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Imaginen un arca de Noé espacial para viajar a las estrellas

Se hace llamar “Icarus Interstellar”, es una fundación creada en Alaska en febrero de 2009 y su sorprendente objetivo es conseguir realizar viajes interestelares antes de que acabe este siglo. En su propio escudo, con clara inspiración trekkie, se puede leer la inscripción: “Prosperidad en la Tierra y en el espacio: Vuelo interestelar antes de 2100”… Ahí es nada.

Durante estos últimos años ya han pasado por este blog de Yahoo algunos de los proyectos espaciales más inverosímiles que se puedan imaginar. Misiones para rescatar asteroides, naves impulsadas a vela, barcos espaciales para surcar los mares de Titán… Este que escribe, que ya va teniendo callo en esto de lidiar con proyectos extraños, saca a relucir su vena escéptica cada vez que oye hablar de alguno de estos sueños de ciencia ficción y advierte que, en realidad, la inmensa mayoría de estas ideas y conceptos finalmente terminan reducidos a nada.

Sin embargo, este proyecto Icarus Interstellar está llamando cada vez más la atención de los medios de comunicación e incluso algunos medianamente rigurosos como The Times le están dedicando tiempo y espacio en su sección de Ciencia… Eso sí, tal y como hemos aprendido con la tomadura de pelo llamada Mars One, que una misión aparezca en la prensa no significa que sea seria o simplemente realizable.

Así que, lo mejor será que le echemos un vistazo a este nuevo sueño estelar para comprobar hasta qué punto debemos tomarlo en consideración…

En primer lugar debemos decir que este Proyecto Icarus es heredero directo de otro plan anterior, denominado Proyecto Daedalus, que tuvo lugar entre los años 1973 y 1978 y realizado por científicos de la Sociedad Interplanetaria Británica. Hay que recalcar que su objetivo era principalmente teórico y consistía en el diseño de una nave interestelar capaz de alcanzar la estrella Barnard, situada aproximadamente a 5,9 años luz de distancia de la Tierra en un viaje asumible para un ser humano durante su vida.

Para ello necesitarían idear un sinfín de tecnologías y nuevos conceptos espaciales que incluían el desarrollo de un motor de fusión que permitiera alcanzar el 10% de la velocidad de la luz, lo que permitiría llegar a la estrella en un trayecto figurado que duraría unos 50 o 60 años.

Como estamos comprobando, estas misiones son en realidad estudios conceptuales y teóricos. El tema parece ya más claro y, a pesar de que algunos medios de comunicación (y sobre todo webs pseudocientíficas) están presentando este tipo de proyectos como futuras misiones reales, lo que en realidad busca el proyecto Ícarus es plantear desafíos y buscar soluciones teóricas a esos retos espaciales.

En este caso, el Icarus ha tomado como base la nave espacial diseñada en los años ’70 por su antecesor Daedalus y la ha adaptado a las nuevas tecnologías y conocimientos, marcándose un plazo de casi un siglo para investigar, estudiar y analizar la posibilidad de realizar un verdadero viaje interestelar.

Para ello, Icarus Interestellar ha organizado a docenas de científicos e ingenieros en diversos proyectos que investigarían los diferentes ámbitos que abarcaría un viaje de estas características.

Así podemos encontrar el Proyecto Hyperion, llevado a cabo por la Universidad Técnica de Munich y dedicado al estudio de la viabilidad de un viaje tripulado por seres humanos, planes de vuelo y ergonomía de la nave para adaptarla a las diferentes necesidades. El Proyecto Forward, en honor del fallecido ingeniero Robert Forward, que estudiaría las diferentes formas de propulsión de la nave espacial.

Y sobre todo destaca el Proyecto Persephone, una de las secciones de Icarus que estudiará arquitecturas, diseños y tecnologías de naves espaciales capaces de albergar y desarrollar vida en su interior. Un tema fascinante que muchos han calificado como “Arca de Noé espacial” y que será fundamental si se quiere conseguir un viaje espacial que dure varias décadas.

Por supuesto todo esto suena a ciencia ficción y es, hoy por hoy, inasumible por ninguna de las Agencias Espaciales. Sin embargo, hay que mirar el proyecto en su debida perspectiva y considerar que estos estudios teóricos podrían traer consigo algún avance o tecnología que nos cambiara la vida.

Si alguno de ustedes cree que todo esto es perder el tiempo, que diseñar, estudiar y planificar un viaje a las estrellas es como un saco roto, quizá esté en lo cierto…

Pero, imaginen que tan solo una de estas alocadas ideas se termina por hacer realidad. Quizá una nueva forma de energía sostenible, quizá una avanzada tecnología de transporte o comunicación, un veloz motor impulsor con coste asumible o quizá solamente un sorprendente avance en biología aplicable a la medicina o a alguna enfermedad mortal…

Al fin y al cabo, piensen en cómo era el mundo hace tan solo unas décadas… En los años ’80 nadie hubiera imaginado que nuestra vida iba a cambiar por cosas tan aparentemente insignificantes como un pequeño teléfono móvil o una conexión a Internet…

Por las razones económicas y políticas que todos conocemos, lo más probable es que jamás lleguemos a ver cómo algo así se hace realidad, no veremos al ser humano viajar a las estrellas, pero… ¿Quién sabe si alguno de entre ese puñado de científicos o alguno de esos cientos de estudios fantasiosos nos revela un día una nueva tecnología que lo cambie todo?

Publicado originalmente en Astronomía para terrícolas.

Más información:

The Times “Space ark will save man from a dying planet

Blog del Proyecto Icarus Interstellar

Blog oficial del Proyecto Persephone