Las plantas también son fumadoras pasivas

Los vegetales pueden absorber nicotina tanto del aire como del suelo, acumulando este tóxico en sus tejidos

Menta piperita - en inglés pippermint -, una de las especies empleadas en el estudio.
Menta piperita - en inglés pippermint -, una de las especies empleadas en el estudio.

Si a cualquiera nos ofrecen una infusión con un toque extra de nicotina, o las especies de la comida, no nos resultaría demasiado apetecible. Pero la realidad es que muchas lo tienen, tal y como se explica en un artículo reciente. Y esa nicotina está ahí porque las plantas también son “fumadoras pasivas”. O porque lo absorben por las raíces, desde un suelo contaminado.

En muchos casos, y este es uno de ellos, conviene explicar de dónde han sacado los investigadores la idea para su estudio. Cómo han llegado a preguntarse cuánta nicotina tienen ciertas plantas que se utilizan para comida, y de dónde la sacan.

La nicotina es un alcaloide natural, una sustancia que algunas plantas generan en sus tejidos. Y lo hacen para protegerse de los insectos. Es decir, es un insecticida natural. Y como ocurre muchas veces, esto ha servido de inspiración para crear plaguicidas artificiales con los que tratar los cultivos.

O al menos así era hasta 2009, cuando se prohibió su uso en la Unión Europea. Básicamente porque además de acabar con los insectos, tenía efectos negativos en los seres humanos y el ganado.

Pasado cierto tiempo, los seis años desde que los prohibieron, hacía falta comprobar si la decisión había servido de algo. Vaya, analizar las plantas para comprobar que ya no tenían el tóxico. Pero sí que la tenían, en concentraciones difíciles de explicar.

Así que, ¿se seguían utilizando estos insecticidas a pesar de estar prohibidos, o había otra explicación? Para comprobarlo, los científicos llevaron a cabo dos experimentos distintos pero complementarios.

El primero consistió en “fumigar” las plantas con humo de tabaco. Esto es, se “echaba” sobre las plantas lo que en inglés se denomina “humo de segunda mano”. Alguien fumaba, sacaba el humo a un contenedor, y de éste se echaba a las plantas.

Para el segundo experimento, simplemente se cultivaron especies de interés comercial – principalmente Mentha x piperita, que se utiliza como especia y para infusiones – en terrenos con alto contenido en nicotina.

El resultado en ambos casos era muy claro. Las concentraciones, la cantidad de nicotina en tejidos de las plantas, era muy superior a lo que se podía esperar. Las plantas recogían este tóxico, tanto en forma de humo como disuelto en el suelo.

La buena noticia es que, al cabo de un tiempo, la cantidad de alcaloide iba disminuyendo. La planta recoge el tóxico por las raíces, y lo va procesando y degradando en las hojas. Se autodepura, por decirlo de alguna manera.

Pero también hay una noticia no tan buena, aunque no llega a ser mala. Este estudio demuestra que si plantamos en el mismo suelo – lo que se conoce como rotación de cultivos – dos especies, una puede recoger de la otra ciertos compuestos. Algunos pueden ser interesantes, pero otros no tanto. Así que habrá que seguir investigando.

TE PUEDE INTERESAR: