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Los lémures que comen fruta tiene mejor memoria

¿Por qué se dedica tanto tiempo a investigar las capacidades cognitivas – la inteligencia, en resumen – de los primates? En gran medida porque, para entender cómo funciona el cerebro humano, necesitamos comprender a nuestros primos evolutivos. Y nada mejor que empezar por los más alejados de estos primos, los lémures.

En un artículo reciente se estudian las capacidades de varias especies de este tipo de primate, centrándose en una de las cuestiones más importantes para un animal en su medio natural: su capacidad para encontrar comida. ¿Muestran las mismas competencias todos los animales? ¿O depende de su dieta, como pensaban los científicos?

El factor dieta puede parecer poco importante. Qué más dará lo que coman los animales. El asunto no está tanto en de qué se alimentan – es decir, nada que ver con que unos alimentos “mejoren” la inteligencia ni nada similar – si no las estrategias a las que obliga cada comida.

Cuando un animal tiene como fuente principal de alimento un recurso temporal como puede ser la fruta, que no está disponible durante todo el año, necesita una mejor memoria. Las plantas ofrecen frutos sólo durante una parte del año. Y al año siguiente, otra vez y en la misma localización. Ser capaz de recordar estas cosas puede suponer la diferencia entre sobrevivir o no hacerlo.

Para demostrar esta hipótesis, los científicos diseñaron tres pruebas. En todas ellas se utilizaron individuos de cinco especies distintas. Dos de ellas se alimentan de frutos, tanto el lémur rufo rojo (Varecia rubra) como el rufo blanco y negro (Varecia variegata). La tercera especie, el sifaca de Coquerel (Propithecus coquereli) tiene como alimento principal las hojas de los árboles. Las dos especies restantes, el lémur mangosta (Eulemur mongoz) y el lémur de cola anillada (Lemur catta), tienen una dieta mixta, formada por un poco de todo lo que encuentran: frutas como los rufos y hojas como los sifacas, pero también néctar e incluso flores enteras, o los insectos que se encuentran en las plantas.

Los animales que se estudiaron vivían todos en cautividad. A nivel científico, esto tiene una parte positiva y otra negativa. La positiva es que se puede saber que las estrategias son innatas, ya que los animales cautivos no necesitan aprender estas técnicas para sobrevivir pues los alimentan. La negativa es que extrapolar los resultados no es totalmente fiable, aunque sí en gran medida.

Es importante explicar por qué no pueden realizarse estos experimentos en poblaciones salvajes. Porque la razón principal no son los costes, ni la dificultad de capturar, trabajar y después liberar a los animales. De las 101 especies de lémur que existen en el planeta, todas ellas de Madagascar, el 90% están seriamente amenazadas de extinción. De hecho, se ha puesto en marcha un plan para protegerlas.

El primer experimento era muy sencillo. En una estructura se guardaba comida en un escondite, y se dejaba a los lémures vagar por el recinto en libertad hasta que la encontraban. Una semana más tarde se los devolvía y se comprobaba si recordaban el lugar o volvían a dar vueltas hasta que lo encontraban. Los lémures rufos, los de ambas especies, eran los que mejor recordaban la localización.

Pero ¿recordaban el lugar, o simplemente el camino recorrido? Esto es, ¿reconocían el entorno, o recordaban los giros que habían realizado por un laberinto marcado? Para comprobarlo, crearon una estructura simétrica. El recorrido tenía dos salidas, una a la derecha y otra a la izquierda. Y el escondite siempre estaba en el mismo lugar.

En la primera ocasión, partían de una salida determinada, y se les dejaba encontrar la comida. La segunda vez se cambiaba de salida. Y de nuevo los frugívoros, los lémures rufos, eran los que mejores resultados tenían. Daba igual de dónde partiesen, se dirigían directamente a las fuentes de comida. Reconocían el entorno.

El tercer experimento complicaba un poco las cosas. Ahora las fuentes de comida eran múltiples, ocho en concreto. La mitad con comida, y la otra mitad sin ella. Y se trataba de cajas abiertas, que rápidamente podían localizar. En una segunda sesión, las cajas estaban en el mismo lugar pero tapadas, y todas ellas contenían comida. De nuevo, los primates que se alimentan de frutos corrieron a destapar las cajas que en el primer experimento tuvieron comida.

Con este trabajo en tres partes los científicos han podido demostrar que los lémures que se alimentan de fruta tienen mejor memoria visual que los que no dependen tanto de alimentos de temporada. Lo que no han podido deducir es qué es la causa y qué la consecuencia. Si el alimentarse de fruta obliga a que tengan mejor memoria, o es el hecho de tener mejor memoria lo que les permite alimentarse de fruta.

Fuente: Yahoo España/Los lémures que comen fruta tiene mejor memoria