mayor número de ciclos de consolidación aparecen durante las últimas fases del sueño, que son las que interrumpe cada día nuestro despertador. "En algún momento entre nuestra infancia y la edad adulta olvidamos que el sueño es útil", asegura Walker. "El sueño está haciendo algo muy beneficioso para aprender y memorizar. Creo que será muy bueno para nuestra sociedad dejar de pensar en el sueño como un lujo y asumir que es una necesidad biológica".

Referencia: Nap sleep preserves associative but not item memory performance (Neurobiology of Learning and Memory)