Hola, enhorabuena, ha ganado usted el Premio Nobel y no, no es una broma

Para la Academia Sueca de las Ciencias a menudo el trabajo más duro consiste en convencer al galardonado de que la llamada no es una broma

Medalla del Premio Nobel de la Paz.
Medalla del Premio Nobel de la Paz.

En la semana de los Premios Nobel, me he topado con un artículo maravilloso de Ben Cohen para el Wall Street Journal sobre un aspecto del más prestigioso de los galardones sobre el nunca me había detenido a pensar: cómo convence el jurado al ganador de que es él quien se ha llevado el Nobel. La tarea no resulta tan sencilla como parece, ya que la primera pregunta que suelen hacer los galardonados al recibir la llamada (a menudo a horas intempestivas) de un desconocido con acento sueco es: ¿es una broma, verdad?

En efecto, la organización de los Premios Nobel de ciencia, que corre a cargo de la Real Academia Sueca de las Ciencias, tiene tan asumido que al otro lado de la línea hay un científico escéptico que no se cree lo que le están comunicando, que incluso cuentan con protocolos no oficiales para resolver sus dudas. Cuando un científico recibe la noticia que le cambia la vida de cabo a rabo, lo primero que escucha es una voz calmada con acento sueco que le dice hola. Tras eso le comunican que acaba de recibir el galardón y ahí pueden comenzar los problemas.

Al parecer hay científicos que no necesitan ninguna prueba en absoluto. Se ve que internamente saben que ese es día que se reúne el jurado, y que su nombre aparece en las quinielas, por lo que la simple llamada con acento sueco les alegra el día. Sin embargo lo natural es que su primera reacción sea la de preguntar ¿me está tomando el pelo? Cuando esto sucede, lo habitual es que el representante de la organización que hace la llamada requiera la ayuda de alguno de los miembros del jurado, a menudo científicos reconocidos que conocen personalmente al flamante ganador. En esos casos, un simple saludo y enhorabuena de la familiar voz de un viejo amigo basta para convencer a los incrédulos.

El artículo de Cohen para el WSJ está plagado de ejemplos de uno y otro tipo. Por ejemplo el biólogo de la Universidad de Berkeley Randy Schekman, ganador del Nobel en 2013, afirmó habérselo creído tras recibir una llamada a la 1:20 de la mañana a la que contestó su mujer, que se giró para espetarle abruptamente: "¡Esto es!" Schelkman dijo no necesitar más prueba, pero aún así la voz al otro lado le aseguró que la llamada no se trataba de una broma.

El científico japonés Satoshi Omura habla por teléfono mientras atiende a los medios tras ganar el Nobel de Medicina 2015, en la Universidad Kitasato de Tokio. EFE
El científico japonés Satoshi Omura habla por teléfono mientras atiende a los medios tras ganar el Nobel de Medicina 2015, en la Universidad Kitasato de Tokio. EFE

Otros científicos en cambio, como el bioquímico William C. Campbell que ganó el Nobel en medicina compartido el pasado lunes, respondió a la comunicación con un: "debe usted estar de broma". Como buen científico, Campbell exigió inmediatamente pruebas que verificaran la noticia, porque simplemente le parecía imposible. En 2009 el biólogo de la Universidad de Cambridge Venkatraman Ramakrishnan ganó el Nobel de Química. Por alguna razón se había olvidado de que ese día se reunía el jurado para decidir el ganador, y además tal y como reconoció, ni siquiera aunque hubiese recordado la fecha habría pensado en si mismo como posible galardonado. De hecho aquel día su única preocupación era arreglar un pinchazo en la bicicleta con la que se desplazaba habitualmente a trabajar. Por ello, cuando recibió la llamada so mostró suspicaz, y creyó que se trataba de una broma.

Hay una explicación para que muchos científicos duden cuando reciben la noticia. Al contrario que otros premios como los Princesa de Asturias, todo en torno al Nobel es secreto. Las deliberaciones se llevan con el mayor de los sigilos, no hay lista pública de nominados y las llamadas suelen llegar sin previo aviso y habitualmente a horas intempestivas (según la franja horaria en la que viva el premiado). Hay que tener en cuenta que el ganador se decide la misma mañana en que se anuncia el Premio y además, no hay manera de anticipar lo que cada comité reconocerá cada año, bien sea un logro reciente o uno que sucedió hace décadas.

Por todo ello, muchos premiados afirman no terminar de creérselo del todo hasta que no se sientan frente al ordenador, teclean su nombre en Google y ven aparecer en la pantalla noticias referidas al premio provenientes de todos los rincones del globo y en todos los idiomas.

[Relacionado: Cinco logros (perdón, cuatro) que no han conseguido aun el Nobel]

Me enteré leyendo Is Your Refrigerator Running? No, Really, You Won a Nobel Prize (The Wall Street Journal).